Como las
productoras conceden discos de oro y discos de platino a los
cantantes que más copias venden, tenían que existir libros de oro
y libros de platino para los autores literarios de mayor éxito.
Desmentiríamos así una falsa, extendida creencia: que en España no
se lee. Sí, en España se lee, y se desmiente cada día la copla que
atribuyen a los hermanos Alvarez Quintero sobre su propia ciudad
natal:
- Utrera, ciudad bravía.
- que entre antiguas y modernas
- cuenta cincuenta tabernas
- y ninguna librería.
En la ciudad donde vivo, una sola cadena de
librerías lleva abiertas no sé si siete o diez, pero una cosa así
de sucursales. Librerías que a la hora que llegues y el día que
sea te encuentras llenas de lectores, mirando reposadamente los
libros, hojeando las novedades, preguntando por un título o
comprando otro. Comprando. Yo no sé si se leen libros, pero
comprarse sí que se compran. Y se leen. En el Metro, en el
autobús, en el tren vemos ya algo que antes sólo ocurría en el
extranjero: que la gente aprovecha el tiempo del viaje leyendo un
libro. Cuando yo publiqué en 1973 el ensayo "Andalucía, ¿Tercer
Mundo?" fue considerado un "best seller", porque tuvo gran
repercusión, lo comentaron mucho sus lectores y se vendieron
12.000 ejemplares. Doce mil ejemplares los vende ahora de salida
cualquier libro de actualidad, y a poco que lo promocionen llega
sin ningún problema a los 30.000.
Cifras que deberían ser dadas a conocer. Todos
sabemos que el disco de oro equivale a 50.000 copias vendidas y el
de platino, a 75.000. Y esas tiradas las tienen muchos libros, más
de los que pensamos, en esta España donde venturosamente cada vez
se lee más. Si existieran los libros de platino, ¿cuántos tendría
mi admirado y respetado Arturo Pérez Reverte con su Capitán
Alatriste? Yo creo que unos cuantos más que Bisbal o Chenoa. Pero
no se dice, y seguimos pensando tópicos sobre la aversión de los
españoles a la lectura. Libros de oro y de platino que quizá no
coincidirían con las listas de títulos de mayor venta,
circunscritas a un tipo determinado de novelas, de ensayos. Del
mismo modo que Manolo Escobar nunca aparecía en las listas de
éxitos cuando se hartaba de vender discos del "Porrompompero" o de
"Que viva España", hay autores y títulos de los que también se
olvidan las demasiado exquisitas listas de "best sellers". A decir
verdad, las auténticas listas de los estrictamente más vendidos
son las que incluye El Corte Inglés en su sitio de libros de
Internet. A los novelistas que se creen que han inventado la
narrativa, a los ensayistas que se sienten divinos les
recomendaría como cura de humildad que mirasen esa lista. A menudo
la encabezan títulos tan utilitarios como la Guía Campsa o una
obra de autoayuda para dejar de fumar. Al fin y al cabo, libros.
Como otros muchos títulos que no salen en esas listas, de los que
apenas se ocupó la critica cuando aparecieron como novedad, pero
que acaban siendo impuestos y alzados hasta la mayor venta por los
mejores zahoríes literarios: los lectores.
Tal es el caso del arrollador éxito de Carlos
Ruiz Zafón con su novela "La sombra del viento". El escritor
barcelonés presentó su obra al premio Fernando Lara de novela el
año 2000. Quedó finalista. ¿Quién recuerda qué novela ganó aquel
premio? Nadie. Probablemente la obra ganadora ha sido ya hasta
descatalogada. Pero una novela que por la insistencia de un
miembro del jurado se publicó como segundona, con la faja a veces
infamante de finalista, empezó a cautivar lectores y más lectores.
Y aunque no recibió luego el Premio de la Crítica, ni el Nacional
de Literatura, tuvo el mejor galardón, la complacencia de los
lectores, en esa suprema promoción del libro que es la critica
verbal que pasa de boca a oreja:
-- No dejes de leer el libro de Ruiz Zafón, es
una novela apasionante...
Así un lector y otro más, un mes y otro mes,
hasta que el libro, finalmente, "arrancó", que dicen los editores.
Y de tal modo, que le perdí la cuenta de las semanas de
permanencia en las listas de mayor venta cuando iba por la setenta
y tantos. Libros hay recién salidos al mercado, hasta con premio
literario, que se venden ahora muchísimo menos que el de Ruiz
Zafón, editado en 2001 y que tuvo el espaldarazo definitivo en la
Feria del Libro de Francfort, con elogio de ministro alemán
incluido, y cuando fue saludado como obra maestra por la crítica
de Estados Unidos. De "La sombra del viento" se han vendido ya un
millón de ejemplares. Es decir, el equivalente a trece discos de
platino. Me alegra que su editor, José Manuel Lara Bosch, haya
establecido esa especie de Libro de Platino que es una edición
conmemorativa de este libro que ha hecho lo que quería su padre,
José Manuel Lara Hernández, con cada concesión del premio Planeta:
lectores. "La sombra del viento" ha hecho exactamente un millón de
lectores.