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Puntas del Diamante / Antonio Burgos Correo
El Mundo de Andalucía, sábado 14 de diciembre del 2002 Ilustración de Idígoras y Pachi El último libro de Idígoras y Pachi
Rafael de León, en el 27
¿Saben lo de salir de Herodes y entrar en Pilatos, no? Pues, a efectos de años conmemorativos literarios, salimos de Cernuda para entrar en Alberti. ¡Hala, marinero, que se va el vapor! Que todo el mundo embarque con el marinero en tierra, El Puerto de Santa María como Compostela del camino de Santiago albertiano y así sucesivamente. Al cabo del año conmemorativo, pasará con Alberti como con Cernuda: que los que no lo han leído seguirán sin haberlo leído, y que, por el contrario, conocerán todos los tópicos habidos y por haber que las fábricas de centenarios, siempre a plena producción desde la cultura oficial y municipal, se encargarán de divulgar hasta el hartazgo.
Y en el filo de los dos centenarios contemplamos en una esquela mortuoria de periódico el nombre del más desconocido de los poetas del 27: Rafael de León, de cuya muerte se han cumplido ahora 20 años, sin que lo haya recordado más que la familia que pagó la papeleta necrológica de aniversario en el periódico y encargó unas misas por el alma del más fecundo y hondo de los poetas populares andaluces de todos los tiempos. En pocas obras literarias hay tanta Andalucía, tan diversa, como en la de Rafael de León. No sólo nos referimos a su obra desperdigada en más de cinco mil canciones que el pueblo hizo suyas y que son ya monumentos artísticos de la memoria, de "Tatuaje" a "Ojos verdes", de "Y sin embargo te quiero" a "No te mires en el río". Nos referimos a su desconocida obra como, digamos, poeta culto, a sus sonetos de amor difícil, comparables en calidad y fuerza dramática a los sonetos del amor oscuro de García Lorca.
A Rafael de León (1910-1982) hay que considerarlo como cuanto es, enmarcado en estos centenarios de poetas andaluces contemporáneos: como un autor de la Generación del 27. Ese es su tiempo, su lenguaje, su universo estético. Su neopopularismo es paralelo al de Alberti; su exaltación del amor homosexual, hermana de Cernuda. Hay que salvar a Rafael de León del "gueto" literario al que sigue condenado, y que padeció en vida. Los poetas oficiales no le perdonaron nunca la popularidad de sus versos. Lo despreciaron. Su propia clase social, por su libre opción de sexo, lo ignoró, cuando no agravió. Piénsese, por ejemplo, que todos los hermanos varones de la familia León y Arias de Saavedra fueron maestrantes de Sevilla. Todos, menos Rafael, heredero de los títulos de marqués del Valle de la Reina y conde de Gómara como el mayor de los hermanos que era, pero que nunca ocultó la opción de sexo por la que fue discriminado y por la que sí que de verdad se tuvo que ir de la cerrada Sevilla de su época y de su clase social, y no como el topicazo sobre otros autores.
Sobre Rafael de León, en El RedCuadro:
Sobre la Generación del 27:
Memoria de Andalucía La Andalucía de Idígoras y Pachi
Idígoras y Pachi en el archivo del humor de EL MUNDO
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El cascabel de la reventa
El negocio de la reventa de entradas para espectáculos, especialmente para toros y fútbol, es un escándalo que cae completamente de lleno en las competencias de la Junta de Andalucía por lo que respecta a la Fiesta Nacional. Los aficionados ven con perplejidad cómo localidades magníficas de las plazas de toros andaluzas, que dicen que no se ponen a la venta porque están abonadas, son luego ocupadas en los festejos por turistas japoneses con cara de tener dinero, con los ojos rasgados, pero con cara de millonarios. Es voz común dentro de la afición que no pocas veces la existencia de la reventa organizada está relacionada con las propias empresas, que se lucran naturalmente de unos dineros negros nada despreciables. Desmontar estas redes de reventa no es tan difícil: basta con tirar de los hilos que todo el mundo conoce. Y es lo que no ha hecho la Junta desde que recibió las transferencias en asuntos taurinos. En su lugar, en vez de ejercer la autoridad, ahora se dispone a hacer lo de siempre: legislar, ¿será por disposiciones, para cuyo cumplimiento nadie quiere luego dar la cara? La Junta ha anunciado un decreto contra la reventa, de modo que queden automáticamente prohibidos los "camellos" callejeros del tráfico ilegal de entradas para espectáculos. Vamos, como si antes estuvieran autorizados los revendedores del atraco al japonés a la puerta de la plaza. Para dedicarse a la reventa habrá que tener un establecimiento abierto al público, con su licencia municipal de apertura, y allí sólo podrá cobrarse un 20 por ciento máximo de recargo sobre el valor facial de la entrada. Cree la Junta que así va a acabar con la reventa. Los hay de ilusos. Con lo fácil que sería, en vez de tanto legislar, ponerle el cascabel al gato. Simplemente utilizar a la Policía Autonómica, que la hay, para hacer redadas en toda regla contra los pequeños traficantes y los grandes "capos" que controlan las redes del negocio de la reventa. Y cuando decimos grandes "capos" queremos decir justamente eso: grandes "capos" de esta mafia, que se hartarán por cierto de reír cuando lean en el BOJA el decreto...
