En la novelera y olvidadiza Sevilla siempre hay una margarita por deshojar: está de moda, no está de moda, está de moda, no está de moda...

-- ¿Pero usted no se ha enterado que a las modas ahora se les dice "tendencias"?

Pues sí, se me olvidaba. Para mí tendencia es un chaval con unos pantalones de tubo que no sabes cómo consigue meter los pies por allí y una chaqueta tres tallas menos de la suya. Tan ajustada, que se le salta un botón y deja tuerto a alguien. Y zapatos mocasines carísimos, pero sin calcetines. Al que pertenezca a una pandi de "hipters" de tendencia, como lo vean con calcetines en los mocasines...¡lo expulsan inmediatamente! Para ellos los mocasines con calcetines son como para usted los turistas alemanes con andalias (vulgo sandalias) y calcetines negros, haciendo cola en la Puerta de San Cristóbal para pasar por la taquilla del Parque Temático Patriarcal y Metropolitano en que Paco Navarro y Amigo Vallejo convirtieron la Catedral cuando la Expo...y así sigue.

Íbamos por las novelerías. Ahora, el río. El río está de moda. Lo puso de moda Zoido, con veremos-a-ver-qué-mamarrachada-han-hecho en la vallada y vedada orilla del Paseo Colón en obras. Espadas lo amplía ahora hacia el Muelle de las Delicias, y le pone de mote la cursilada de "Espacio de Ocio". ¿Será por proyectos sobre el río? Sobre el río hay proyectos pendientes desde cuando desde aquí zarpaban los galeones de la Carrera de Indias, ¿verdad, Enriqueta Vila? Que en realidad no iban a América, sino a un cante de ida y vuelta: "Ni Veracruz es Veracruz,/ni Santo Domingo es santo,/ni Puerto Rico es tan rico/pá que lo veneren tanto". La última tendencia en el rescate del río es la invención del cine de verano. Y en el Muelle de las Delicias, que ni es sitio pá poné un cine de verano ni ná. Hombre, los cines de verano se ponen en la Ronda, o en El Prado, o en Santa Catalina, o en Triana. Sobre todo en Triana. Ángel Vela Nieto no me dejará por embustero si digo que Triana tenía más cines de verano que Sevilla entera cines de invierno. Ay, el Cine Alfarería, con su salamanquesa de reglamento en la pantalla de blanca cal de Morón, con sus sillas de enea, sus bancos para las entradas de general, su "selecta nevería"...

A la invención del cine de verano en el Muelle de las Delicias, como decir "cine de verano" es rancio y carca (y todas esas cosas que dice el rojerío que se ha cargado y se sigue cargando a Sevilla) le han puesto de apodo "Complejo OpenStar Sevilla". ¡Toma ya! Que es el cine de verano de toda la vida. Con la pantalla grande, muy grande, pero, ay, sin salamanquesa. Y un cine de verano sin salamanquesa en la pantalla en forma de tapia encalada, ni es cine de verano ni es nada. Es eso, una cursilada: Complejo OpenStar Sevilla. ¿Usted no ve la Diputación? La Diputación de ese presidente vitalicio que tiene montó con éxito un cine de verano en uno de los patios de su sede, el antiguo cuartel de la Puertalacarne, y tuvo un gran éxito. No se lo digan a nadie, pero yo creo que era porque su pantalla tenía salamanquesa. Miren, la salamanquesa de la pantalla del cine de verano era tan interesante que le echábamos más cuenta a la lagartija que a la carga del 7º de Caballería. Cuando tocábamos las palmas al sonar la corneta que anunciaba la llegada del 7º de Caballería (tarára, tararára, tararí), yo no sé qué aplaudíamos: si que llegaban los buenos para matar indios o si que con el ruido del cornetín de órdenes la salamanquesa hacía mutis por el foro de enredaderas y dondiegos de noche.

Dijo Unanumo: "Que inventen ellos". Aquí inventamos nosotros. Cosas ya inventadas, pero da lo mismo: el cine de verano, la poca vergüenza en la política, Lopera en el Betis... A ver si un día de estos volvemos a inventar el clásico búcaro encima del mostrador en los bares, hombre, y así no nos da corte entrar a pedir un vasito de agua cuando estemos como Antoñito Cofradías: "fititos".

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