En un colectivo repeluco de emoción, iba a alzarse el telón
para el "Turandot" y el Liceo de Barcelona brillaba más que estos tres puentes
que hay en el año y que relucen más que el sol: el Pilar, Todos los Santos y el de la
Constitución. Toda la burguesía catalana estaba allí como marca la tabla de tío
Ignacio Agustí. Mariona Rebull había dejado en casa el traje largo de lamé por
imposiciones del protocolo y se había quedado sólo con el lamé. Tocaba la orquesta,
recreándose en la suerte, con el compás abierto, "Els segadors". En el palco
regio, SS. MM., más tiesos que las mojamas de Ayamonte. Y fue entonces, cuando el himno
catalán había terminado, cuando Montse, con sus lamés cortos, le preguntó a Jaume, en
su traje oscuro de ir a pedir créditos a la Banca Catalana: -- Oye, ¿qué es lo que han tocado antes de "El
segadors"?
-- Creo que ha sido el himno de la
selección española de fútbol...
En mi pueblo, que es Sevilla (que tampoco
es mal pueblo), cuando se celebra un acto oficial y solemne, a la hora de las señas
sonoras de identidad, suena primero el Himno de Andalucía. Pero muy poco. Casi nada. Una
versión condensada. Los militares de bastones y estrellas de cuatro puntas en la
bocamanga lo oyen en plan compadre, en su lugar descanso. Pero cuando, a continuación,
suena la Marcha Real, los generales se cuadran y los políticos casi se ponen con la mano
en el pecho, en versión El Greco del saludo civil americano. Suena la Marcha Real entera
y plena, con todos sus cheros y sus tatacheros. Y suena al final, porque es la buena. Los
restantes diecisiete himnos son advocaciones del nacional.
En Cataluña, por lo visto, no debe de ser
así. En el Liceo al menos, a la Marcha Real le concedieron honores de "Asturias,
Patria Querida", que es el himno asturiano. Honores del himno valenciano que canta
Francisco. El que sonó de himno nacional, al final, entero, fue "Els Segadors".
Y los Reyes allí, en el palco, más derechos que una vela a la Virgen de Montserrat.
Tragando quina, supongo, pero aceptando que a la Marcha Real le aplicaran el descenso
automático a la Segunda División de himnos. Veo que Aznar, que es muy mirado, ha
presentado un libro titulado "Símbolos de España", en el que el Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales divulga y difunde nuestros símbolos nacionales de
escudo, bandera e himno. (Mal llamado "himno nacional", porque como esto es una
Monarquía Parlamentaria debería decirse Marcha Real, como toda la vida de Dios.) No
sabía yo que Aznar se dedicara a presentar papeles mojados con encuadernación de lujo.
Digo como Caracol el del Bulto con la locomotora que lo llenó de vapor en la estación de
Atocha. Señor Aznar: esos cojones de defensa de la Marcha Real, en el Liceo, y no
presentando un libro en Madrid.
Porque como esto siga así, y con el
refrendo de la presencia de los Reyes, habremos de pensar como Jaume el de la Montse,
abonados del Liceo de toda la vida: que la Marcha Real es ya sólo el himno de la
selección española de fútbol. Chero tachero, tachero, tachán... |