ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 
ABC, 16 de septiembre de 2013
 
Chisteras en Ronda
 

  Cuentan las malas lenguas que cuando vieron a Luis Miguel Martín Rubio y a José Manuel Soto vestidos de pingüinos y con chistera, acompañados por otros trescientos señores  de la misma guisa camino de Ronda, dijéronse, al modo de la chirigota de "Los Borrachos" ante el cartel del Carnaval de Rafael Alberti:

-- ¿Pero qué es esto, Dios mío de mi alma? ¿Una boda o un Congreso de Cobradores del Frac?

Pues a lo mejor apareció algún cobrador del frac auténtico entre las chisteras de la boda del torero. He visto las fotos y creo que más de uno de los que aparecen disfrazados de ingleses lleva al cobrador del frac como Griñán y Chaves a la juez Alaya: pisándoles los talones.

A mí la boda del torero, ¿qué quieren que les diga?, me ha parecido más bien lo de las carreras de Ascot. Una concentración así de pamelas como antenas parabólicas y de chaqués, cual la contemplada en la finca de Ronda, no se veía desde la última reunión de las carreras de Ascot. Lo del chaqué no tiene la menor novedad. Aquí gusta un chaqué tela. Los chaqués son como los chalés de Marbella en el verano: en propiedad o alquilados. Cualquier sevillano que se precie tiene un chaqué en su ropero. En Sevilla si no tienes chaqué no eres nadie. Señal de que nunca has sido testigo en una boda donde tenían que ir de chaqué. Señal de que no eres de la Sacramental del Sagrario, que estoy por hacer un concurso: ¿dónde gusta más un chaqué? ¿En la Sacramental del Sagrario o en el Consejo de Cofradías? La procesión del Corpus es la Pasarela Cibeles del Chaqué. Se nota a chorros los que son alquilados y los que son de propiedad del enchaquetado. No hay pregonero de Semana Santa sin el rito del mangazo de chaqué en el probador de Ibáñez.

O sea, que por el lado del chaqué no me ha sorprendido nada la rondeña y así como de fiesta de disfraces boda del torero. Ni por las pamelas de las señoras. ¿Usted no ha visto que las pamelas de boda hasta han expulsado a los belmontinos jipijapas del exquisito paraíso del escaparate de Maquedano en la calle Sierpes? ¿Será por pamelas? No, nada de esto me suena raro. Como tampoco la exigencia de etiqueta en la cédula de convite. Hay que ir a los sitios como pone la invitación. Me lo explicó clarísimo el padre de Alfonso Guajardo-Fajardo, cuando era, como su hijo fue luego, teniente de la Maestranza:

-- Mira, si yo doy una cena en mi casa, te mando la invitación y pongo "Etiqueta: pijama los caballeros y camisón de dormir las señoras", tú puedes hacer dos cosas. Ir o no ir. Si no vienes, no pasa nada. Ahora, que si vienes, tú tienes que venir en pijama e Isabel, en camisón de dormir...

Lo del casamiento del torero, igual. Ponía en el parte de boda que había que ir de chaqué y chistera, y podías hacer dos cosas, Luismi: ir a Ronda o no ir a Ronda. Pero si ibas, tenías que ir representando el carnavalesco tipo de inglés en las carreras de Ascot. ¿Tú no has visto lo de "Todo por la Patria" en el cuartel de la Guardia Civil de Ronda? Bueno, pues en otros sitios pone "Todo por la Exclusiva". Lo que evoco, ay, son aquellos tiempos en que los toreros se casaban de corto y con sombrero de ala ancha, uniforme civil de los que Villalón evocaba en su romance rondeño. Ay, aquellos toreros casándose con el uniforme de gala del cuerpo al que pertenecen, sin obligar a nadie a disfrazarse de ingleses. Claro que eran otros tiempos...y otros toreros. A tal torero, tal sombrero. Nadie sacó nunca un conejo de un sombrero de ala ancha. Lo que temo es que como se impongan las bodas con los invitados de mamarracho y oro, cuando se case en Inglaterra un jockey campeón de las carreras de Ascot va a exigir que vayan todos con sombrero de ala ancha, chaquetilla corta, calzón, botos y zahones.

 

 

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