ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Un balcón cerrado en La Campana

Era de los trianeros que en esta hora de mantillas y ternos negros, Jueves Santo por la mañana, no tenían que guardar cola en la calle Larga para entrar en la capilla de los Marineros a ver a la Más Guapa del Arrabal y Guarda, que se llama como su tía, mujer de un pintor de loza de los alfares: Esperanza. Cuando estaba en la cola para entrar a rezarle a su Virgen y sentir envidia de los que esta noche cruzarían el puente de nazareno con antifaz de terciopelo verde, como él lo cruzaba de muchacho, siempre se le acercaba un oficial de la junta de la hermandad:
-- Pasa por aquí, no está bien que un hermano con un número tan bajo como tú tenga que estar ahí esperando...
¿Qué número tenía en la hermandad? Nunca me lo dijo. Hay un momento en que el hermano de una cofradía presume de tener número bajo, hasta que cumple tantos años que le gustaría en verdad ser uno de los muchachos que el otro día juraron las reglas ante los pasos ya montados. Supongo que tendría, no sé, el 30, el 20. O menos. Nunca lo decía. Con gracia de su barrio por arrobas, cuando salía el tema de la trianera antigüedad en su balcón cofradiero de La Campana, decía:
-- Mira, yo no salgo ya en la Esperanza porque con un número tan bajo, si saliera tenían que quitar al romano del caballo para ponerme a mí...
Tenía más que cumplidos los cincuenta años de hermano. Y en la entrada del paso de su Cristo de las Tres Caídas en La Campana tenía sus mayores momentos de gloria de todo el año. Era de la Esperanza, de su Virgen de la calle Larga, la que estaba en San Jacinto cuando lo hicieron hermano de chico, quizá lo apuntara su tío el alfarero. Pero cuando disfrutaba de verdad era cuando, como una afirmación de su Triana, entraba en La Campana cada madrugada el paso del Cristo de las Tres Caídas. Se había emocionado cuando entraba el Gran Poder, cuando pasaba la Macarena. Pero su gloria estaba en esa entrada de Triana, el izquierdo por delante. Todos sus invitados le dejaban el mejor sitio en el mejor balcón de su casa del mejor cahíz cofradiero:
-- Ahora ponte tú aquí, porque ahí viene ya la cruz de guía de tu Esperanza de Triana.
Y quien le cedía el sitio era, a lo mejor, Juanita Reina; o era Rocío Jurado; o era un diputado a Cortes, o una ministra, o un cura del Opus, en el selecto convite de la Madrugada de aguardiente y pestiños de su casa. Y entraba el Cristo de las Tres Caídas, cuarenta marchas le tocaban al Caballo según las cuentas que en su corazón se echaba en el gozo sin limites de su trianería, que luego derramaba sus lagrimitas al pasar la Esperanza y acordarse de su madre. Y todavía sonaba en la entrada de la calle Sierpes una salve a la Estrella de los Mares en forma de marcha cuando se acercaba a las mentadas y probadas macarenas Doña Juana y Doña Rocío, y con una sonrisa nerviosa y guasona en los labios les decía:
-- Lo siento mucho, pero yo creo mi Caballo de Triana ha entrado en La Campana mucho mejor que vuestro Pilatos.
Y era feliz como un niño, como un viejo niño del Altozano, cuando todos le corroboraban su gozo para sentirse tan Triana en el corazón de Sevilla. Esta Madrugada, en La Campana estará el luto de un balcón cerrado. El balcón del gozo de aquel señor con tanta gracia trianera. Se llamaba José Alonso. Este verano, junto a la mar que soñar suelen los trianeros de río y cucaña, se nos fue, diciendo como siempre que se quería marchar de un sitio: "Ea, ya estoy yo en Triana". Y en la Triana eterna de su balcón cerrado sé que me estará ahora diciendo con su gracia del barrio: "Antonio, hijo, te has pasado conmigo, la gente se va a creer que soy el de tu amigo Jesús Quintero, cuñaaaaao..."


 

Articulos de días anteriores

Ir a página principal (Inicio) de www.antonioburgos.com

 

Para buscar dentro de El RedCuadro

 
    

 

Correo Correo

Clic para ir a la portada

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio