Se nos ha quedado por hacer el merecido elogio del pintor Juan Valdés, con esto de las elecciones, del triunfo absolutorio de una Susana Díaz que estaba de consejera con el Griñán imputado por los ERE y la que le sigue deteniendo altos cargos la Guardia Civil. Una ex delegada enchironada ha demostrado, y con prueba de vídeo, que el "voto cautivo" no es leyenda urbana, sino realidad rural, cuando va la gachí y le suelta a los que trabajan en la Junta:

-- Que sepáis que si no votáis al PSOE y no pedís el voto puerta por puerta, en plan Testigos de Jehová, vais todos a la puta calle...

No son testigos de Jehová. Son testigos de que el voto cautivo existe. Con la de funcionarios que hay en la Junta, si a todos les han echado el mismo fervorín, multipliquen cada funcionario por una mujer o un marido, unos padres, un sobrino, un abuelo, un tío y una niña que han enchufado, y calculen si Susana Díaz iba a sacar los 47 diputados o no los iba a sacar. Pocos me parece, en ese plan. Como muchos me parece que Moreno Bonilla sacara 33, después que Rajoy se le pegara como una lapa para recordar que era el impuesto por su dedazo, para que PSOE, Ciudadanos y Podemos tuvieran los mimbres para hacer el cesto perfecto para los PP cabreados con Rajoy.

Con todas estas cosas, decía, no se le ha hecho justicia al pintor Juan Valdés. En la dual Sevilla tenemos dos Valdés pintores: Juan de Valdés Leal y el leal de Juan Valdés. Un Juan Valdés que en la España del Mangazo y en la Sevilla de los Trincones ha pintado un espléndido retrato de Su Majestad el Rey Don Felipe VI para que presida los plenos en el Salón Colon del Ayuntamiento. ¿Y saben cuánto ha cobrado Juan Valdés por el retrato del Rey al Ayuntamiento? Cero euros. ¿Y saben cuánto ha tardado en pintarlo? Un periquete. O sea, aproximadamente, lo mismito, lo mismito que el encumbrado y engreído Antonio López, que ha tardado veinte años en terminar su fotografía coloreada de la Familia Real (la mitad que Susana Díaz en hacer Derecho), por la que, encima, trincó por adelantado 50 millones de las pesetas de 1997, cuando firmó el contrato, que ahora serían... Pues la misma barbaridad de dinero que entonces, pero en euros. Y, en cambio, Juan Valdés, ya ven: no le ha cobrado al Ayuntamiento ni un duro y, además, ha pintado un cuadro, no coloreado una foto. Un cuadro con todos los avíos de un buen retrato regio para Sevilla: con la ciudad al fondo y con su pedazo de Giralda.

Si el retrato del Rey para el Ayuntamiento se lo llegan a encargar a Antonio López, primero que trinca por adelantado lo menos tres millones de euros, y después, que este tío, al que Zoido le hizo tanto la rosca cuando vino buscando exteriores, es capaz de pintar al Rey con la Torre Pelli y con Las Setas al fondo. Pero Juan Valdés, ay, no se da cuento ninguno. El leal Valdés. Con su humildad extremeña, tan poco alardea en esta roneante Sevilla de los pintamonas que cuando la gente oye lo de Juan Valdés se cree que es el que desde Colombia le trae los sacos de café a Catunambú en una de las mulas del tiro de arrastre de la plaza de los toros.

Tiene Juan Valdés calidad de pintor y de persona. Que pocos valoran y que, encima, como ahora con el cuadro del Rey, nadie le agradece, cuando nos lo ha regalado a todos los sevillanos. Yo creo que ni el Rey se lo ha agradecido. Cuidado que no tener Don Felipe ni media hora para recibir en Palacio a Juan Valdés y posar para que el pintor le tomara un apunte del natural... Debió hacerlo por Valdès...y por Sevilla. Pero, nada: lo tuvo que pintar nuestro leal Valdés por la foto que le mandaron desde La Zarzuela por Seur. Pero sin colorearla como el otro, sino haciendo pintura. O sea, que el retrato regio de Juan Valdés es como "La Familia Real" de Antonio López, pero pintando. Y divinamente. Y por el procedimiento de Beni de Cádiz: "sin trincá". Por fin lo hemos descubierto: ¡Señores, descúbranse, que hemos encontrado a un señor que no trinca en la Sevilla del Mangazo! Se llama Juan Valdés. Y es un artistazo generosísimo.

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