Esto de prohibir es mucho de los totalitarismo, tanto de izquierdas como de derechas. Franco lo prohibía todo. Fidel Castro lo prohíbe todo. Y prohibir es también muy alemán. El alemán es la lengua ideal para pegar broncas y para prohibir. Para decir que algo no se puede hacer, con esa palabra que suena a estornudo: "¡Achtung!". Cuando estoy en Munich con el nieterío y un alemán me dice lo de "¡Achtung!" me dan ganas de contestarle "¡Jesús!". Suena completamente a estornudo, y con aquellos fríos...

Por eso, por lo germánico y por lo totalitario, me extraña la tacada de prohibiciones que Zoido ha sacado adelante en el pleno municipal. ¿A que vamos a terminar en Sevilla como en Suiza, donde todo lo que no está prohibido es obligatorio? No me cuadra que Zoido se dedique a prohibir cosas, cuando me consta que es un liberal convencido. Y el principio fundamental de los liberales es el "laissez-faire", el dejar que cada cual viva su vida y se la organice como tenga por conveniente.

De la tacada absurda de prohibiciones municipales me choca sobre todo lo del dominó. ¡Bueno se va a poner Curro Romero cuando se entere que Zoido ha prohibido el dominó en los veladores! ¿Pero qué le ha hecho el dominó a este hombre? ¿Le ahorcaron una vez el seis doble y no lo perdona? Zoido ha logrado convertir el dominó en un deporte de riesgo. Juegas al dominó en la terraza de la peña, sobre un velador, en camiseta (de tirantas a ser posible), como los cubanos de la Calle Ocho de Miami, y el riesgo es que te expones a que venga un municipal y te arree un multazo. ¿Qué daño hace la gente jugando al dominó en los veladores de las terrazas? Más daño hacen los propios veladores, joé, que por ejemplo han dejado sin aceras transitables la calle Mateos Gago, y donde sí que hay riesgo: el doctor Muelas está harto de ver meniscos rotos por un tropezón con un taburete en los jodidos veladores turísticos de la paella en la calle Mateos Gago, que no dejan andar a la gente por las aceras y donde las madres se tienen que comer con papas los cochecitos de los niños hicos, porque no hay forma de pasar con ellos.

¿Y las campanas? ¿Qué le han hecho las campanas a Zoido, para que prohiba que den la hora? ¿Y cómo lo prohíben, además, cuando acaban de poner en el Altozano un reloj flamenco que te da las horas sobrado de compás? ¿Y la Pura y Limpia? ¿No va a poder sonar la campana de la espadaña de la capilla de la Pura y Limpia? Mire usted, señor Zoido: si los relojes públicos no pueden dar las campanadas como usted la ha dado con su Ordenanza de Dar Por Saco, de momento tiene que poner de Belinda al propio reloj del Ayuntamiento, y mandarles un guardia a los calonges para que hagan de silencio y de ruán el clásico reloj de la Giralda.

Todo absolutamente descabellado. Y completamente prescindible. ¿Qué necesidad tiene un liberal de ponerse a prohibir cosas, como si fuera un comunista... o un alemán? Y total, ¡para lo que sirve! Yo no sé por qué el Ayuntamiento da tantas ordenanzas, si luego no hace que los guardias obliguen a cumplirlas, como lo de las dichosas sillitas de los chinos en la Semana Santa. El pleno municipal es una fàbrica de papel. Mojado.