Estamos con alerta naranja del calor. Hemos cambiado el calendario del calor que hacían los Hermanos Alvarez Quintero por la paleta de colores de las alarmas de Meteorología. Para los Quintero, según avanzaba el verano, en Sevilla teníamos "el calor, la calor, las calores y los calores". Para el Servicio Meteorológico Nacional al que le han puesto de mote Agencia Estatal de Meteorología para que no se enfaden los separatistas vascos ni los separatistas catalanes por lo de "Nacional"...

-- Entonces, ¿por qué a Radio Nacional de España no le han quitado ya lo de "Nacional" y le han puesto "Radio Estatal de España".

-- Será para que los que usted sabe se olviden de que la fundó en Salamanca, en plena guerra, hace más de 75 años, el general Millán Astray, el de la Legión. Si aplicaran de verdad la Memoria Histórica, tenían que cerrar Radio Nacional de España, porque la fundó Franco. Como en Sevilla tendrían que cerrar el Hospital Virgen del Rocío, porque lo hizo Franco; que derribar el Polígono de San Pablo, porque lo hizo Franco, y que volar el Puente de Los Remedios, porque lo hizo Franco y encima vino a inaugurarlo. Puestos así, hasta el ancla marinera antigua que hay a la entrada de ese puente habría que quitarla, porque la pusieron para embellecer aquello cuando vino Franco a cortar la cinta en su inauguración, que yo hice aquella información como flamante redactor de ABC de Sevilla, en la colección tiene que estar.

Íbamos por el Servicio Meteorológico Nacional como la otra cara de los Quintero. Para la AET no existen ni el calor, ni la calor, ni los calores, ni las calores. Existen el amarillo, el naranja y el rojo del calor. El color del calor. La alarma de la AET, con la calor, se sofoca y se le suben los colores. Pasa del amarillo al naranja. Cuando sigue haciendo la misma calor que en Sevilla ha hecho siempre, cuando no había tantas tonterías de alarmas ni tanto cuento de la Meteorología. Como se ve en Semana Santa cuando llueve, que las cofradías padecen la dictadura de los meteorológos, y el hombre del tiempo manda más que el hermano mayor y el diputado mayor de gobierno juntos y es quien de hecho decide si se sale o no se sale.

La calor es la misma de siempre, pero el sol no es el mismo. "Este sol, padre y tirano" de José Andrés Vázquez es cada vez más tirano y peor padre. Será por el efecto invernadero o por lo que sea, el caso es que el sol quema como nunca ha quemado en Sevilla. En Sevilla te achicharrabas de calor, pero no te quemabas ni te ponías rojo como un salmonete o como un alemán de sandalias con calcetines negros en Sancti Petri. Para broncearte, tenías que ir a la playa. Ahora, sólo con que tengas que cruzar cuatro veces a pleno sol el puente de San Telmo o la Avenida de los árboles talados, al cambio es como Marbella a efectos de ponerte morenito. Lo cual viene bien, porque con la crisis y con lo cortitos con sifón que estamos, puedes broncearte directamente en Sevilla sin gastarte un duro en Chipiona, y puedes presumir con tu morenez de que has estado en los baños.

Por eso, por este sol que quema como una plancha, ya han pasado a la historia los bronceadores. Hasta la palabra. Ya nadie dice "bronceador", palabra difunta. Ahora es "protector". Con este sol no puede uno broncearse, hay que protegerse de él. De las quemaduras de sol sí que tenía que dar alertas amarillas y alarmas rojas la AET, y no de la calor. Yo me acuerdo cuando antes a los niños en la playa le ponían bronceador de Factor 3. Y el 3 era lo más protector que despachaban. Eso ya no lo usa nadie. Un factor bajo de protecciòn es ya el 10. Uno normal, el 20. El de los más cautos, el 50. Las señoras se ponen el 90, que dice que es pantalla total. Vamos, que te pones el protector de 90, te vas a Matalascañas y aunque el sol abrase, es como si estuvieras como Rogelio el de Trifón: en La Montaba cántabra, con dos chalecos y sin cerrar el paraguas en todo el día...