ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC,  21 de junio de 2014                 
                                
 
Cortarse la coleta
 
Después de la que le he dado con la Zona Azul, como va a ser recurrida por la oposición ante los tribunales, dejo la leña de los parquímetros en manos de don Juan Espada y me dispongo a elogiar al alcalde Zoido. ¿Passssa algo? No por la Zona Azul, sino por un asunto que es como la corbata de David Bisbal. Como saben, el prenda de los ricitos fue invitado a la recepción en Palacio tras la jura de Su Majestad y creyéndose que aquello era un plató de televisión, se presentó el gachó sin corbata. Me parece que de las 2.500 personas que había era el único caballero descorbatado y despechugado. ¡Hasta Cándido Méndez se puso la corbata! No quiero ni pensar que el chaval, como oyó en el perfecto discurso de Don Felipe VI lo del "tiempo nuevo" (que para mí que se lo ha copiado a Susana Díaz, de ahí que la Reina le pagara los derechos de autor en detalles con ella), se creyó que la modernidad que quiere promover la Corona empieza por el "¡corbatas fuera!". Piensa la gente que ir sin corbata a los sitios donde la exigen es más "democrático". No, es simplemente de peor educación. La corrección y las buenas maneras no tienen nada que ver ni con la democracia ni con la dictadura de Fidel Castro, quien por cierto en las raras ocasiones que se pone la corbata parece un canónigo de la Catedral vestido de paisano.

Suelo citar en esta cuestión la autoridad del que fue gran teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, don Alfonso Guajardo-Fajardo y Albarracín (Guajardo padre, vamos), de quien oí la mejor definición del protocolo: "Si yo te invito a cenar en mi casa y pongo en la cédula de convite que la etiqueta es pijama los señores y camisón las señoras, tú puedes hacer dos cosas: o venir o no venir. Si no vienes, no passssa nada. Pero si vienes, tú tienes que llegar en pijama e Isabel, en camisón. ¡O no venir!". Eso podía haber hecho Bisbal: no ir a Palacio, si no quería ponerse el pijama, digo, la corbata. Que yo sepa, tampoco fueron a Palacio ni Julio Iglesias, ni Plácido Domingo, y son algo así como siete mil millones de veces más importantes que él. Y no passssó nada. Nadie los echó de menos. Que en estos sitios es mejor que lo echen a uno de menos que de más, como es el caso que nos ocupa del cantamañanas de los rizos.

Punto de exigencia de la etiqueta que es exactamente igual que el nuevo Reglamento de la Policía Local, por el que defiendo a Zoido, a quien los guardias municipales le están montando el cirio para no cumplirlo. ¿Y saben por qué? Por cuestiones de etiqueta. De protocolo. El reglamento dice sencillamente que los guardias municipales deben ir de forma que parezcan guardias municipales y no "okupas" de la Corrala Utiopía. Esto es, sin tatuajes; sin ferretería de "piercing" colgada en las orejas en plan escaparate del Bazar Victoria; sin patillas de bandolero; sin coleta; sin mascar chicle y sin el cabello teñido de colorado como las pelorratas de Bildu. Y les piden que cuando se dirijan a un sevillano o les pregunte algo un turista, se quiten las gafas de sol si las llevaren puestas y les hablen de usted. Lo que pide el reglamento de la Policía es simplemente educación, corrección y perfecto estado de revista y policía. Por respeto al Cuerpo. Los agentes de la autoridad deben parecerlo. No parecen agentes de la autoridad quienes van por Sevilla disfrazados de niñatos, mascando chicle, con pírcines, tatuajes, pelos teñidos, coletas y gafas de Bono el cantante. Había antes en los cuerpos de seguridad algo que no había ni que exigir: respeto al uniforme. Y la cuestión del cumplimiento del reglamento es muy sencilla. Nadie les ha puesto una pistola al pecho para que se hagan policías locales. Esas cosas elementales ni siquiera tenían que exigirlas unos profesionales de la seguridad pública; les deberían salir de dentro. Pero si les gustan tanto las coletas, pues esto es tan elemental como lo del pijama. Si quieres ser policía local, te tienes que cortar la coleta. Y si quieres llevar coleta, pues dedícate al toreo, que allí sí que es obligatorio llevarla.

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