Vino el otro día en ABC una foto que por un lado me preocupó y por otro me tranquilizó. Era de la Plaza de España. Venía Zoido retratado teniendo al fondo la Torre Sur, la del despacho oficial de los famosos cafelitos de Mienmano. O sea, el Big Bang origen de la Galaxia de la Corrupción en España. Iba a decir que el hecho merecía que allí se colocara una lápida recordándolo, pero lo retiro, porque de eso trato en este artículo. Pues en el pie de la foto de Zoido ponía que el ex alcalde propone que se haga un museo de Aníbal González en la Plaza de España.

-- ¿Otro?

-- ¿Qué quiere usted decir? ¿Que Aníbal González tiene ya un Museo en la Plaza de España?

¡Pues claro que lo tiene! El Museo de Aníbal González en la Plaza de España existe: es la Plaza misma. ¿Qué mejor Museo quieren que ese edificio magno, como una antología de su propia obra, con toda su azulejería, su ladrillo visto y tallado y cuantos elementos componen el llamado "regionalismo arquitectónico"? Voy más lejos: tan Museo de Aníbal González es la Plaza de España y tan monumento a su genial autor, que hasta sobraba la estatua horrible que le colocaron al final de la avenida de Rodríguez Caso, donde el arquitecto, la verdad, salió más feo que el molde de las caretas, y pega allí menos que un nazareno de ruán en un tramo de La Paz cuando pasa el Domingo de Ramos.

Pero no me preocupo en absoluto por esa idea absurda. Basta que la haya dicho Zoido para que no se haga. Como todo lo que propuso y le negó la Junta, pero ahora se lo concede Susana en un dos por tres a Espadas, que para eso es de los suyos. El problema de Zoido es que aún no se ha convencido de que no es alcalde. Sigue actuando como si lo fuera. La culpa no es suya. Es de Espadas, que a cada momento se recuerda, negándose a hacer los proyectos de Zoido, como lo del puente a la Torre Pelli.

Y aquejan a todos los alcaldes dos enfermedades endémicas de Sevilla, contra las que ojalá encuentre vacuna Espadas, presionado por sus socios de la ultraizquierda que lo pusieron, porque quien ganó fue Zoido. La Museitis y la Estatuitis son dos enfermedades endémicas de Sevilla. Todo el mundo quiere hacer un museo de algo y levantarle una estatua a alguien. En la ciudad monumental, donde sobran monumentos históricos abandonados y en peligro, nada, están empeñados en levantar más monumentos. De un tamaño ridículo, como ha advertido Ricardo Suárez: modelo Mozart en el Teatro de la Maestranza; modelo Clara Campoamor en la Costanilla; o modelo Jinete Indio en el puente de la avenida de Kansas City al que ya da nombre popular: el puente del Indio. ¿Cuántos monumentos hay pendientes de hacer en Sevilla, monumentos que además no hacen falta ninguna? Que si el Monumento al Costalero, que si el Monumento al Seise... Pasa con estos monumentos como con el Museo de la Plaza de España: que el mejor Monumento al Costalero es una cuadrilla de Cristo trianeando hacia el Altozano con el izquierdo por delante. Y el mejor Monumento al Seise, el secreto baile del Triduo del Carnaval, al que vamos cuatro gatos. Pero nada: se empeñan en seguir llenando de monumentitos tamaño figurita de Lladró la ciudad monumental...

¿Y Museos? ¿Cuántos museos hay pendientes de hacer en la Sevilla del Museo de Bellas Artes? Pierdo la cuenta, empezando por el que la ciudad le debe a la donación del filantrópico don Mariano Bellver y que Zoido prometió que iba en el Pabellón Real. Pero como era idea de Zoido, tiempo le faltará a Espadas para decir que nanai. Espero que Espadas no haga ni un museo más ni un monumento más. Lo que me extraña es que vaya adelante lo de Antonio Machado, que va a tener 3 monumentos, 3 en Las Dueñas: una placa dentro de la casa, otra fuera y una escultura en un muro exterior. Y su hermano Manuel Machado, el pobre, como no era rojo, sino todo lo contrario, mientras, sin monumento. ¿Para qué? No le hace falta. Ya lo tiene. Es un monumento inmaterial de sólo dos palabras y unos puntos suspensivos: "...y Sevilla".

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