ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


¿Y la tijera militar?

  Me extraña que a estas alturas de apretarse el cinturón ningún antisistema ni ningún antimilitarista de los que están dispuestos a helenizar España (esto es, de promover tantas algaradas que parezcamos Grecia en los telediarios de la CNN) haya echado todavía esta cerilla encendida sobre la gasolina con que Cayo Lara dice que Rajoy ha regado las calles. Se protesta porque los masoquistas diputados del PP aplaudiesen en el Congreso el anuncio de cada una de las medidas del ajuste gordo, protesta a la que uno la mía. Se necesita ser pelota de Rajoy y papafrita para aplaudir que te suban el IVA o te quiten la paga de Navidad. Salvo los pavos, no creo que nadie pueda aplaudir la supresión de la paga de Navidad. ¡Contentos me tienen en Estepa a los fabricantes de mantecados!
Se protesta porque todos los apretones se dan en los cinturones de los que menos tienen, sin que hagamos un descaste de políticos y las autonomías supriman las inútiles y costosísimas embajadas de la Señorita Pepis que tienen espurreadas por el mundo. Hablando del ancho mundo: nadie, ya digo, ni los antimilitaristas ni los antisistema, pide que retiremos inmediatamente las tropas de nuestros Ejércitos de los chirlos mirlos donde las tenemos desplegadas en supuestas "misiones de paz", una paz donde cada lunes y cada martes nos matan a un sargento de Infantería o a un cabo de la Legión.
La Europa que nos exige rebajar el sueldo a las criaturas y a recortar las pensiones a los abueletes, ¿cómo nos puede obligar a seguir tirando el dinero, sin que se nos haya perdido nada allí, en esas remotas montañas donde un día fuimos a buscar a Ben Laden, en cumplimiento de no se sabe qué mandatos internacionales? No tenemos posición como para ir de ONG militar y humanitaria por el mundo. Si es por misión humanitaria, ahí están las colas de los comedores sociales en cualquier ciudad española, gritando su "a mí la Legión". No tenemos posición para permanecer ni un día más en Agfanistán o en El Libano, o para mantener buques de la Armada protegiendo de los piratas a unos euskopesqueros que, encima, no quieren izar la bandera patria porque son de una región donde eso no está bien visto.
Y si esto fuera media pringada, podría pasar que mantuviéramos el costoso chocolate militar del lobo. Pero según el informe de fiscalización del Tribunal de Cuentas sobre la participación de las Fuerzas Armadas en misiones internacionales al que ha tenido acceso Efe, ¿usted sabe cuánto nos gastamos en 2011 en el ardor guerrero de nuestra misiones de paz? Pues 861 millones de euros. Echen las cuentas. Esos 861 millones divididos entre los 365 días del año 2011 resulta que nos dan la cifra de 2,35 millones de euros ¡diarios! para pagar la presencia de nuestras gloriosas y abnegadas tropas donde Colón perdió el gorro y donde Almanzor encontró por fin el tambor que perdió en Calatañazor. Y si es usted, como yo, de los que todavía cuentan en pesetas las cantidades superiores a 6.000 euros, se lo traduzco: cada día de 2011 nos gastamos 391 millones de pesetas en tropas enviadas a lejanísimas "misiones de paz". No tengo noticias de que con la crisis hayamos replegado unidades, sino todo lo contrario: costosos relevos en esas absurdas primeras líneas de fuego donde matan a nuestros mejores hombres. En plena crisis ¿tenemos posición para seguir gastándonos 2,35 millones diarios en incomprensibles misiones de paz que no son tales? ¿Dónde está la tijera de recortar absurdos gastos militares, en una España tiesa que hasta va a dar de baja en la lista de la Armada al portaeronaves "Príncipe de Asturias" porque no lo podemos mantener navegando? Y pensar que a Zapatero, cuando éramos ricos, le duraron cinco minutos nuestras tropas en Irak...

 

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