ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  14 de noviembre de 2014                 
                                
 
Que las iglesias sean iglesias

 

Tenemos unos Obispos del Sur que son unos revolucionarios de lo políticamente incorrecto. Y me huelo que al frente de esos Obispos del Sur, en esta revolución del sentido común que acaban de proclamar, está mi muy querido señor arzobispo. Sí, Asenjo Peregrina, el que tiene nombre de árbitro. Pero de arbitro internacional, de los buenos; de los que no se nota que están imponiendo con criterio su máxima autoridad; de los que van a pitar partidos al Mundial, ¿eh?, no ahí un trencilla cualquiera de la Regional. Porque tiene Don Juan José paladar para las cosas del patrimonio artístico de la Iglesia, materia en la que es especialista. Quien no ha visto el Palacio Arzobispal enseñado y explicado personalmente por Don Juan José, no ha visto Palacio: como lo de Joselito sobre los toros en El Puerto. En la capilla de Palacio dijo don Juan José una misa por la madre de nuestra compañera Aurora Flórez y al introducir la salve final a la Virgen, yo no he visto mayor sensibilidad al taracear la Fe y la Historia del Arte explicando la autoría e iconografía de la imagen genuflexa de la Purísimaque preside el íntimo altar.

Tiene que andar el arzobispo de Sevilla como inspirador de esta revolución del ya-está-bueno-lo-bueno que han proclamado los Obispos del Sur, pues han dicho algo tan elemental y valiente como que las iglesias tienen que ser iglesias y no salones multiusos para conciertos, conferencias, asambleas, congresos y poco menos que demostraciones de venta del Tápergüer. ¡Pues naturalmente! Vivimos un proceso de secularización del que no nos damos cuenta, y esto de tomar a los templos de Dios por el pito de un sereno y como salones de actos forma parte de ese movimiento de destrucción sistemática de cualquier sentido cristiano de la vida y de la civilización a la que pertenecemos. En muchas iglesias es más frecuente escuchar "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi que las quince del Vía Crucis.

-- Pero es que hay iglesias que parecen estaciones, usted. Lo que pega en ellas es ir a coger el cercanías, no a misa.

Estaciones o hangares. Cada vez que voy a la parroquia de Los Remedios me pongo a buscar por allí el Airbus 320 que estén reparando: es más hangar que todos los del aeropuerto de San Pablo juntos. Como decía aquel cura que estuvo primero en Santa María la Blanca y luego allí:

-- Mira, abría Santa María la Blanca por las mañanas y nada más entrar sabía que allí estaba Dios. Pero ahora, en la parroquia de Los Remedios, cuando entro, tengo que hacer grandes esfuerzos para creerlo.

Las iglesias están para lo que están, y hacen muy bien los obispos en recordarlo en su documento "Usos extralitúrgicos de las iglesias dedicadas al culto": "Sólo puede admitirse aquello que favorece el ejercicio y el fomento del culto, de la piedad y la religión, y se prohibe lo que no está en consonancia con la santidad del lugar". Como si en Sevilla no hubiera auditorios de sobra... Vivimos de hecho una Desamortización peor que la de Mendizábal. En tiempos de Bueno Monreal yo he visto cómo en Guadalcanal, el pueblo de la jefa de mi Casa Civil, se desamortizaban y vendían por cuatro perras gordas las iglesias de Santa Ana y La Concepción, la Capilla de San Vicente y la ermita del Cristo; y, antes, convirtieron en plaza de abastos la iglesia de San Sebastián. ¿Saben qué hay ahora en Santa Ana? Un centro cultural municipal. ¿Y en San Vicente? ¡Una peña bética!

Así que enhorabuena a los señores Obispos del Sur, a los que ruego respetuosamente se cambien de nombre. Ese nombrecito dichoso suena a empresa de servicios: "Obispos del Sur, S.A.". Obispos del Sur suena a Obispos de Seur. Es que lo dices y estás viendo el nombre, con su logotipo, escrito en el costero de la furgoneta de reparto de documentos valientes para que las iglesias vuelvan a ser iglesias (aunque habría mucho que hablar del bacalao del Parque Temático de la Catedral o del Salvador). Prontito los catalanes, muchos de ellos separatistas totales, iban a ponerse de mote "Obispos del Noroeste", señores mitrados andaluces... Que estamos en Andalucía, joé, que con sólo nombrarla sabemos que es la Tierra de María Santísima. De la mismísima Madre de Dios.

 

                     

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