ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Zoido: da con la tecla, hijo

Los sevillanos del grupo Mediodía gustaban llamar «mitin literario» a sus tenidas líricas. En uno de estos mítines literarios, Ramón Gómez de la Serna puso materialmente un huevo sobre el sillón de orador del Ateneo, al pie de la Minerva. Y como un libro dice la editora Rosa G. Perea, con palabras de su madre, que no es un huevo que se echa a freír, antier noche organizó Jirones de Azul un mitin literario para presentar la biografía de Zoido que ha escrito mi dilecto Carlos Navarro Antolín. Total, todo queda entre curiales: «El Fiscal» de Diario de Sevilla presentaba la biografía del juez Zoido.
Dijo mi gatuna amiga Rosa G. Perea que Sevilla es una ciudad poliédrica. El maestro don Manuel Olivencia, que estaba a mi lado, me dio el trabajo hecho: «Completamente poliédrica, ¿será por caras?» Y cuando vi en el Hotel NH Convenciones una serie de ellas que hasta ayer por la mañana iban de agradadores del PSOE, me acordé de Cervantes: «Estas son las luminarias del triunfo». ¡No se orientan pronto ni ná los giraldillos particulares de los caras de la poliédrica Sevilla conforme a los vientos que soplan!
Carlos Navarro resumió varias de las dorsianas anécdotas en forma de categoría que componen su libro, vero retrato de Zoido. Como cuando fue a ver a la chirigota de los famosos de Sevilla en el Teatro Falla y le dijo una gaditana que acababa de conocerlo, Cádiz tuvo que ser: «Hay que ver cómo es este hombre. Si es que no parece del PP...»
Pues no, por eso quizá llegue a alcalde de una Sevilla poliédrica y harta de coles, que está pidiendo a gritos quien dé con la tecla de lo que necesita la ciudad. Carlos Navarro explicó la experiencia de Zoido en dar con la tecla. Contó que cuando Juan Ignacio era joven juez en Utrera, uno de los veteranos oficiales del juzgado mecanografiaba la toma de declaraciones de acusados y testigos con una vieja Hispano Olivetti en la que un día dejó de funcionar la tecla de la A. Con el paso de los días, Zoido le pidió que cambiara la vieja Léxicon 80 por una nueva. Pero el oficial, ya metido en años, se resistió como si el cambio fuera la revolución industrial: «Usted no se preocupe, don Juan Ignacio, que los fiscales entienden los textos». Hasta que llegó un informe de queja porque en ningún escrito del juzgado de Utrera aparecía la letra A. Zoido no tuvo más remedio que actuar de tapadillo, esconderle la máquina vieja y ponerle una nueva. Su sorpresa fue que el oficial se presentó en su despacho con el carrito de la máquina, pero sin Olivetti, como protesta: «Usted verá dónde la ha escondido, don Juan Ignacio, pero yo sin mi Léxicon no escribo». Oliéndose el percal, Zoido apostó por localizar al delegado de Olivetti y consiguió que le arreglaran la tecla A. El oficial emitió entonces su particular sentencia: «Gracias, don Juan Ignacio. Si yo sabía que usted esto lo arreglaba...»
A la máquina de nuestra ciudad (y le pongo la moraleja a la fábula contada por Navarro Antolín) se le ha roto una tecla: la tecla S de Sevilla. Tras grandes despilfarros, están consiguiendo que Sevilla no se parezca para nada a Sevilla. Como a la máquina de Sevilla le falta la S, han conseguido que la ciudad simpática sea la capital incomodísima. ¿Quién puede arreglarlo? ¿Quién puede amnistiar a Sevilla, por ejemplo, del Plan Centro? Pues Zoido. El que dio en Utrera con la tecla de la A, seguro que da en Sevilla con la tecla de la S. Yo le pido Al Que han puesto en San Lorenzo tras una mampara que Zoido dé con la tecla de Sevilla.

 

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