-- O sea, que el jueves es en Sevilla el Día de las Dos Majestades: el día de Su Divina Majestad por la calle, en la Custodia de Arfe, y el día de la proclamación de Su Católica Majestad el Rey Don Felipe VI...

Exactamente así: dos mejor que uno. Y habrá que sacarle brillo en ese día a la plata del baldaquino de la Virgen de los Reyes, para que todos los que le hacen ascos a la Monarquía Constitucional puedan tener una excusa a lo divino con la Patrona de Sevilla, que ni la de 1978 ni nada, dice desde esa proclamación argéntea: "Per Me Reges Regnant".

Ya lo creo. Hombre, por Dios.

El rojo y amarillo, pues, son los colores de España. Pero, ¿Y los colores de Sevilla, cuáles son? Pues mire usted, depende qué alcalde los pinte. Los colores de Sevilla de siempre son el blanco y el colorado, los de la bandera que ondeaba en el Arco de la Macarena y que decía a quien quisiere sentar plaza en ella que Jesús Nazareno es el capitán. Pero esos colores históricos de la bandera de Sevilla le dieron vergüenza a quien tanto alardeaba de bandera de Andalucía, al alcalde Rojas Marcos, y se inventó la enseña de la ciudad que padecemos. Que no es una bandera, sino un pendón, hay que empezar por ahí. Y que tiene el color carmesí que recordaba el rojo de la bandera blanca y colorá. Y que lleva las armas chicas, como dándole también vergüenza del escudo de la ciudad, quizá porque tiene 3 santos, 3, por falta de uno.

Pero eso fue una chuminá de Rojas Marcos. Quien ahora compite con él en la aficiòn por salir retratado en los periódicos también acaba de inventarse otro color para Sevilla que no es el carmesí. Zoido está empeñado en que el color de Sevilla sea el azul, y de momento está pintando de este color el suelo de media Sevilla con su dichosa zona. En la guerra contra los automovilistas está llegando mucho más lejos que Monteseirín. Sigue peatonalizando calles, esto es, abicicletándolas. Y sigue estrechándolas para quitar aparcamientos. Y los que quedan, los pone de zona azul. No sólo en Bami, que no quiero darles mucho la tabarra con la de Bami (que si yo fuera juez la paraba cautelarmente como delito contra la salud pública, dado que es zona hospitalaria), sino que la zona azul de Zoido llega donde no se atrevió el socio de gobierno del Tío de la Mariscada. Zoido ha doblado prácticamente los aparcamientos en zona azul que puso Monteseirín. Había 4.112 plazas cogidas por los parquímetros y Zoido pone ahora 3.173 más: 7.285 en total, y repartidas por toda Sevilla. Aparte de Bami, del Virgen del Rocío y del Sagrado Corazón, dan por saco a los vecinos, comerciantes y trabajadores de Nervión, Los Remedios, Enramadilla y Macarena.

¿El color de Sevilla?, me preguntaba. ¿Cuál va a ser? ¡El azul! Pero no aquel "azul Murillo Inmaculada, precursor del brillante de los cromos" de Rafael Alberti, que es el de los seises. Ni el de "Un cielo difícilmente azul" de Alfonso Grosso. Ni el "Azul" del Rubén Darío que escribió su poema de las razas ubérrimas sólo para que el cercano restaurante La Raza encontrara nombre. No es el azul Baratillo, ni el azul Carretería, ni el azul Hiniesta, ni el azul Montserrat. Es el azul Zoido. Tanto lo apoyaron Los del Río en la campaña electoral, que no ha parado hasta hacer verdad lo de que "Sevilla tiene un color especial". Ese color especial es el azul Zoido. Azul de zona azul de dar por saco a los automovilistas, de Nervión a la Macarena y de la Enramadilla a Bami. Habrán visto que Zoido se escribe con zeta de zona azul y de anda y que les zurzan a los vecinos y a los trabajadores y comerciantes de esas zonas.