Tecnología andaluza
Hablando de toros. Para que luego digan que Andalucía no está en vanguardia de la tecnología punta y de los avances de la modernidad. Los derechos de explotación de la fórmula sevillana de la Feria del Toro de la Fibes acaban de ser exportados a México. No es mala idea, que Andalucía, a falta de industria básica, exporte ferias. Material exportable desde luego no iba a faltar si montáramos esa actividad económica.
Pobres de modernidad
A ver si nos podemos de acuerdo, y un poco de seriedad, señores. Así que la Junta diciendo que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que las ataduras de perros con longaniza alcanzan los índices europeos de cohesión, cuando viene Cáritas y dice que en Andalucía hay dos millones de pobres, y que una cuarta parte de la población está por debajo del umbral de la pobreza. ¿En qué quedamos? ¿Somos Europa o somos África? Por favor, que se pongan de acuerdo, porque nos van a volver locos a base de estadísticas.
Antonio Romero dijo un día a un adversario en una discusión parlamentaria: "Su señoría tiene menos palabra que el obispo Milingo". ¿A que va a resultar ahora que Milingo es obispo de Córdoba?
Mala follá
Bastante enojado por cierto, un lector sevillano nos envía recorte de unas declaraciones que ha hecho el dibujante Martín Morales tras recibir el premio del Club Internacional de Prensa: "Yo no tengo nada que ver con la gracia sevillana. Soy de Andalucía oriental y allí cargamos con lo de la "mala follá" granadina. Somos más serios." El lector sevillano nos apunta: "Es decir, que en Sevilla no somos serios". Nada, otro que tampoco se ha enterado de lo de "Una sola Andalucía" de Pepe Núñez...
Valeroso Rogelio Reyes
Y ya que aquí al lado, a mano izquierda, hemos hablado de los tópicos sobre los centenarios, vaya nuestra más entusiasta felicitación en tiempo y forma a don Rogelio Reyes Cano, catedrático de Literatura y director de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, por haberse atrevido (¡por fin!) a decir todo aquello que algunos deseábamos oír sobre Luis Cernuda en su centenario, pero que nadie había tenido el valor de decirlo tan alto y tan claro. La Fundación Lara ha organizado el obligado ciclo cernudiano del centenario. ¡Que levante la mano la institución andaluza que no haya organizado su ciclo sobre Cernuda! El profesor Reyes abrió el ciclo y también abrió la veda de tópicos cernudianos, que ya era hora. Dijo ni más ni menos que Cernuda se fue de Sevilla para arreglar su situación económica y para medrar y hacer carrera en Madrid, y no por "otras oscuras razones". Cernuda hizo lo que en la época se llamó "dar el salto a Madrid", cosa a la que aspiraba la mayoría de escritores de la periferia, y lo efectuó justo en el momento en que dejó de contar con el respaldo económico de su familia. En la época en que el poeta tomó esta decisión, en 1928, cuando tenía 26 años, el ambiente cultural y literario de Sevilla "no invitaba a la deserción". Y dijo más Reyes: es una simplificación la creencia de que Sevilla mantenga una suerte de deuda moral con Cernuda, al que nadie echó de aquí. Sostiene Rogelio Reyes: "Hora es ya de librarle de etiquetas, una vez que se le reconoce ya como uno de los poetas más grandes del siglo XX; lo contrario sería sustituir el tópico de "homosexual y anti-español" que sufrió en su época por el estereotipo de poeta eternamente agraviado por su ciudad". Si se pudiera pedir la oreja para los conferenciantes con valor cívico frente a los tópicos de los truchimanes del pesebre de la cultura oficial, yo pediría aquí las dos orejas y el rabo para el profesor Reyes.