ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABCde Sevilla, 5 de junio de 2015                 
                                
 

El doblón del Corpus

Nos gastamos millonadas, y muy bien empleadas casi siempre, en restaurar monumentos, pero estamos dejando perder, abandonado, criando jaramagos, algo culturalmente tan importante como las piedras ilustres y los cuadros de firma: el patrimonio inmaterial de Sevilla. Sus ritos. Sus costumbres. La riqueza intangible de sus tradiciones y ceremoniales. Algunas se mantienen de puro milagro, gracias a señores particulares, cual los toques de clarines de las Lágrimas de San Pedro en las cuatro caras de la Giralda, de cuya restauración por iniciativa de un excelentísimo tabernero y un merítismo capellán real se cumplirán treinta años ya este 28 de junio. Pero si no hubiera sido por Rogelio Gómez y por el Padre Estudillo, las Lágrimas de San Pedro estarían más perdidas que el barco del arroz.

¿Cuantas tradiciones del patrimonio inmaterial de la Catedral se han perdido? De memoria y a bote pronto recuerdo: el Miserere de Eslava; la procesión por ultimas naves con Santa Justa y Rufina en su santo del 17 de julio; la colocación solemne de la Custodia, terminada la procesión del Corpus, en la Puerta de la Asunción, para que el Santísimo reciba los honores de Capitán General con el desfile de la tropa; la ceremonia de tremolar la bandera en Semana Santa; el pelón que los canónigos echaban al tomar posesión de su asiento en coro para demostrar que no llegaban por interés... Qué sé yo la de tradiciones catedralicias que han desaparecido. De milagro se mantiene el rito de la bandera concepcionista ondeando en lo más alto de la Giralda el 8 de diciembre; o el baile de los seises en la secreta Octava de Carnaval; o la procesión de la Espada y el Pendón el día del aniversario de la Reconquista, eso ahora tan políticamente incorrecto de que San Fernando, mal que les pese a los maurófilos y a los de la Alianza de Civilizaciones (que nos toca los que riman) echó de aquí a los moros y nos incorporó a la Cristiandad y, con ella, a la civilización europea.

Sin que nadie lo haya lamentado, y gracias a la cumplida información de María Dolores Alvarado ayer en ABC, sabemos ahora que los canónigos se han cargado otra tradición más del riquísimo patrimonio inmaterial de la Catedral: el doblón del Corpus. Y No Passsa Nada. Desde que se estableció la fiesta en honor del Santísimo y en la tradicionalmente llamada "Misa de Autoridades", antes de la salida de la Custodia, los muy cortesanos caballeros cubiertos bailan su primer minué a lo divino ante Su Divina Majestad. Era rito y tradición que al término del baile, uno de los seises se acercaba al alcalde, que le entregaba un doblón de oro en nombre del Cabildo de la Ciudad. Alguien le decía siempre al picarón seise que lo recibía, muy a la sevillana:

-- Que es de Güerva, ¿eh?

Porque era puro simbolismo. El doblón se le devolvía al alcalde y el Ayuntamiento tenía luego un detalle (económico, claro) con los seises. Eso se acabó. Porque le ha dado la gana a los canónigos, que no tienen paladar y sólo están preocupados por la recaudación de la taquilla turística del Parque Temático en que han convertido lamentablemente la Catedral. Donde los sevillanos entramos gratis, sí, pero como aquello está cercado de vallas y de azafatas mandonas y guardias de seguridad con muy malas pulgas, no hay forma de rezarle a mi Virgen de la Antigua. Dice el Cabildo Catedral que como el doblón simbolizaba el soporte económico del Ayuntamiento al Corpus y que como hace años que no apoquinan un duro, que se metan el doblón por el...Arquillo. ¿Más dinero queréis todavía, carnes mías del Cabildo Metropolitano? ¿No os habéis hartado con la taquilla del turismo que nos ha secuestrado la Catedral como templo a los sevillanos? ¿Y no juzgáis aportación suficiente del Ayuntamiento poner las portadas y el altar de La Hiniesta en la Plaza, las velas en el Salvador, echar el romero por las calles, organizar decenas de actos culturales para realzar la fiesta sacramental? Lo digo sin rodeos: ni Sevilla se merece a este Cabildo Metropolitano ni los calonges se merecen un tesoro material e inmaterial como el de la Catedral, del que son meros depositarios y mantenedores. ¡Catetos, que sois unos catetos y no os merecéis la Catedral que os hemos entregado!

 

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