Decía ayer
Andrés Amorós que la Fiesta Nacional lo que necesita es
menos Hemingway y más casta, menos Picasso y más bravura. A
lo que añado que los toros se caen y se rajan seguramente
del susto, cuando ven que ha osado hablar de ellos un
reconocido chufla medio paisano de Simón Casas que se
presentó vestido con un kimono japonés, un antifaz
veneciano, las gafas de La Niña de la Puebla y qué sé yo
cuántas mamarrachadas más. ¿Qué respeto a la Fiesta es esto
de vestirse de máscara para trincar por una conferencia
presuntamente taurina, cuando Los de José y Juan las daban
gratis y además sabiendo de lo que hablaban?
Viendo desde mi abono de sillón de tendido con orejeras la
corrida isidreña que comentaba mi querido Amorós, tomé el
anuario de la Unión de Criadores de Toros de Lidia y hallé
una posible razón de nuestra desventura. Los toros, decían
los carteles, eran de Montalvo. Busqué en el Libro de la
Unión, con su deliciosa portada de un becerrito maravilloso
al que mi nieta Ana llamaría "un toro bebé". Y vi de quién
eran. Los toros de Montalvo no son de Montalvo: son de
Agropecuaria Trespalacios S.L., ¡toma ya! Hombre, a los
montalvos se les cortaban las orejas. ¿Pero cómo no se van a
caer unos toros que parecen de una granja avícola, de una
cosa que se llama Agropecuaria Trespalacios S.L.? Hablamos
de la burbuja inmobiliaria y conectada con ella suele estar
la taurina. Los toros antes eran de don Joaquín Buendía, del
Conde de la Corte, de don Alvaro Domecq, de don Salvador
Guardiola, del Marqués de Villamarta. De señores. Ahora son
de sociedades anónimas o limitadas. Miras el Libro de la
Unión y parece el Registro Mercantil.
Me topé con esta realidad de la cabaña brava en la pasada
Feria de Sevilla. Catalina Luca de Tena me convidó a ver la
corrida de El Ventorrillo, que iban a matar Diego Urdiales,
Iván Fandiño y Jiménez Fortes. Como siempre antes de cada
festejo, me documenté. Y cuando mi editora me preguntó de
quién eran los toros del Ventorrillo, le dije:
-- Pues estos toros son propiedad de una empresa con un
nombre tan torero como Edificaciones Tifan S.L. Yo creo que
es algo...
-- ¿Pero son de Salamanca o de Andalucía?
-- No, son de Pozuelo de Alarcón. La empresa propietaria de
estos toros tiene su domicilio social en un lugar tan
castizo como la calle Copenhague de Pozuelo. Ya lo cantaba
Don Antonio Chacón: "La gran calle Copenhague cómo
reluce/cuando suben y bajan los andaluces".
Así se caen los toros. ¿No se van a caer? Del susto al
Impuesto de Sociedades. Los toros, que no son tontos, no les
sirven a los toreros porque no lucen ya divisas históricas,
sino el CIF de una S.L. Los mangones echando cultura de
peaje al invento para salvarlo, y los ganaderos, mientras,
disfrazándose de Ibex 35... Antes de la tarde de los
Montalvo, San Isidro se abrió con una corrida de
Espectáculos Manchegos, S.L., ojú. Se anuncian corridas
interesantísimas. Miren qué títulos más toreros de
propietarios de vacadas: Medianillos Ganadera S.L.,
Explotaciones Aldea del Conde S.A., Las Ramblas Toros S.L.,
Los Alburejos S.A., Cortijo Juan Vides S.A. Y una que más
que ganadería de bravo parece urbanización de chalés
adosados en la sierra: Los Olivos de Buenavista, S.L. ¿Cómo
van embestir los toros de una sociedad limitada con nombre
de promotora inmobiliaria? Son toros limitados de bravura y
de casta. No hay forma de ponerle la muleta planchada al
paquete de acciones de una S.A. Y si tienen bueno el
derecho, es el derecho... de suscripción en la inminente
ampliación de capital, porque están todas asfixiadas.
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