Zoido puso
de moda la palabra "talento" en su campaña electoral. "El
talento al poder", parecía el lema de Zoido. Y
venturosamente llegó al poder, para alegría de muchos, entre
los que me cuento. Fue por mayoría absoluta. Desmintiendo al
Guerra, lo que parece que no puede ser y es además
imposible, a veces puede ser y es posible. Y viceversa.
Nadie daba un duro por la mayoría absoluta de Zoido y la
sacó. Nadie dudaba de la mayoría absoluta de Arenas, entró
el canguelo en San Telmo, se pusieron a destruir pruebas
como los asesinos torpes de las películas, y ya ven: no la
sacó. No sólo no la sacó, sino que metió a los comunistas en
el perol de la Junta.
Pero íbamos por los talentos. "Talento" viene del latín "talentum",
y éste del griego "tálanton": plato de la balanza, peso.
Talento significa inteligencia, aptitud. Y también moneda de
cuenta de los griegos y romanos. Zoido, al cumplirse un año
de su gobierno municipal, ha cogido el talento famoso de su
campaña y lo ha metido en su etimología griega: ha puesto en
balanza su gestión. Y se ha puesto la máxima nota. Hace bien
el hombre. Si él no se da la máxima nota, ¿quién se la va a
poner? Los defraudados votantes sevillanos que le dieron la
mayoría absoluta, desde luego que no. Y ha añadido, como
disculpándose ante el general mosqueo de sus votantes, en el
habitual complejo de derecha que nos caracteriza: "No hemos
podido hacer más". Esto me suena. Me suena a los toreros que
pegan el mitin y cuando vuelven a la barrera a soltar los
trastos dicen: "Es que el toro no ha servido, no se podía
hacer más".
De los talentos de Zoido, me quedo con la acepción
evangélica: con la parábola de los talentos. Hubo una
parábola electoral de los talentos. Como el amo que en la
parábola evangélica iba a emprender un largo viaje y le
soltó la tela a sus siervos, los sevillanos le entregaron a
Zoido 20 talentos, 20. Como 20 soles. O como 20 concejales.
Los sevillanos le dieron a Zoido bastante más talentos que a
sus siervos el amo del Evangelio, que era agarradete y al
que más le entregó sólo cinco.
Al cabo de un año, ¿qué ha hecho Zoido con los 20 talentos
que le entregaron los sevillanos, con la mayoría absoluta
que le confiaron? Aquí es donde viene el mosqueo sordo de
sus votantes. La pregunta del millón es: salvo el Plan
Centro, ¿en qué se ha notado en Sevilla que Zoido sacó
mayoría absoluta? ¿Usted lo ha notado en algo? Te pones en
las gradas de sol de la plaza de los toros, o en una azotea
de la Plaza Virgen de los Reyes, y ya ves en la línea de
horizonte la Torre Pelli que prometió parar. Torre que le
dice a Zoido: "¡Toma ya talento y mayoría absoluta!" Vas por
la calle San Fernando y si no te coge el tranvía inútil, te
pilla un dictador en bicicleta, o te tropiezas con los
tropecientos mil veladores. Qué raro, que no se les haya
ocurrido aún la campaña "Sevilla, Ciudad del Velador". Con
las setas en todo su esplendor perrofláutico, con el General
Merry borrado del callejero, lo único propio de los 20
Talentos, 20 fue la enérgica derogación del Plan Centro.
Después, a pastelear se ha dicho. ¿En qué se nota el cambio?
¿Pero ha habido cambio? ¿A qué esperan para que los taxis
pasen por O´Donnell y no siga Sevilla cortada en dos y para
deshacer todos los absurdos de los anteriores? Eso sí: han
creado la Oficina Técnica de la Accesibilidad, la Unidad de
Eficiencia de Procesos y el Plan de Prevención y Atención a
la Infancia y Adolescencia en Riesgo... ¡Jó, qué tufo a
mariscada y a cachimba dan esas chorradas! Este primer año
tenía todo que haber sido una inmensa Derogación del Plan
Centro, para que fueras por la calle y vieras que Sevilla
cambió. Pero te dicen que con 20 talentos, 20, no pueden ni
acabar con los gorrillas de Bami... Pues nada, hijos míos:
dejadlo para mejor ocasión...
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