ANTONIO BURGOS 


 
Tercera de ABC 6 de noviembre de 2013
 
La Colección de ABC
 
    Era en la primitiva Redacción de ABC en la Huerta de la Salud sevillana, instalado el periódico en una nave industrial donde la familia Luca de Tena había destilado antes el agua de azahar que con sus botellas azules nos quitó tantos nervios en los exámenes de Reválida. Don Juan Ignacio Luca de Tena había hecho realidad el sueño de su padre, de Don Torcuato: abrir una edición de ABC en su tierra sevillana. Sevilla vivía el esplendor de la Exposición Iberoamericana. Y al igual que el primo del fundador, el arquitecto Aníbal González y Alvarez Ossorio, había levantado una obra tal que los siglos venideros nos tomen por soñadores, la Plaza de España, Don Juan Ignacio alzó una Plaza de España periodística que habría de desafiar a los tiempos y convertirse en testigo y símbolo de la capital: el ABC de Sevilla. Era el 12 de octubre de 1929 cuando salía a la calle el primer numero del que en Sevilla llamamos "el ABC", a secas, que al que apellidamos con geografías es al "ABC de Madrid". Don Torcuato había muerto poco antes, sin ver su obra sevillana acabada. Y escribió Don Juan Ignacio en aquel primer número: "Ya están juntos Sevilla y ABC. Ya está ABC en Sevilla. Con amor y respeto filiales lo traigo de mi mano. ¡Ya está ABC en Sevilla!".

Y en aquella Redacción de la larga mesa de palilleros, tinteros, estilográficas, papel posteta y cuartilleros, la guasa de Sevilla. Antes de entregarlo a don Juan Carretero, un joven redactor alardea del artículo que acaba de plumear. A lo que otro veterano, procedente como media plantilla de "El Noticiero Sevillano" de los Peris Mencheta, le dice:

-- ¡Literatos, que sois todos unos literatos! A mí no me engañas, que yo sé que eso lo has copiado de la colección. Id a la colección, que allí está todo...

La Colección... Entonces no era "la Hemeroteca de ABC". Era reverencialmente La Colección. Los tomos mensuales de todos los números del periódico encuadernados. Ahora que gracias a la inmensa generosidad del jurado he merecido este premio que une para siempre mi nombre al apellido Luca de Tena y que lo he recibido de manos de S.M. La Reina con el mismo orgullo que tuve la noche que en la última cena de los premios de la Casa en la calle Serrano me entregara el Cavia S.A.R. El Conde de Barcelona, me he ido en espíritu a La Colección, en aquel ABC de la calle Cardenal Ilundain donde con la recomendación de don José Acedo, presidente del muy juanista Círculo Balmes, llegué en el verano de 1964 como alumno en prácticas de la Escuela Oficial de Periodismo. He vuelto con la memoria a los tomos de esa Colección de ABC, donde están cosidos con la grapa del tiempo muchos años de mi vida y muchas madrugadas de cierre y plomo de mi juventud, como está la mejor literatura de periódico de Sevilla: Manuel Halcón, Manuel Sánchez del Arco, Joaquín Romero Murube, José Andrés Vázquez...

Y en la Colección me he encontrado el número del martes 5 de mayo de 1931. No hacía ni un mes que a la bandera de España le habían añadido el morado del Pendón de Castilla que había visto Don Alfonso XIII apenas un año antes, cuando fue a presidir la cofradía de Las Cigarreras. El Rey había firmado en la primera página de ABC un documento para la Historia de la Democracia: el generoso manifiesto "Al País". Y Don Juan Ignacio había ido a entrevistarlo a su destierro de Londres, donde el Rey había gestionado que el Infante Don Juan continuase sus estudios de cadete de la Armada en la Academia de Dartmouth, una vez cerrada por el nuevo régimen la Escuela Naval de San Fernando, donde era guardiamarina. Quien quiera saber qué es el Nuevo Periodismo, que lea la entrevista de Don Juan Ignacio a Alfonso XIII, en un hotel que me hace pensar en aquel otro romano de la grandeza de su muerte en el romance de Foxá. Don Juan Ignacio remata: "Y mientras atravieso nuevamente el largo pasillo, blanco y estrecho, con puertas numeradas, acuden a mi memoria las palabras de un autógrafo regio que recibí en fecha aciaga de mi vida, el 15 de abril de 1929: "Tú has perdido a tu padre y España a un patriota dispuesto siempre a defenderla, aun a costa de su vida e intereses. El afecto que sentía por él, a ti te lo transmito, seguro de que seguiràs su camino". Señor: Yo sería indigno hijo suyo si no lo siguiera... ABC permanece donde estuvo siempre: con la libertad, con el orden, con la religión católica y con el Derecho, que es todavía decir en España con la Monarquía constitucional y parlamentaria".

