ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Con nuestro IBI

Hoy es el día fiscalmente más negro de todo el calendario. Yo sé por qué ayer las cornetas evocaban en lo alto de la Giralda las famosas lágrimas de San Pedro. ¿Ustedes saben por qué San Pedro se hartó de llorar? ¿Porque negó por tres veces a Cristo en menos que canta un gallo y luego se arrepintió? No. San Pedro se pegó esa jartá de llorar, como una Magdalena (Sisto), porque sabía que al día siguiente de su santo tenía el hombre que pagar la renta y tenía que pagar el IBI, y encima las dos cosas en el mismo día. Con lo largo que es el año, ¿no podían haber puesto otra fecha para el IRPF u otra fecha para el primer semestre del IBI, de modo que no coincidieran en el mismo día las dos estocás fiscales hasta la bola? Mucho hablar de la Cuesta de Enero como almanaque de los tiesos, pero yo creo que este final de junio es peor todavía, con esas dos siglas espantosas: IRPF e IBI.

Pero este año, al menos, tenemos la esperanza de que el IBI cuyo primer plazo anual pagamos con tantas fatiguitas en este 30 de junio, no sirva ya para que el Ayuntamiento tire el dinero. Porque conviene recordarlo, para que no volvamos ni vuelvan a las andadas:

Con nuestro IBI levantaron las setas de La Encarnación, que no hacían falta ninguna y que ya hasta se están descascarillando, y que no sirven más que para refugio de la chusma.

Con nuestro IBI talaron todos los árboles de la Avenida para hacerla peatonal, en esta ciudad que padece de dendrofobia y donde hay tanto arboricida.

Con nuestro IBI convirtieron la Puerta Jerez en cualquier cosa menos la Puerta Jerez, con los bancos de Ikea, el muestrario de farolas deshermanadas y la Fuente de las Cagones que plantaron frente a la Fuente de los Meones.

Con nuestro IBI dejaron la Alameda de Hércules que no hay quien la reconozca, donde lo único que se salvó de la quema fueron los Hércules y los Leones, y eso porque se iba a notar demasiado si los quitaban.

Con nuestro IBI desnaturalizaron la cernudiana Plaza del Pan, y le pusieron esas farolas en forma de palmeras o esas palmeras en forma de farolas, que aún no se sabe.

Con nuestro IBI hicieron un tranvía que va de ningún sitio a ninguna parte, y que ahora, además, produce los embotellamientos del siglo en el cruce de Viapol.

Con nuestro IBI hicieron el costosísimo carril bici, con lo fácil que hubiera sido, como en todas las grandes ciudades europeas, pintar simplemente en el suelo unas rayas delimitando un sitio exclusivo para los ciclistas por calzadas y aceras.

Con nuestro IBI se cargaron la calle San Jacinto, que convirtieron en un paseo de acristalados suelos que ya están hechos añicos y con los más absurdos bancos, pues son de Ikea con respaldar de cerámica trianera.

Con nuestro IBI tiraron millones en ponernos cámaras espías para chivarse de los coches que entraban en el paraíso cerrado del Plan Centro.

Con nuestro IBI se hartaron se estrechar aceras y de suprimir aparcamientos porque a mí me da la gana.

Hoy Zoido cobrará por vez primera la morterá del IBI de todos los sevillanos. Un dinero. Y un alivio para las trampas de cazar elefantes que se ha encontrado en el Ayuntamiento. A ver si lo emplea en arreglar colegios y en asuntos necesarios, y no en desfigurar a Sevilla hasta dejarla como un Albacete con armaos.

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