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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3015 - 23 de mayo del 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

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Para los turistas eran las vacaciones; para los devotos, la Semana Santa; y para los taurinos, las vísperas del Domingo de Resurrección en la Maestranza de Sevilla. Viendo cofradías desde un balcón, un amigo buen aficionado y con influyentes amistades me dijo:

-- ¿Tú te quieres ganar cincuenta mil duros?

-- Hombre, cincuenta mil duros se los quiere ganar siempre cualquiera...

-- Es que yo ahora mismo te doy cincuenta mil duros por tus dos barreras de la Maestranza para el domingo, porque las necesito para un compromiso...

El cartel era, desde luego, de cincuenta mil duros: Ojeda, José Tomás y El Juli. Media España quería ver esa corrida y estaba dispuesta a pagar lo que fuera. José Tomás y El Juli juntos en la Maestranza son como Montserrat Caballé y Plácido Domingo en la Scala de Milán. Se había acabado el papel y mis barreras estaban a veinticinco mil duros en la reventa, cuando su precio real era de 94 euros, quince mil y pico de pesetas solamente. Se había multiplicado por diez el valor de las acciones taurinas de mis abonos. Ni el más rentable paquete de acciones alcanza la revalorización de unos abonos de barrera en tarde de expectación. Y perdí el salto. Porque le dije a mi amigo que no había dinero en el mundo para privarme de ver a Tomás y al Juli y después resulta que presencié la actuación, pero no, vi, como nadie pudo verlos, ni a Tomás ni al Juli.

Estamos en días de feria de San Isidro y me imagino que los abonados de Las Ventas, ante los carteles de lujo, estarán teniendo las mismas tentaciones de San Antonio que servidor en vísperas de Resurrección. Animo a los abonados a que no sigan mi ejemplo: que al contrario del canelo que hice, tomen los cincuenta mil duros por sus barreras y corran. Corran a ver la corrida televisada en Vía Digital, por ejemplo. Porque igual que se dice que "tarde de expectación, tarde de decepción", también podría acuñarse otro refrán taurino: "Reventa a reventar, tarde de de ..." Las liebres de los grandes corridones no suelen saltar de las madrigueras de la taquilla con el "No hay billetes" y la reventa por las nubes. Aunque a los que pagan esas fortunas por estar allí, poco les importan los resultados artísticos. La cuestión es estar allí ese día, y en ese sitio, no que se corten orejas o se dejen de cortar.

A pesar de esta sociedad globalizada e informatizada donde la verdadera fiesta nacional es el fútbol, los toros siguen siendo nuestro máximo espectáculo social. A la final de Copa puedes faltar, pero cuando toree José Tomás, tienes que estar en barrera de Las Ventas. Si eres algo o alguien, tienes que estar en San Isidro; esas tardes es socialmente obligatorio estar. Es como antaño la ópera, pero con clarines y Victorinos en lugar de Verdi. La burguesía catalana de "Mariona Rebull" iba a sus palcos del Liceo para decir a todos desde el esplendor social de la ópera quiénes eran los dueños de la industria textil. Ahora, para poder saber quiénes son los elegidos, hay que mirar en las barreras y contrabarreras de la moda social de los toros.

La plaza de las Ventas, en estas tardes de San Isidro, es el espejo donde España se mira para ver quién está en la cresta de la ola, quién tiene el poder, el dinero, la fama, la fortuna. Como los americanos publican cada año en el "Fortune" la lista de los cien más ricos, las barreras de Las Ventas son el escalafón y estadillo de todos los poderes: fácticos, económicos, culturales, sociales, políticos. Cómo será la cuestión, que aun pudiendo ir al palco regio, Su Majestad el Rey, cuando alguna de estas tardes baja castizamente a Las Ventas del Espíritu Santo, se pone en una barrera. Del Rey abajo, allí están todos los que tienen que estar. Es una Bolsa social donde hay que cotizar con la presencia. ¿No existe el Indice Nikei y el Indice Nasdaq? Pues en estos días, para ser alguien en España, hay que estar presente en la cotización del Indice Barreras de las Ventas.

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