ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Como llevar una casa

Isabel, la jefa de mi Casa Civil, en quien tengo puestas todas mis complacencias, me repetía una y otra vez ante cada ocurrencia con la que Zapatero llevaba a España mucho más a la ruina:
-- No se dan cuenta, pero gobernar es como llevar una casa. Por eso quien sería buena presidenta del Gobierno sería una señora, un ama de casa. Total, todo consiste en no gastar más de lo que se gana.
No sé si Rajoy escuchó a Isabel cuando fuimos a saludarle en su mitin de cierre de campaña en Sevilla, pero la verdad es que, una de dos: o le ha hecho caso a la jefa de mi Casa Civil o en el debate de investidura ha aplicado algo tan insólito como el sentido común, que es el que ha faltado durante los últimos siete años en la gobernación de España.
-- ¿Por qué no dice usted "gobernanza" en vez de gobernación, como todo el mundo? -
-- Porque soy tan torpe que no he aprobado todavía Primero de Tertulianés, amigo. Además, eso se estudia en el tercero de Bachillerato que por cierto ha anunciado Rajoy.
Me ha encantado, pues, escuchar a Rajoy lo que tanto llevo oído en casa, en ese recital de sentido común que han sido sus intervenciones en la investidura. Rajoy lo ha dicho con esas palabras: gobernar España es como llevar una casa o un comercio, no se puede gastar más de lo que se gana, ni se puede pedir un crédito si no se puede pagar. Su sentido común me ha recordado clásicas frases de la literatura jurídica española, donde en el Derecho Civil se dice que se debe actuar "con la diligencia de un buen padre de familia" y en el Derecho Mercantil, "con la diligencia de un buen comerciante".
-- Y aquí en España nos ha pasado todo lo contrario. Aquí hemos padecido las locuras de un tío que nos ha gobernado con la diligencia...de John Ford con los caballos desbocados, pero sin John Wayne alguno que logre empernacarse sobre ellos y los consiga parar.
Exactamente, con E de Plan E, que fue una de las mayores locuras que se han cometido en el Reino de España, gozosa y orgullosa forma, por cierto, de nombrar a nuestra nación que hasta ahora sólo podía verse en el carné de conducir, pero que Rajoy se hartó de repetir desde la tribuna, al citar por su nombre completo el Plan de Estabilidad que Europa nos exige tras tanto derroche y tanta locura como en la canción de Ana Belén. Como hay que tener memoria, nada de esto me sorprende en este pontevedrés tranquilo, que ha logrado que en su investidura no haya habido esos combates de boxeo verbal, carnaza para las fieras, que tanto en Cádiz dieron que hablar antaño. Ya en septiembre pasado, en una sesión de control al Gobierno del Desastre Nacional de 2008 (sólo comparable al Desastre de 1898, que si en uno perdimos las colonias en el otro hemos perdido hasta el oremus), hizo Rajoy un resumen de cómo se proponía gobernar, en un septenario tan elemental, querido Watson, como necesario:--
1. No engañar.
2. No gobernar con ocurrencias.
3. No generar falsas expectativas.
4. Hacer previsiones razonables de empleo.
5. No gastar lo que no se tiene.
6. Hay que hacer reformas.
7. No gobernar sólo por decreto-ley.
De este septenario, me quedo con el quinto elemento, por aquello de que no hay quinto malo. Igual que a la puerta de los cuarteles pone lo de "Todo por la Patria", a la puerta de todas las dependencias de la Administración hay que poner este letrero: "No gastar lo que no se tiene".

 

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