ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La verdad es que...

Igual que existe una Real Academia Española que le da esplendor, hay una Pasarela Cibeles de la Lengua que la tiene siempre a la última moda. Hay palabras que se ponen de moda, muchas de ellas espantosas, como eso de «verbalizar» que dicen ahora tanto los tertulianos y que habré de explicarles cuando concluya ahora en junio, a ver si apruebo, mi Segundo Curso de Tertulianés. Y también hay expresiones coloquiales que se ponen de moda, que hacen furor y luego quedan olvidadas. ¿Se acuerdan del «a nivel»? A muchos no se les caía de la boca. Hablaba un dirigente vecinal y decía: «Queremos que mejoren el alumbrado a nivel de barrio». Y el estudiante: «No sólo es un problema a nivel de curso, es a nivel de Facultad». Si no sustituías las preposiciones por el correspondiente y pedantuelo «a nivel», ni estabas a la moda ni nada.

Cuando cayó en desuso «a nivel» vino «lo que es». Tan superfluo y poco significante como el «a nivel». Advertí la moda en una tata que le decía a la dueña de la casa:

—Señora, ¿le cuelgo lo que es la falda en lo que es el armario, o se la dejo en lo que es la butaca para que la guarde usted en lo que es el vestidor, donde está lo que es la ropa de invierno?

El «lo que es», adherencia no significante que hizo furor, también pasó de moda. Ahora lo que se lleva muchísimo es iniciar toda frase con una expresión menos significante todavía: «La verdad es que...» Lo he advertido en las retransmisiones de las corridas de San Isidro por televisión. En las entrevistas previas a los toreros en el patio de cuadrillas, todos empezaban con el remoquete dichoso:

—La verdad es que Madrid es la primera plaza del mundo e impone mucho...

—La verdad es que vengo dispuesto a triunfar...

La verdad es que si suprimimos ese remoquete de «la verdad es que», decimos exactamente lo mismo. ¿No hay que ahorrar, porque estamos en crisis? Ahorremos al menos saliva en estas modas horrendas de repetir remoquetes no significantes. «Dicho lo cual» (como aprendí al aprobar con nota Primero de Tertulianés), la verdad es que ante tanta mentira como nos rodea, conviene quizá resaltar un bien escaso como es la verdad. Siguiendo, pues, las divinas enseñanzas de los dictados de la moda, nos atrevemos a decir:

La verdad es que las lágrimas de Carmen Chacón sonaban a falsas, a guión escrito por su marido, a paripé de la que da un paso atrás ahora para poder darlo luego adelante como rueda de repuesto, cuando se produzca con el pinchazo de Rubalcaba en el segundo batacazo del PSOE.

La verdad es que no me explico que todos contra el PP y nadie contra Bildu; el PSOE de Andalucía le pide a Rubalcaba que frene al PP; el primer objetivo de IU en Extremadura es que no gobierne el PP como lista más votada; en cambio nadie se preocupa de frenar a los proetarras de Bildu, ni de impedir que Bildu gobierne nada, aunque sea la lista más votada.

La verdad es que no sólo tenía razón el otro con lo que dijo, sino que lo han aplicado: «Si de la derrota del PSOE tiene la culpa la crisis, que dimita la crisis».

La verdad es que se puede comer pepino español para demostrar a los alemanes que no matan, como Fraga se bañó en Palomares tras la bomba, pero la consejera de Agricultura de Andalucía es que devoraba el pepino, qué ansia comiéndose el pepino, con lo feo que suena eso, Dios mío de mi alma...

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