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Imaginen
por un momento que al Africa de los campamentos de refugiados
por las hambrunas o a la América de los niños de la calle
llegan de golpe cinco millones de kilos de carne de
vacuno. Y nada digo si esos cinco millones de kilos de carne de
vacuno llegan al Malecón habanero. Si aseguran que la dictadura
castrista cae el día que Estados Unidos se decida a bombardear
la isla con hamburguesas, ¿se imaginan lo que iban a durar
Fidel y su Hermanísimo Raúl si de golpe se entregaran a los
cubanos cinco millones de kilos de carne congelada de vacuno?
¿Cuántos pepitos de ternera salen con cinco millones de kilos
de carne?
Pues en este mundo de hambrunas y campamentos de refugiados,
Villalobos Talero (que así se pone de mote doña Celia cuando
firma sus obras completas y sus desastres escogidos en el
"Boletín Oficial") ha decidido de un plumazo mandar
incinerar esa cantidad de carne: la de los toros que se
lidiarán en España hasta el 31 de diciembre. Es la que Juan
Pablo Jiménez Pasquau, presidente de la Unión de Criadores de
Toros de Lidia, ha calculado que darían en canal las reses que
quedan por lidiar en España, cuando falta por celebrar el 75
por ciento de los festejos, en este julio de San Fermín, en el
agosto de ferias o de "bous al carrer". Así que
cuando a partir del día 7 vean correr los toros de Pamplona por
la calle de la Estafeta, piensen que no van camino de la plaza,
sino hacia la incineradora, en cumplimiento de las órdenes de
Celia Villalobos, que como es máxima autoridad veterinaria
mundial, se ha tomado en serio un estudio de la oficiosa, que no
oficial, Agencia Francesa de la Seguridad Sanitaria de Alimentos
(AFSA) que no han aplicado en el país vecino, donde tras la
prueba de priones, la carne de los toros lidiados en Dax o en
Nimes pasan a la cadena alimentaria. Aquí pasan a la cadena de
San Antonio de las órdenes de Villalobos. La que más sabe de
huesos del puchero es ahora también la que sabe más de toros.
Yo no sé los riesgos de la puntilla sobre los MER de la EEB,
pero Jiménez Pasquau asegura que a la fiesta ha llegado
Villalobos de puntillera, ahora que Medina se ha jubilado en Las
Ventas.
Villalobos ni siquiera da opción a que se aplique a la carne
de toro aquello que se decía de la merluza: "Cuando un
pobre come merluza, o está malo el pobre, o está mala la
merluza". Ignora que, con todas las garantías sanitarias y
tras las pruebas oportunas, desde comienzo de la temporada la
carne de toro se consumía en Extremadura o en Andalucía. Nada,
nada, a incinerar todo lo que embista. Y las gracias hemos de
dar todavía al cielo, porque es probable que, con sabatinidad y
alevosía como esta vez, Villalobos Talero firme en el BOU una
orden que declare obligatoria la incineración de todos los
toros de Osborne de las carreteras y hasta las fotos del toro
blanco de Antoñete...
Sobre las vacas locas
en El RedCuadro
Las
vacas locas y los toros de Victorino
Las
vacas locas, nueva colza
Las
vacas de Celia Villalobos
Qué asco, esos cadáveres de vacas en el telediario
Carmen
Sevilla, investigadora de vacas locas
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