ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Luto con olor a cuero

 

YENDO hacia el Muelle de la Sal, donde los barcos pesqueros venían a cargar hielo en el frigorífico de Barrera, la acera de la derecha de la calle Adriano olía a cuero. Del taller de Angelito el Guarnicionero salía un olor a zahones, a collarones, a correajes, a talabarterías de primor. Luego llegabas a la esquina de Valdés Leal y estaba el escaparate de El Caballo, y olía al cuero de aquella silla vaquera perenne de su escaparate, con manta estribera, como esperando que llegara Agustín García Mier desde Jerez para rejonear un toro en puntas. Y más adelante, en los almacenes de las galeras y carros de Aramburu, volvía a oler al cuero de los enganches de los mulos que volvían de la estiba en la colla del muelle. Eso, por no meterte en la calle Castelar y oler a curtiduría antigua en la tienda de Cuenca, donde todos los zapateros remendones de Sevilla se surtían de aquellas puntillitas de hierro tan finas, tan puntiagudas y traicioneras que acababan clavándosenos desde la media suela que ya no podían sostener.

Ha llegado el otoño y al pasar por esa acera del barrio, el viejo olor a cuero de un Arenal de cocheras y caballerizas me ha traído el luto de la memoria de un artesano que nos dejó para siempre en pleno verano, cuando las moñas de jazmines y un correr de las velas para que entre la marea. En verano en Sevilla se muere dos veces. Viene primero la callada muerte que no avisa, que no esperas; pero luego llega, ay, la otra muerte, la del olvido. Casi nadie se entera que te has ido, porque el que no está en los baños anda lejos, de viaje.

Esto le pasó al maestro don Ángel González Mateo, Angelito el Guarnicionero, que se nos fue justo un mes antes de la Virgen de los Reyes y que hasta el último momento, a sus 80 años, estuvo trabajando en su taller de la calle Adriano. Yo, la verdad, con la de veces que le he mentado, no vi la esquela de Angelito el Guarnicionero, por eso faltó en tiempo y forma este gorigori que ahora le dedico con el recuerdo del olor a cuero de sus primorosas artesanías. Pepín Lirola dice que este rociero por los cuatro costados fue el mejor alcalde de carretas que tuvo nunca la Hermandad de Sevilla. Añado que Angelito fue el mejor guarnicionero que tuvo nunca Sevilla, y ahí están sus atalajes para las mulillas de la plaza de los toros, como guarnicionero oficial de la Real Maestranza de Caballería. Nada menos que un artesano orgulloso de su oficio. Angelito una vez le vendió unos zahones a uno de Madrid y le dijo con toda la gracia del barrio: «Con esto va a parecer usted un señorito de toda la vida». Angelito el Guarnicionero era todo un señor artesano, orgulloso de su oficio, en la Sevilla de los señoritos a caballo. Siempre en su sitio, sirviendo a su hermandad baratillera en su devoción a la Virgen de la Caridad; ahí es nada, tenerla como La Vecinita de Frente. Y la entrega a su otra hermandad, el Rocío de Sevilla, en los primeros tiempos duros. Cuando el hermano don José García Méndez colocó en 1952 el retablo de la Virgen en el patio del Salvador, pusieron dentro un pergamino recordatorio para la posteridad con los nombres de los presentes, todos con su don por delante: don Juan Fernández, don Enrique Pardo Peralta, don Aurelio Vázquez Ortega, don Ceferino Salmerón, don Manuel Velasco March, don Diego José Algarín, don José Santos-Toribio... Menos un hermano que puso el suyo sin don y sin apellido, sólo con el orgullo de su oficio: «Angelito el Guarnicionero». Fue como su título nobiliario, ennoblecido por el trabajo, curtido de sevillanía en esta ciudad que dejó, ay, en julio, cuando lo incineraron precisamente donde se retiró del toreo su Curro de su alma: en La Algaba.

 

 

Articulos de días anteriores

Ir a página principal (Inicio) de www.antonioburgos.com

 

Para buscar dentro de El RedCuadro

 
    

 

Correo Correo

Clic para ir a la portada

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio