Con
el aerolito de Cádiz me ha pasado como a Luis Uruñuela en
Libia. Eran los tiempos en que Gadafi le comía en la mano al
Partido Andalucista, y el primer alcalde democrático de
Sevilla fue a Trípoli, a por atún y a ver al duque. Y en el
vestíbulo del hotel estaba, cuando llegó un grupo de
periodistas españoles invitados por el gobierno del dictador
libio. Reconocieron al instante al secretario general del
entonces PSA, a quien, muy senequistamente, sólo se le
ocurrió comentar a los periodistas que lo sorprendieron con
las manos en la masa... de la arena del desierto:
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¡Con lo grande que es el mundo!
Con
el aerolito de Cádiz me ha pasado igual. Me extrañaba que
con lo grande que es el mundo, fuera a caer en Cádiz, y que
con lo grande que es Cádiz, fuera a caer en el barrio de la
Viña, y que con lo grande que es La Viña, fuera a caer en la
calle de la Palma, y que con lo grande que es la calle de la
Palma, fuera a caer precisamente delante de Cá Felipe, el
mesón de Felipe Martín, mi compañero del coro de la Viña,
mi filósofo particular en la Cuna de la Libertad. Pero Felipe
Martín, más que el CSIC, más que el Instituto
Meteorológico, ha dado la verdadera explicación, entera y
plena, de los aerolitos:
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Es que estaba limpiando el congelador para meter las fantas
fresquitas para las marías en el Carnaval, y le quité un
bloque tan grande que lo saqué a la calle, joé, ¿pero no
habéis visto los bigotes de los camarones de las tortillitas?
Eso
es lo que pasa. Que todos los congeladores de todos los
mesones de todos los Felipes, incluido González, están
siendo limpiados para el Carnaval que se avecina, entre ellos
el electoral, donde Almunia quiere salir de presidente,
disfrazado de ensaimada mallorquina. El hielo en Cádiz es tan
insólito, que una vez que nevó, Pemán escribió un
artículo que tituló "Nieve en Cádiz" y le dieron
el Cavia. Aparte de por lo bien plumeado que estaba, porque
otra vez no iba a nevar en Cádiz. Hasta que mi filosofo
viñero particular limpiara el congelador. Con lo que se ha
llevado el Cavia de aerolitos. Tengan en cuenta que este
Felipe Martín es el que por el verano sirve frito, a la
plancha o en adobo pescado recién sacado de la plata de la
Caleta, que expone casi vivito y coleando en un enorme canasto
en su mesón. Y tiene tal ingenio Felipe el del aerolito, que
al canasto de la pesca caletera le tiene puesto este letrero:
"Casi todos estos pescados han actuado de extras en las
películas del Comandante Cousteau".
Sobre
los aerolitos, en El RedCuadro
Pelotazo
de nieve en Cai