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El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El perro del indigente muerto, en la Perrera Municipal de Sevilla (Foto Angel Doblado)

El perro del mendigo muerto    Texto y eco  de la noticia

No sabemos el nombre de ese perro, como tampoco el nombre del mendigo. Lo llamaremos Niebla, quizá Lluvia, o mejor todavía sólo Perro. Gozosamente perro callejero, tan señor de su esquina en Los Remedios. Cartones de colchón, cuatro papeles como almohada junto a una manta vieja, y un perro que descansa su nobleza ante el que nada tiene, sólo hambre, tan sólo soledad de los semáforos, que guiñan amarillos de la fiebre, del alcohol del cartón del tinto malo, del güisqui de garrafa que comprara con las cuatro monedas que a la tarde sacó de un corazón yendo hacia misa.

Fidelidad, listeza, compañía, sigan poniendo gozo a dos orejas, a un rabo que se mueve de alegría, cuatro patas de caza o de ladrido cuando guarda a su dueño por la noche y pone al horizonte sus candados. Era negro, despierto, regalaba al dueño lo que todos le negaron. Los perros de mendigos son más nobles que los que están en óleos goyescos al borde de la seda de las faldas de duquesas de amores y abanicos. Un Prado sin meninas ni Velázquez pintan siempre los perros de mendigos sentados noblemente en el retrato del hambre en un cartón: "Hoy no he comido".

A este perro que evoco lo hemos visto tantas veces que el lomo le acaricia esta mano que escribe su homenaje. Con lengua agradecida me la lamen los perros neoyorquinos de la Bowery, borrachos de botella reliada en papel de una bolsa sin acciones. Los perros parisinos que acompañan bohemios de otro tiempo, trasterrados, con puentes de Verlaine y acordeones que suenan de otros ríos, de otros barcos. Perros de Londres, parques, tanta lluvia, con mendigos hindúes de turbante. Perros suizos, lagos y tranvías, atraillados en sus abandonos junto al portal de Creso de una banca.

Llaman al sueño imagen de la muerte. Son más muerte los sueños de un mendigo. Que despierten al alba es el milagro. Tumbados en la acera cada noche anticipos parecen de un cadáver. Ronquidos del alcohol en los cartones, y el cristal de un cajero cuya lengua le enseña los billetes de una burla. Cuatro trapos que pueden ser mortaja de la fosa común que nadie mira. Duerme el mendigo y crees que está muerto y que vendrá a llevarlo la sopera si llega el clarear y no despierta.

Así ocurrió, lo cuentan sin dar nombres. Acostumbrado tanto a ir conociendo cada noche su muerte entre cartones, dicen que aquel mendigo amanecía sin más vida que el perro allí a su lado. Su perro lo veló toda la noche. Solamente aquel perro conocía que la imagen del sueño era ahora cierta. Solamente aquel perro se aferraba a la vida, al recuerdo, a la caricia. Pasaban otros perros con soberbia de mascotas de piso y de ascensores, la riqueza del barrio en su correa, el paseo diario de la dicha. El perro del mendigo los miraba con ojos más soberbios todavía. Sabía que por mucho que tuvieran en calientes rincones de una casa, les faltaba lo suyo, aquella mano del mendigo en su lomo por las noches, hasta el trozo de pan que se quitaba para como un hermano compartirlo.

Llegaron unos hombres en un coche, comprobaron que aliento no tenía, que el frío de su mano era de muerte. El perro, sin embargo, desmentía, con su rabo tan fiel esa certeza. El perro del mendigo nos ha dado el ejemplo que siempre dan al hombre. En el barrio de misa y de conserjes, donde todo esplendor tiene su asiento, en donde nada falta en la nevera, falta quizá lo que derrocha un perro. La certeza en el alma del mendigo, saber que un hombre entre cartones duerme, que nada tiene cuando a tantos sobra hasta un calor de ropa de camilla. Ese perro sin nombre nos ha dado la suprema lección que no aprendemos. No sabemos el nombre de ese perro, como tampoco el nombre del mendigo. En el nombre de Dios yo te bautizo: sencillamente Perro. Nada menos.


Aparece el cadáver de un indigente en Virgen de Luján acompañado de su mascota
 

SEVILLA. La Policía Nacional encontró a primera hora de la mañana de ayer el cadáver de un indigente en la calle Virgen de Luján, en la barriada sevillana de Los Remedios, sin más compañía aparente que una botella de whisky y otra de un refresco. Sin embargo, al acercarse los agentes advirtieron la presencia de un perrito pequeño que iba a protagonizar una singular historia de fidelidad y afecto.

El cachorrillo presenció el ajetreo que se originó alrededor del cuerpo de su dueño, un indigente de unos cincuenta años cuya identidad no se ha dado a conocer, aunque diversos vecinos de la zona afirmaron que se llamaba Julio y que provenía de Málaga, según informó ayer Canal Sur.

Pasadas las 11.00 horas, la Policía Nacional permanecía en el lugar del hallazgo auxiliando al juez de guardia, que está instruyendo las diligencias por este caso, en el levantamiento del cadáver. El juez se encargará de esclarecer las causas de la muerte de esta persona, que por ahora se desconocen.

La sorpresa llegó a la hora de retirar el cadáver, una vez concluidos todos los trámites, ya que la mascota comenzó a corretear alrededor del cuerpo, intentando impedir que fuese retirado del lugar. Tras conseguir los operarios la retirada del cuerpo, la mascota comenzó a aullar con notable desconsuelo, pese a ser acariciado por las personas que participaban en la operación.

La simpatía por la fidelidad del animal motivó que un trabajador de una obra cercana se ofreciese para quedarse con el animal en propiedad, aunque finalmente fue conducido a una perrera por los servicios municipales.

Fuentes policiales no han podido precisar aún la edad del ahora fallecido ni tampoco su identidad, si bien han confirmado que se trataba de una persona «sin techo». Según fuentes vecinales citadas por Canal Sur resaltaron que el indigente había cobrado el martes presumiblemente la paga de servicios sociales, y decidió festejarlo con otros indigentes, por lo que compró unas botellas de alcohol. Sin embargo, no han trascendido las causas concretas de la muerte.

No es la primera vez que se encuentra en la ciudad hispalense el cuerpo sin vida de algún indigente, aunque no es frecuente que el óbito se ocurra en una arteria de la ciudad tan transitada como Virgen de Luján, en el barrio de Los Remedios.

 


ABC Sevilla, 23 octubre 2004

De la calle al palacio

 
La duquesa de Alba ha mostrado su interés por quedarse con el perrito del indigente que murió en Virgen de Luján y que se resistía a separarse de su amo cuando se retiró el cadáver. Hay otra persona interesada en quedarse con la mascota, que permanece de momento en la perrera municipal
Artículos sobre el perro Canelo de Cádiz:  Tango para el perro Canelo y
"Canelo", el perro del pueblo

En El Redcuadro, "Perros, gatos y otros maravillosos animales" (antología de artículos y textos del libro "Gatos sin fronteras")

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