ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC, 14 de septiembre de 2014                 
                                
 
La monja jartible
 
La primera vez que la vi fue en una foto tomada en un plató de la televisión catalana, en cuya mesa así como de charlita estaba sentada al lado de Los Morancos. Quizá lo recordarán, aunque ellos quizá no quieran. Fue cuando el más alto de los dos Morancos defendió el derecho a decidir de los catalanes, esto es, sentó plaza de separatista, y le liaron la del tigre del circo de Ángel Cristo. La foto de la mesa de tertulia de aquel programa, a causa de la rebullasca que se formó, circuló por todos los papeles y todos los interneses. Y al lado de Jorge y de César aparecía sentada una señora disfrazada de monja. Nada se decía de la monja en cuestión, y encontrélo natural. Pues estos Morancos genialones se valen para sus sevillanísimos y trianerísimos pasillos de comedia de figurantes vestidos con los más extraños tipos, en lo que un cable echarles suelen nada menos que un sobrino de Beni de Cádiz y un descendiente de Ignacio Sánchez Mejías.

Yo me creía que era eso la tal monja del montaje separatista de la televisión catalana que se aprovecho de Los Morancos y les hizo una encerrona de cara a la charneguería: una figurante de la obra humorística que por aquellas calendas representaban los trianeros en un teatro del Paralelo. Pero luego comprobé que no. Que no era una señora disfrazada de monja al modo de las chavalas en el barrio de La Viña el sábado de Carnaval, que tal parecía, sino una monja disfrazada de señora. De señora progre. Algo así como Pilar Rahola con hábitos. Una progre profesional. De las que están en plantilla en La Cuatro y en la televisión del señor marqués que lanzó al coletudo Podemos cual El Pipo al coletudo Cordobés. Me picó la curiosidad e indagué sobre la monacal gachí, por lo que supe que se llama Sor Lucia Caram, monja dominica contemplativa y, además, argentina y verborreica. De Tucumán. De ahí que sea una especie de Jorge Valdano a lo divino y a lo progre, que habrán debido de soportar si tienen la mala costumbre de sintonizar esas cadenas de televisión donde toda rebelión contra el sistema tiene asiento...y pesebre.

Pero vamos a ver: las dominicas contemplativas, las hijas del Aquinate, ¿no estaban en la clausura de sus conventos rezando a Dios? ¿No se dedicaban todo lo más a hacer dulces que como su misma procedencia indicaba sabían a gloria bendita, entre cabellos de ángel y tocinos de cielo? ¿Por qué entonces esta exclaustrada señora monja argentina no se dedica a rezar a Dios y a hacer en la clausura yemas de Santo Tomás? ¿Por qué tiene que andar, como una Belén Esteban o una Rosa Benito con toca, de saltimbanqui por los platós de televisión? Para regocijo y beneplácito, además, de todos los que no creen en Dios. A quienes aplauden a la monja argentina les importan Dios y la religión que presuntamente profesa la tal señora estrictamente un pimiento, por no decir un carajo.

No sé si se ganará definitivamente la gloria eterna esta señora monja argentina tan jartible, tan roja, tan poco caritativa, tan antisistema, tan alternativa y tan pesada, pesada, pesada. Pero la efímera gloria de los cinco minutos de celebridad sí se los gana a pulso cada día, proclamándose campeona en el muy progresista arte de decir burradas. Su absoluta falta de caridad cristiana en la muerte de don Emilio Botín ha dado la vuelta al mundo. Que es lo que quería la muy exhibicionista. Y digo yo: ¿esta monja no tiene una abadesa superiora que la meta en un convento "que tenga rejas de bronce", como en el cante, que es donde debería estar? ¿Y no tiene un obispo que la llame al orden? Ofú, como su obispo sea uno catalán que yo sé, en vez de mandarla callar es capaz hasta de darle la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice a esta lamentable cantinera ideológica de las tropas de Podemos (que no van a poder) y de las hordas de Ganemos (que no van a ganar).

 

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