-- ¿Qué pasaría si todo este esfuerzo, esta imaginación, esta constancia se aplicaran en actividades productivas?

Cádiz sería una primera potencia industrial. Y ya ven, es la capital andaluza del paro... Ahora ha aplicado a Sevilla la misma maquinilla de pensar, al ver la que se traen liada con eso de ponerse a contar nazarenos en pleno mes de junio, cuando está a punto de salir la Custodia por la Puerta de San Miguel y sin que nadie me haya hecho ni puto caso en el apagón cofradiero que pedía el otro día, que ya está bueno lo bueno de todo el año tanto capirote y tanto tonto de capirote. Y he pesando sobre Sevilla igual que sobre Cádiz, su ciudad hermana, la otra hija de Hércules:

-- ¿Qué pasaría si todo el esfuerzo, la imaginación, el buen gusto, la sensibilidad, la emoción, la tenacidad, la constancia y el deseo de excelencia que Sevilla emplea en las cofradías, en sus priostías, en sus mayordomías, en sus secretarías, en sus capiroterías, en sus conmemoraciones, en sus elecciones, en sus boletines, en sus "televisiones cofrades", en sus "radios cofrades", en la salsa rosa de su Prensa morada y en sus puñalás por la espalda (sobre todo en sus poñalás por la espalda en nombre de la caridad cristiana), lo dedicara a la actividad productiva?

Pues que ni Airbus ni leches: seríamos la primera potencia industrial de Europa. Ya lo creo. ¡Hombre, por Dios! Lo mismo digo sobre la propia tecnología del conteo de nazarenos. Mucho hablar de lo que ocupan las bandas en cada cortejo y lo que Triana aporta al nazarenío a este lado del río... Pero nadie nos ha explicado cómo se cuentan nazarenos. ¿Se ha inventado en Sevilla la máquina de contar nazarenos? ¿Es el resultado que ha dado el Talento famoso y el muy pregonado I+D+I del que tanto habla Zoido? ¿Cómo cuentan los nazarenos, Dios mío de mi alma? ¿A ojo de buen cubero, con la castiza fórmula de "pues calculo yo que aquí..."? ¿O hay una máquina donde Currito le va dando el botoncito conforme pasan ante el palquillo del Consejo las parejas de capiroteros y los cien mil o doscientos mil músicos vestidos de almirantes de la Armada o de Duques de Ahumada que llevar suele cada banda?

Esto, señores, me parece una absoluta chorrada: que perdamos el tiempo en medir el tiempo de paso de cada cofradía por La Campana y los nazarenos que llevan. ¿Esto qué es? ¿Un deporte local, señores del Consejos? ¿Esto que es? ¿Que lo mismo que los vascos que tienen esos morrillos donde se puede escribir El Quijote con la maja del gazpacho (Pali dixit) se dedican a cortar troncos y a arrastrar piedras nosotros lo pasamos pipa contando nazarenos? ¿Y la máquina? ¿Cómo es la máquina de contar nazarenos? ¿La exportaremos al resto del orbe católico como máquina herramienta? Si es así, no he dicho nada, ¿eh? ¡Ya era hora de que exportáramos desde Sevilla algo que no fuera una bailaora o un cantaor! Si Sevilla se va a convertir en la proveedora mundial de máquinas de contar nazarenos, no he dicho nada. Es que como se enteren en Nueva York nos van a quitar de las manos las máquinas de contar nazarenos. ¡Con la faltita que estaban haciendo en Nueva York las máquinas de contar nazarenos! Porque allí, mucho poderío y mucho Rockfeller Center, pero cuentan los nazarenos...¡a mano! ¡Con lo bien que se cuentan los nazarenos a máquina! ¡Qué exactitud, qué precisión, qué minutaciones, qué porcentajes! ¡Qué forma de perder el tiempo!

-- Pues no lo diga usted muy fuerte, porque creo que el jueves, en el Corpus, el Consejo quiere estrenar la máquina de contar capillitas... Eso sí que es una hartura, ver pasar tanto capillita de traje azul con la cara como a nadie le importa, hasta que llega San Fernando...

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