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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3070 - 12 de junio del 2003                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Hombre, no sé si exactamente mil. Depende. Depende de qué palabras y depende de qué imagen. No sabemos medir las palabras. No existe el "logómetro", aquel aparato cuya invención, de gran utilidad social, le escuché proponer a un sabio y justo magistrado, A don Santos Bozal, quien solía decir:

-- La mayoría de los pleitos se celebran porque la gente no sabe medir sus palabras. Se les calienta la boca y no saben medir sus palabras. Con tantos avances como disfrutamos aún no hemos conseguido que alguien invente el "logómetro", un aparato para que la gente mida sus palabras...

El deseado invento del juez Bozal, si no en cuanto a calidad, sí existe ya en cuanto a cantidad. Cualquier procesador de textos de un ordenador tiene ya un logómetro: una herramienta o utilidad que te permite contar exactamente las palabras de un texto. Así miden los artículos los periodistas americanos, por palabras, como nosotros por folios. Gracias a ese logómetro que puso Bill Gates en mi procesador de textos puedo saber exactamente cuánto vale la imagen a la que quiero referirme. La imagen es cotidiana, casi familiar, por la cercanía que le dan verla años y años en el desayuno: el dibujo diario de Mingote en el ABC. Ese dibujo tiene un tópico en todo lo alto y ha deshecho otro. El tópico que tiene en lo alto es lo que dice la gente desde hace un montón de años:

-- Un dibujo de Mingote vale mucho más que el mejor editorial.

Tópico con el que se deshace otro tópico: lo que vale una imagen no llega a veces a las mil palabras. Si esa imagen, genial imagen, es el dibujo de Mingote. Vale exactamente más que 470 o 350 palabras, que son las que tiene cada uno de los editoriales que publica hoy "El País", según me ha contado mi ordenador cuando lo he bajado de Internet y lo he pegado en el procesador de textos por el procedimiento digital de Corte y Confección. Una imagen, si la ha dibujado Antonio Mingote, vale exactamente 469 palabras, que son las del editorial de "La Razón", o vale más que las 443 o 415 palabras de los editoriales de "El Mundo". Y sin salirnos de su periódico, el dibujo de Mingote vale más que las 736 y las 597 de los editoriales del "ABC" de hoy.

Esta imagen no solamente vale más que todas esas palabras, sino que se entiende y no le pasa como a las de algunos editoriales: que deberían dar un tubo de aspirinas retractilado con el periódico para poder metérselo entre pecho y espalda sin que le duela a uno la cabeza. Los editoriales son un plomazo, por no decir otra palabra que comienza con C, mientras que los dibujos-editoriales de Antonio Mingote son una delicia.

Por eso ha sido muy justo, equitativo y saludable que Su Majestad El Rey en persona le haya entregado a Antonio Mingote el premio Luca de Tena, que, hablando de Reyes, es algo así como el Toisón de Oro del periodismo. Que a un genial dibujante de periódicos le den el Luca de Tena por toda una vida, como en el verso del bolero de Antonio Machín, es tan lógico y natural como si le dieran el premio Henry Ford al que lleva medio siglo sacando de la fábrica cada día un coche perfecto o dieran el premio Kleenex al que lleva cincuenta años haciendo los mejores pañuelos de papel. Los editoriales no los lee nadie y los chistes de Mingote, todo el mundo, todo el país. Si quieren, hagan la prueba en casa. Señora, diga a su marido:

-- ¿Tú recuerdas algún editorial de "ABC"?

Le dirá:

-- ¿Por quién me tomas? Yo no leo los editoriales de ningún periódico...

Pregúntele en cambio:

-- ¿Tú recuerdas algún chiste de Mingote?

Y le dirá:

-- ¿De qué lo quieres? ¿De mendigos bajo el puente leyendo las cotizaciones de Bolsa o de hombres de la Edad de Piedra puestos en las guerras de hoy en día? ¿De señores de oscuro con sus inmensas esposas gordísimas o de chicas muy guapas y muy tontas? ¿De Gundisalvo en campaña electoral? ¿O mejor aquel que estaba Velázquez con las Meninas alrededor delante del lienzo y exclamaba: "Hay días en que a uno no se le ocurre nada..."?

A Antonio Mingote le pasa como a Velázquez. Hay días en que, como no se le ocurre nada, va y pinta Las Meninas de un editorial sin palabras. Pero a diferencia de Velázquez, que pintó Las Meninas una sola vez en toda su vida, Antonio Mingote pinta sus Meninas todos los días. Así toda una vida, dibujando la vida toda. No le han dado el Luca de Tena a Mingote. Ha sido al revés. A la memoria de don Torcuato Luca de Tena le han dado el mejor premio: el Mingote nuestro de cada día.

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