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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3024 - 25 de julio del 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

"JAZMINES EN EL OJAL", nuevo libro de Antonio Burgos

 

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No le arriendo las ganancias a Aznar. Con la que se forma en una casa en las vísperas de la boda de una hija, no se le ha ocurrido otra cosa que hacer la remodelación de su Gobierno mientras detallaban el banquete, la lista de regalos y el hotel para esos invitados que vienen desde Francia, en toda boda que se precie hay unos invitados que vienen desde Francia. Si mucho admiraba a Aznar, más ahora: el cuidado que habrá tenido que emplear para no confundir ambas listas: la de las mesas de la boda de su hija y la de nuevos miembros de su Gobierno. No quiero ni pensar que cuando fue a comunicarla a S.M. se hubiera equivocado de bolsillo a la hora de presentarla, y que el Rey le hubiera dicho:

-- José María: ¿pero esto qué nuevo Gobierno es? Aquí lo que pone es: "Familia de don Roberto Domínguez, de Valladolid, tres personas..."

-- Perdón, Señor: es que me he confundido y he dado a V.M. la lista de los que confirmaron asistencia a la boda...

En lo que no ha habido error posible ha sido en la llamada cuota femenina del Gobierno. Por calidad y no por cantidad. Por el carácter de estreno. Hay como una Pasarela Cibeles de mujeres ministros, con las nuevas tendencias. Por vez primera una mujer médico en Sanidad: la doctora Ana Pastor. Y por vez primera, una señora en Asuntos Exteriores. Y como es Ana de Palacio, los Asuntos Exteriores del Palacio de Santa Cruz se han convertido en los asuntos bastante interiores del coraje de la mujer ante la adversidad. Dicen que Aznar ha puesto en Exteriores a una abogada y profesora de Derecho destacada hasta por el "Wall Street Journal", hasta ahora presidenta de la Comisión de Justicia, Asuntos de Interior y Libertades Públicas del Parlamento Europeo. No. Ha puesto algo más. Bastante más: un espejo de fortaleza para las mujeres que, como ella, luchan contra el cáncer. A esta evangélica mujer fuerte que decidió luchar contra la enfermedad tratando de imitar al ciclista Amstrong, que ganó tres veces el Tour tras superar un cáncer: «Gran parte de la cura está en tu cabeza. Si te enfrentas a ello, es mejor que si tratas de huir». En su Tour por la vida, Ana de Palacio venció en el "sprint" supremo del esfuerzo, de no dejarse vencer. Dignísimamente calva por la quimioterapia, en su decisión de no esconder su enfermedad ni los efectos de la medicación. Que Ana de Palacio se negara a ponerse una peluca para que no se le enredaran los auriculares de la traducción simultánea en sus trabajos del Parlamento Europeo era la más digna defensa de la condición de la mujer... de la que tanto tendríamos que aprender los hombres.

Ana de Palacio es de la madera de Cristina Hoyos, está hecha de la pasta de Mariám Suárez. A Ana podría también haberle dicho Josefina, la enfermera de la clínica de Pamplona, cuando ingresaron a la inolvidable Amparo Illana: "A vosotros Dios no os prueba, a vosotros os mastica". A Ana de Palacio la ha probado Dios como a Mariám. O como a Cristina Hoyos, cuando contaba su gloriosa y dignísima victoria sobre el cáncer de mama: "Saqué fuerzas y me dije: "Esto no me va a hacer dejar de bailar", y parece que el subconsciente actúa, porque cuando salí del quirófano, mi familia dice que oían algo raro y era yo, que con la mano estaba rascando la sábana como si tocara una castañuela. Sabía que al quitar los ganglios, el brazo podía quedarse sin movilidad, por eso, en cuanto pude, empecé a hacer ejercicio. Pensaba que tenía una compañía, gente que dependía de mí y, evidentemente, no iba a rendirme. A los dos meses y medio, ya estaba bailando."

Como Cristina Hoyos, Ana de Palacio ya está bailando, y con la más fea de las relaciones con Marruecos y con la Gran Bretaña, en ese Flanco Sur del Reino de España donde las siglas de su partido, PP, son el acrónimo de Pateras y Peñón. Como bailaba Mariám Suárez con su alegato femenino en forma de aquel impresionante libro, "Diagnóstico cáncer".

Razones todas por las que comprenderán que Ana de Palacio es bastante más que una cuota femenina. Es, a lo Unamuno, nada menos que toda una mujer. Lo siento por Loyola. Hasta ahora, Ana de Palacio era la hermana de Loyola. Ahora Loyola pasará a ser la hermana de Ana de Palacio.

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