ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Memoria de RNE

Le advierto que está usted ante un artículo que no trata de las elecciones andaluzas.
-- ¡Qué respiro! Porque las elecciones andaluzas son ya una pesadez. Cuanto más hablan de ellas, más me deprimo.
¡Pues arriba los corazones! Esto no va de elecciones. Pero abróchense los cinturones y permanezcan en sus asientos hasta que el avión (un Henkel o un Junker) haya parado completamente sus motores. Porque esto va de Memoria Histórica. Verán. Una de las cosas que más me gustan de la actual TVE es el anuncio de los 75 años de Radio Nacional de España. Salen en pantalla unos como hombrecitos contemplados en vista cenital, que forman las siglas de la radio que por cierto mejor suena en las aplicaciones de los teléfonos inteligentes, y moviéndose en la pantalla y componiendo y descomponiendo las letras de la emisora dan un mensaje en plan simpático. Desde la primera vez que vi ese anuncio, eché las cuentas: si Radio Nacional celebra sus 75 años, quiere decir que empezó a funcionar en 1937, en plena guerra. ¿Pero dónde, para que lo celebren? ¿En el Madrid republicano del "No pasarán" de La Pasionaria, de las Brigadas Internacionales en la línea de frente del Parque del Oeste y de las sacas de la Cárcel Modelo a Paracuellos? Pues no. Radio Nacional se llama Nacional por lo que se llama; porque fue la emisora que los nacionales crearon en Salamanca en plena guerra, para propaganda de su bando. Dicen que la creó el mismísimo Millán Astray, el fundador de la Legión, el del triste lance con Unamuno en aquella Salamanca, el de "¡Viva la muerte, abajo la inteligencia!". No me lo creo. No me creo que durante el Gobierno de Zapatero se planeara celebrar las bodas de diamante de una radio franquista fundada por Millán Astray.
Lo que sí es cierto es que Radio Nacional surgió en la Salamanca de los nacionales, en el Palacio de Anaya, sede de la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda, de la que dependía, con un emisor de 20 kW marca Telefunken, regalo de la Alemania nazi al nuevo Estado franquista. Fue una radio de guerra que mantuvo ese carácter hasta la restauración de la Monarquía, con su privilegio totalitario de la información nacional e internacional. Las emisoras privadas no podían dar información, y a las dos y media de la tarde y a las diez de la noche debían conectar obligatoriamente con El Parte. Que no era otro que la perpetuación del parte de operaciones de los nacionales en la guerra. El del tararí militar del cornetín de órdenes. El de la fanfarria del toque de llamada de las Ordenanzas de Carlos III que durante muchos años fue su sintonía, alternando con aquella cajita de música con la sonería de la canción popular de "Cuando Fernando VII usaba paletó".
Radio Nacional fue, pues, la emisora del bando vencedor de la guerra y el aparato de propaganda del Estado Nacional Sindicalista tras su victoria. La radio del Régimen. Que se celebren sus 75 años me hace pensar que Radio Nacional es el ninot indultado de la ley de la Memoria Histórica. Por menos se han quitado nombres a las calles, se ha desenterrado el odio de las fosas. Incomprensiblemente celebran los 75 años de aquella radio espantosa de censura y negación de libertades, la que terminaba el obligatorio Parte con un Cualgamuros sonoro: "Gloriosos caídos por Dios y por España. ¡Presentes! ¡Viva Franco, Arriba España!". Y luego, el popurrí de Oriamendi, Cara al Sol y Marcha Real, perfectamente engarzado. Todo esto me llena de perplejidad en una España donde ahora se gastarán otra millonada en desenterrar fosas en Andalucía y donde dicen que no hacen más embalses porque los pantanos son franquistas.

 

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