-- ¿Recambios de fregona?

Y el puñetero chino, como un programa de ésos que te hablan solos en el teléfono móvil, responde con voz de maquinita:-

-- Flegona, cualta calle, final, izquielda.

-- ¿Y destornilladores?

-- Destolnilladol, telcela calle, plincipio, delecha. --

Ojalá copiáramos de los chinos su memoria y precisión para decir dónde están las cosas. Lo digo por las calles de Sevilla, las peor rotuladas de España. ¿Usted le ha preguntado a un sevillano dónde está una calle? Es la forma más efectiva de perderse. Por ejemplo, está usted en la Cruz Verde y pregunta por la calle Bécquer. Y señalando Anchalaferia, el tío dice:

-- Coja usted por aquí derecho, tó seguío, tó seguío, y la primera, no; la segunda, tampoco... Me parece que es la tercera a la derecha. La tercera o la cuarta, no estoy muy seguro.

Y te deja ya completamente desorientado cuando añade:-

-- Bueno, lo mejor es que lo pregunte usted por allí.

No lo haga. Que allí, otro sevillano volverá a decirle:

-- La primera, no; la segunda, tampoco...

¿Por qué el sevillano tiene que ir haciendo este como descarte de calles antes de decirte exactamente dónde está la que buscas? Además, se están perdiendo las buenas maneras. Antes decías en la esquina de Relator:

-- ¿La calle Bécquer, por favor?

Y te decía el señor del barrio de la Feria, muy amable:

-- Pues si no le importa, voy a acompañarle, porque yo voy allí precisamente, a hacer un mandado en la cochera de Tavares.

Eso ya sólo lo hacen los dependientes de Mercadona. Cuando les preguntas dónde está el jabón de lavadora que Persán hace para Bosque Verde te acompañan hasta el estante y no te dejan hasta que has cogido el tambor; y la corneta porque Pepe Moya y Concha Yoldi no fabrican cornetas, que, si no, también las vendería Juan Roig con la marca Bosque Verde.

Se deduce de todo esto que Sevilla es para el forastero la ciudad más difícil de andar del mundo. No por su trazado medieval intramuros, ni por lo mal que explican los sevillanos las calles cuando se les pregunta, no. Sino porque los rótulos con los nombres de las calles sólo están en sus extremos, al principio y al final. En nuestra fábula del que buscaba la calle Bécquer, sólo puede saber el tío que está en la calle Feria si se va frente a los Altos Colegios o a la Cruz Verde. A todo lo largo de la calle Feria, y mira que es larga, ni un solo azulejo con el nombre. Ves los de las transversales, Escoberos, Relator en este caso, pero no el de las calles por las que vas caminando, y en las que ves a los pobres turistas con el plano de Sevilla extendido a todo trapo y con esa cara de no saber dónde está que se le pone a uno cuando saca el mapa en una ciudad extraña. -

Hay una excepción, que yo recuerde: la calle Virgen del Águila, en Los Remedios. Esa calle, no sé por qué, no está como todas y tiene el rótulo con su nombre casi en cada esquina.

-- Pues yo sí sé por qué la calle Virgen del Águila tiene el nombre puesto en todas las esquinas. Es para compensar. Para compensar que el otro día, cuando escribía usted de las Vírgenes de los pueblos en las latas de Coca Cola se olvidara de la Patrona de Alcalá de Guadaira, que en el recuadro no, pero a la altura de Fernando IV y de Virgen de la Antigua es la más nombrada.-