Me
extraña que a estas alturas de apretarse el cinturón ningún
antisistema ni ningún antimilitarista de los que están
dispuestos a helenizar España (esto es, de promover tantas
algaradas que parezcamos Grecia en los telediarios de la
CNN) haya echado todavía esta cerilla encendida sobre la
gasolina con que Cayo Lara dice que Rajoy ha regado las
calles. Se protesta porque los masoquistas diputados del PP
aplaudiesen en el Congreso el anuncio de cada una de las
medidas del ajuste gordo, protesta a la que uno la mía. Se
necesita ser pelota de Rajoy y papafrita para aplaudir que
te suban el IVA o te quiten la paga de Navidad. Salvo los
pavos, no creo que nadie pueda aplaudir la supresión de la
paga de Navidad. ¡Contentos me tienen en Estepa a los
fabricantes de mantecados!
Se protesta porque todos los apretones se dan en los
cinturones de los que menos tienen, sin que hagamos un
descaste de políticos y las autonomías supriman las inútiles
y costosísimas embajadas de la Señorita Pepis que tienen
espurreadas por el mundo. Hablando del ancho mundo: nadie,
ya digo, ni los antimilitaristas ni los antisistema, pide
que retiremos inmediatamente las tropas de nuestros
Ejércitos de los chirlos mirlos donde las tenemos
desplegadas en supuestas "misiones de paz", una paz donde
cada lunes y cada martes nos matan a un sargento de
Infantería o a un cabo de la Legión.
La Europa que nos exige rebajar el sueldo a las criaturas y
a recortar las pensiones a los abueletes, ¿cómo nos puede
obligar a seguir tirando el dinero, sin que se nos haya
perdido nada allí, en esas remotas montañas donde un día
fuimos a buscar a Ben Laden, en cumplimiento de no se sabe
qué mandatos internacionales? No tenemos posición como para
ir de ONG militar y humanitaria por el mundo. Si es por
misión humanitaria, ahí están las colas de los comedores
sociales en cualquier ciudad española, gritando su "a mí la
Legión". No tenemos posición para permanecer ni un día más
en Agfanistán o en El Libano, o para mantener buques de la
Armada protegiendo de los piratas a unos euskopesqueros que,
encima, no quieren izar la bandera patria porque son de una
región donde eso no está bien visto.
Y si esto fuera media pringada, podría pasar que
mantuviéramos el costoso chocolate militar del lobo. Pero
según el informe de fiscalización del Tribunal de Cuentas
sobre la participación de las Fuerzas Armadas en misiones
internacionales al que ha tenido acceso Efe, ¿usted sabe
cuánto nos gastamos en 2011 en el ardor guerrero de nuestra
misiones de paz? Pues 861 millones de euros. Echen las
cuentas. Esos 861 millones divididos entre los 365 días del
año 2011 resulta que nos dan la cifra de 2,35 millones de
euros ¡diarios! para pagar la presencia de nuestras
gloriosas y abnegadas tropas donde Colón perdió el gorro y
donde Almanzor encontró por fin el tambor que perdió en
Calatañazor. Y si es usted, como yo, de los que todavía
cuentan en pesetas las cantidades superiores a 6.000 euros,
se lo traduzco: cada día de 2011 nos gastamos 391 millones
de pesetas en tropas enviadas a lejanísimas "misiones de
paz". No tengo noticias de que con la crisis hayamos
replegado unidades, sino todo lo contrario: costosos relevos
en esas absurdas primeras líneas de fuego donde matan a
nuestros mejores hombres. En plena crisis ¿tenemos posición
para seguir gastándonos 2,35 millones diarios en
incomprensibles misiones de paz que no son tales? ¿Dónde
está la tijera de recortar absurdos gastos militares, en una
España tiesa que hasta va a dar de baja en la lista de la
Armada al portaeronaves "Príncipe de Asturias" porque no lo
podemos mantener navegando? Y pensar que a Zapatero, cuando
éramos ricos, le duraron cinco minutos nuestras tropas en
Irak...
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