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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3043 - 5 de diciembre 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

"JAZMINES EN EL OJAL", nuevo libro de Antonio Burgos

 

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Cada vez vienen en las revistas y en los periódicos más anuncios de tonos y logos para los teléfonos móviles. Personalizar se llama la figura. Trátase de salvarnos de la inmensa mayoría adocenada, buscando algo original y propio. O completamente hortera, como quienes a su telefonillo le ponen una carcasa con dibujitos de Walt Disney, como si fueran unos niños. Dicen que sale baratísimo ponerle al móvil uno de esos tonos como llamada, pero aunque lo dieran gratis y encima me pagaran todo el oro del mundo no le colocaba yo a mi Nokia de mi alma, pongamos, el "Aserejé". Por lo que veo en esos anuncios, la gente le pone a los teléfonos móviles como timbre las músicas más increíbles: el himno del Real Madrid, la canción con que Rosa López fue a Eurovisión, la sintonía de Betty la Fea, qué sé yo. Eso es bueno. Cuantas más melodías espantosas ponga la gente en sus móviles, más sabremos que no es el nuestro el que suena cuando estamos en un lugar público.

El otro día estaba en un bar y sonó insistentemente el timbre de un móvil con la melodía del "Toreador" de "Carmen" de Bizet. Un amigo me dijo:

-- Oye, a ver si es tú teléfono el que está sonando...

Por poco lo reto en duelo:

-- ¿Tan mal concepto tienes de mí que me crees tan hortera como para poner el "Toreador" en el móvil?

Yo quisiera poner de melodía a mi teléfono una de las más hermosas canciones de nuestra memoria: el "Ojos verdes" que escribió el poeta Rafael de León y Arias de Saavedra, musicó el maestro Manuel López Quiroga y Doña Concha Piquer elevó a la categoría de monumento histórico-artístico de la copla. Pero como ni Manu Tenorio ni Chenoa ni incluso Rosa López en su segunda salida de Don Quijote cantan el "Ojos verdes", no hay forma de encontrarlo en las ofertas de logos y tonos. En vista de lo cual, me quedo con los mejores tonos de los móviles: el ruido ambiente que se oye al fondo cuando estás hablando con alguien. Sonidos de la vida cotidiana que te acercan al interlocutor. Una vez me llamó un amigo y oí clarines. Le dije:

-- No me digas que estás en los toros...

-- Sí, ¿cómo lo has adivinado?

-- Hombre, ¿dónde vas a estar que suene el cambio de tercio? Esos clarines me dicen que estás en la plaza de las Ventas. Por cierto, ¿cómo ha estado El Juli en el primero?

En el pasado veraneo me llamó al teléfono móvil mi amigo el embajador de España en Canadá, José Cuenca Anaya. Uno andaba por la Banhofstrasse de Zurich y tuve que excusarme por el mal sonido:

-- Perdona, Pepe, pero estaba pasando un tranvía...

Hicimos el más hermoso intercambio de tonos de móviles, pues el embajador, que es un horaciano escritor de los paisajes de su tierra de Jaén, me dijo:

-- Pues si es por tonos de fondo, espérate, a ver si oyes estos pájaros que están cantando...

Y pude oír la pajarería de su finca en la Sierra de Segura, donde verenea. Por lo que pude saber entonces (que la conferencia le debió de costar un congo y hasta una Namibia a Cuenca Anaya), mi amigo el embajador es algo que les propongo como signo de nuestra hora: coleccionista en la memoria de sonidos insólitos oídos al fondo de una conversación por el teléfono móvil. Me dijo nuestro embajador en los fríos del Canadá, donde ahora tiene tres cuartas de nieve:

-- No, esto de que te llame, estés en Suiza y se oiga al fondo un tranvía es más o menos normal. Lo raro es lo que me pasó el otro día con mi paisano Juan Jiménez Aguilar, el secretario de la CEOE. Lo llamé y escuché al fondo un ruido muy raro, que me extrañó, porque yo lo hacía en su despacho de la patronal o negociando con los sindicatos. Le pregunté qué era el ruido, y me dijo como lo más normal del mundo: "No, es la sartén de la cocina de mi madre; he venido a verla y me está friendo unos tomates... No veas lo bien que fríe mi madre los tomates".

Como que estoy por cambiar en mi móvil el incumplido deseo del "Ojos verdes" por el nutricio sonido de fogones de la madre del secretario de la CEOE friendo tomates. Que no vea usted cómo tiene que freír de bien los tomates...

 

 

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