La noche del 22-M, cuando se supo que Zoido había sacado en Sevilla 20 concejales como 20 soles y obtenido mayoría absoluta, yo me comí con papas mi No Passsa Nada. En aquella ocasión, sí había pasado. Los sevillanos, hartos de coles, habían mandado donde se merecían a los del Pacto de Perdedores, dándole bastos a Espadas, su heredero universal en las urnas. Me alegré de haberme equivocado con mi No Passsa Nada el día de las elecciones municipales, y, ya digo, me lo comí con papas.

Ahora he de consignar que tristemente el No Passsa Nada ha vuelto. Más a Andalucía que a Sevilla, más a los pueblos que a la capital, pero ha vuelto. Y esa vuelta la ha puesto más de relieve el contraste con los tres tristes trajes del gachó de Valencia, donde sí ha passsado algo y ha dimitido. Pero eso es en Valencia, que es la tierra de las flores y de Mercadona. En Andalucía y en Sevilla sigue sin pasar nada y sin que nadie dimita ni asuma sus responsabilidades políticas (o penales), ante los levantamientos de alfombra tras el 22-M. Y lo más triste es que nadie se extraña de que no se busquen responsables, que el fiscal no actúe. Si es delito dejarse convidar a tres tristes trajes, ¿qué es entonces dejar de pagar las facturas de los boticarios como hace la Junta, o las de los constructores y adjudicatarios de Obras Públicas? La Cospedal ha llegado a los antiguos virreinatos de Bono y ha descubierto que si bien le dijeron que había una deuda de 700 millones de euros, en el recuento y fórmula de la trampa creo que van ya por los 2.000 y pico de millones. Pero a los que se fueron dejando esa lápida no les pasa nada. Ningún fiscal procesa a quien tiró el dinero de esa forma y dejó estas deudas. Todos se van de rositas.

Como se va de rositas la gerente del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, la de las 20 tarjetas de crédito, 20, que la tía pagaba hasta la peluquería con la Visa del carguete. Como se van de rositas los directivos de Canal Sur que se gastaron 240.000 euros en irse a Las Vegas, pero no las de Las Tres Mil, sino las otras. Como en Sevilla se han ido de rositas los salientes del Ayuntamiento que en seis meses se gastaron el 90 por ciento de todo el presupuesto municipal de 2011. O los que han dejado un agujero de 3 millones en Parques y Jardines. O los que dejaron de pagar facturas...¡en pesetas! ¿Es que aquí nadie es responsable de nada? ¿Es que tirar el dinero de esa forma, derrochar de esa manera, no es un delito? ¿Qué le hacen al consejero delegado que hace tal en una empresa? En la Sociedad Anónima Deportiva del Betis, ya ve usted la que le han liado al ditero de la calle Jabugo.

Y el símbolo perfecto de todo esto tan lamentable puede ser Palomares del Río, donde ha salido elegida alcaldesa mi querida doctora Lola Rodríguez, la mujer del doctor Miguel Ángel Muniain. Lola se ha encontrado al llegar que el Ayuntamiento, con anterior alcalde socialista, debe 18 millones de euros, que no es una deuda de pueblo, sino de gran capital. Y que los salientes pusieron los gastos mensuales en 300.000 euros, cuando los ingresos al mes son de sólo 84.000 euros. ¿Quién gobierna así un Ayuntamiento, Lola? Pero la gente lee esto en el ABC y lo ve como lo más normal del mundo, y no pide la cabeza del anterior alcalde de Palomares ni nada. Ya digo, tras el 22-M aquí nos estamos enterando de las mayores mangoletas y de los mayores despilfarros y nadie es culpable de nada. Consigno, pues, tristemente, que el No Passsa Nada ha vuelto. Los que llevaron a la ruina a España, a Andalucía, a Sevilla y a Palomares, y crearon 5 millones de parados se van de rositas.