ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


No fui a la huelga

Porque no tengo centralita y me conformo con un terminal fijo modelo Domo 2 de Telefónica. Si no, podría decir que ayer, a prima hora, la centralita de casa se acolapsó como La Palmera de Don Manué. Amigos y conocidos no hacían más que llamar y llamar para preguntarme:
-- ¿Qué le ha pasado a tu artículo que no viene en el ABC que acabo de comprar en el quiosco? No quiero ni pensar que te hayas metido a sindicalista y hayas hecho huelga...
En el teléfono móvil, igual: llamadas, mensajes SMS, guasas del Guasapp. Todos preguntándome lo mismo. Les doy las gracias. Los lectores hasta han hecho que se me ponga cara de Cortinglés. Para los lectores sevillanos, que mi artículo salga en día de huelga general es un símbolo de normalidad, como que abra el Cortinglés.
Y les he tenido que explicar a muchos, como ahora a ustedes, mis queridos, nobles, leales, invictos, heroicos y marianos lectores sevillanos, que no hay piquetes suficientes para obligarme a secundar la huelga. Ni aunque esos dos pedazos de flojos de Tocho y Méndez hagan una importación de piquetes de Cuba, de Venezuela y de todas esas dictaduras comunistas que les encantan, y a las que quieren que se parezca Andalucía, que un amigo con toda la gracia me dice:
-- Cuando el PSOE firme el abrazo del oso con IU, verás tú cómo el exhibicionista vanidoso del pañuelo palestino se encarga de convertir esto en Venezuela, de forma que seremos Andaluzuela.
Por donde iba: que no hice huelga, joé. Ni que por miedo a los piquetes me disfrazara de Isabel San Sebastián. "¡A la japonesa!" se titulaba el articulo de ella que venía en este sitio, en plan sede vacante. Y ahí, en las formas de hacer huelga general, radica el equívoco, eso que yo faltara ayer a la cita diaria con mis lectores sevillanos en el papel, cuando yo en día de huelga soy capaz de escribir hasta en el papel de los calentitos. Para los periódicos, los sindicatos decretan la huelga general una fecha antes, a fin de que no estén en los quioscos el Día de la Silicona. Una huelga no a la japonesa, sino a la canaria: un día antes en Canarias, digo, en la prensa escrita. Y como yo no estaba de huelga ni ayer ni antier, pues escribí mi artículo diario, claro que lo escribí. Para ABC. Que es el ABC de los sevillanos. Mas por mor de la huelga, el periódico que se distribuyó ayer en Sevilla no fue el ABC de los sevillanos, sino el ABC de Madrid. Ya saben mi tesis: ABC, ABC, lo que se dice ABC, es el de Sevilla; el otro es una advocación, ABC de Madrid. Y en ABC de Madrid yo no escribo todos los días. Entre otras cosas, porque tendría que hacerlo siempre de política, una pesadez. A mí lo que me gusta es escribir de los vencejos y de las jacarandas para los lectores del ABC de los sevillanos, no de política, como miércoles y domingos, que el artículo sale simultáneamente en Madrid. ¿Cómo voy a escribir jacarandas y vencejos en Madrid, si allí no hay paladar y dicen eso de los faralaes, los chatos, la Macarena de Triana y las ferias del Rocío?
Claro que escribí ayer mi artículo en ABC. Por supuesto. Y ABC lo publicó en su sitio de siempre. Se titulaba "La Torre Pelli parla catalá". Yo los días de huelga escribo los artículos en catalán macarrónico, para pitorrearme de La Caixa. Lo que pasa es que, como no era miércoles ni domingo, mi artículo no estaba en el papel del ABC de Madrid que se distribuyó en Sevilla. Sólo estaba en Internet, en el ABC de Kiosko y Más, que ayer era gratis. Pero si quieren leerlo todavía de mangazo, está en www.antonioburgos.com . Entren y pinchen donde pone "Artículos de días anteriores". Ahí les saldrá "La Torre Pelli parla catalá" de ayer. Pinchen otra vez. Que ustedes lo rían bien.



 

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