Al leer estas páginas de La Colección acudió a mi memoria la figura del hijo de Don Juan Ignacio, de quien, como él con Don Torcuato, siguió su camino y su ejemplo. A este premio Luca de Tena que hoy recibo, yo le pongo el nombre de Don Guillermo, del viejo Patrón de esta Casa y muy especialmente de la que dirigió y engrandeció en su Sevilla, donde una tarde de Jueves Santo se enamoró de los ojos verdes de una Divina Mujer: la Virgen del Valle. Le pongo a este premio el nombre de quien me honró con su amistad y generosidad, de quien entregó su vida entera a esta Casa: de Don Guillermo Luca de Tena y Brunet. Se me ha otorgado este premio "por toda una trayectoria", pero deben admitir en descargo de tal injusticia que la carrera galardonada es, en gran parte, desde hace más de los cincuenta años de mi primer artículo, la de ABC de Sevilla, donde, menos de rotativa, yo he hecho de todo. El querido periódico donde el ideario de ABC estaba tan claro que no hacía falta Libro de Estilo; te lo transmitía el olor a plomo cuando Frutos el regente abría la puerta del taller que daba a la Redacción. Ese libro de estilo era, por ejemplo, el magisterio del subdirector Paco Otero, que era en Sevilla lo que ahora Santiago Castelo en Madrid: quien tenía toda la esencia de ABC en la cabeza y en el alma. Cuando tenías una duda de valoración, el redactor-jefe te decía: "Pregúntaselo a Otero". Un día le pregunté a Otero cuánto dábamos de un hombre que se había tirado de la Giralda, si un solito o un ladillo en Sucesos. Y como un Libro de Estilo viviente, me dijo: "Nada, no damos nada, Niño Burgos; en ABC no se dan los suicidios porque luego los loquitos los imitan y se tiran todos desde la Giralda". Si es por trayectorias, aquellas sí que lo fueron, las de los hombres de ABC en Sevilla, la de Antonio Colón, la de Manuel Olmedo, la de Javier Smith, la de José Antonio Blázquez, la de Manuel Ramírez. O la de aquellos linotipistas, cajistas, ajustadores, retocadores, grabadores, embuchadores, los hombres de la prensa de estereotipia y los de la rotativa, la vieja "Campeona" que había hecho la guerra del 14 en Madrid e imprimió en Sevilla el "Viva España" en tipos móviles del cuerpo 96 que abría la primera página de un día de julio de 1936, cuando hasta tal punto España se partió en dos que hasta hubo dos ABC, encarnación trágica del fandango que sonaba en la voz de placa vieja de Manuel Vallejo: "Tengo un hermano en los rojos/y yo con los nacionales..."

En aquel ABC aprendí este duro oficio, de aquel redactor en prácticas de 1964 a este articulista del 2013, pasando por el redactor de calle, de mesa o de platina, el redactor-jefe, el subdirector o el firmante del "Sevilla al Día" de tiempos de Nicolás Salas que los lectores bautizaron como "El Recuadro de Burgos". Allí viví la evolución del periodismo. Testigo de mi tiempo, he visto cómo ABC pasaba del plomo a la fotocomposición; de la bicicleta de los cuartilleros al correo electrónico; del teletipo al teléfono móvil; de la Leika a los píxeles; del fotograbado a la imagen digital; de los anuncios telegráficos por palabras a los cupones de las promociones; del huecograbado a las páginas en color; de las 36 páginas de tripa y 8 de hueco a Kiosko y Más; de las linotipias a los blogs; del papel carbón al pdf; de la pluma estilográfica a la Blackberry; de las máquinas de escribir al Word Perfect; de la grapa de la famosa frase de Mingote a las dos grapas. Como un día, con un verso de Alberti en la tierra de mi Pemán, le puse Cádiz "a todo lo dichoso", hoy le pongo el nombre de Don Guillermo al agradecimiento por este premio Luca de Tena. Y pensando en aquellas palabras de Don Juan Ignacio en los amarillos papeles de la colección de 1931, pienso que ABC, como España, ha alcanzado su grandeza gracias a una Dinastía. Hasta tal punto se ha servido a la Corona en esta Casa, que he podido vivir aquí ese sentido dinástico de los Luca de Tena. Para la Casa de Borbón, como al renunciar s sus derechos dinásticos le dijo Don Juan a Don Juan Carlos, siempre es: "Por España, todo por España", de padres a hijos. Y sé, porque he pelado aquí muchas guardias de cierres con el plomo de la madrugada, y porque Don Guillermo lo demostró con su vida, incluso empeñando su hacienda personal para salvar a esta Casa (y recuerdo aquellas noches de su estrechísimo esmoquin en la cena de los Cavia en la calle Serrano, porque no tenía dinero para comprarse uno nuevo), que para los Luca de Tena, en este sentido dinástico del servicio a las Tres Letras que pasa de padres a hijos, siempre fue, es y será, querida presidenta Catalina Luca de Tena: "Por ABC, todo por ABC". Que es la forma que los Luca de Tena y los que trabajamos en esta Casa tenemos de decir: "Por España".

 

 

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