ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 3 de noviembre de 2015                 
                             
 

Música para Cándido Brito

De momento y de entrada, tranquillos: tranquilidad en las masas. Tranquilos todos los que conozcan a don Cándido Brito, que esto no es un gorigori. Todo lo contrario. Es un homenaje en vida. Como deben darse los homenajes, qué título póstumo ni póstumo. Homenaje al que yo creo decano de los músicos de Sevilla, don Cándido Brito, saxofón desde los años 50 en la galardonada Banda de Tejera. Músico que ha cumplido ya sobradamente los 80 años y que no se ha jubilado ni ganas que tiene, sino que sigue dale que te pego y sopla que te sopla, corrida tras corrida, procesión tras procesión, en la Banda Tejera, con su saxofón. Del que me acuerdo que Ramón Resa, aquel bizarro y valiente periodista navarro avecindado en Sevilla, que le dedicó una calle en el Sector Sur, ponía como segundo término de la comparación en la descripción oral de los buenos banquetes oficiales de los que tenía que informar para su periódico: "Había gambas como saxofones y vasos de tinto como púlpitos".

Ya no hay púlpitos en las iglesias, pero sí saxofones de arte, como el de don Cándido Brito, que no piensa jubilarse y que sigue acudiendo cada tarde de festejo a la plaza de los toros, entrando por la puerta de la escalera de la Sombra Alta y cruzando la verja del traslado que les han hecho. De la Grada 9 de Sol y Sombra, con la mejora de las localidades, la Bandatejera ha pasado a sentarse donde antiguamente el piquete armado de la Guardia Civil que acudía a cada festejo: al comienzo del Sol Alto, sobre el Tendido 11.

¿Cuántas veces, con su saxofón, habrá tocado Cándido para abrir los paseíllos "Plaza de la Maestranza", ¿cuántas "Nerva" o, ahora, el flamenqueo macareno de la saeta de "Dávila Miura" de Abel Moreno? "Cuántas "Gallito", "Rajón Falé" o "Chiclanera"? Últimamente he descubierto que la plaza de los toros tiene unas localidades que ríete tú del Palau de Barcelona o de la Ópera de Viena. Es en el 7 de esa Sombra Alta, que estás sentado al lado de una Banda que sí que verdaderamente es Sinfónica, sin presumir de ello, y no como otras, y que allí, bajo la caja de resonancia de los arcos de la plaza, suena que ni la Filarmónica de Berlín, un mojón pá Von Karajan, don Cándido, que ese alemán nunca dirigió un saxofón como el suyo. Desde lo alto de ese saxofón de arte, más de medio siglo contemplan la emoción de un pasodoble torero como banda sonora para un hombre que se está jugando la vida al cuajar la muerte de un toro.

Así me explico que Brito no se quiera jubilar. Yo que tú no lo haría, artista. Por esta parte torera y por la otra cara de la Bandatejera, en los duales de Sevilla: por la cofradiera. ¿Usted sabe lo que tiene que ser ir tocando "Soleá dame la mano" detrás de un palio? Eso vale por todos los achuchones, empellonmes y arrempujones de la bulla y del niñateo que tras el tío de la escalera tiene que soportar don Cándido cuando va con su saxofón dale que te pego en esa banda tan sevillana que es dual: la que suena a barrio y a capa con "Campanilleros" y la que va de fúnebre y ruán, "Ione" con Santa Cruz.

Me explico que el saxo de la Bandatejera no se quiera jubilar ni con 80 años. ¿Usted sabe lo que tiene que ser estrenar la Semana Santa tocando "La Madrugada" de Abel Moreno en esa infinita vuelta de la Virgen del Subterráneo desde la Calle Gerona a los naranjos en flor de Doña María Coronel? ¿Y esa entrada de Madre de Dios de la Palma con la plaza de San Pedro a oscuras y sin niñaterío? ¿Y tocarle "Valle" a la Virgen del Valle? Todo esto lo comprende y lo sabe don Cándido. Y nosotros, los que degustamos estas intimidades de Sevilla, comprendemos que no quiera jubilarse. Vivió las orquestillas de fortuna de las salas de fiesta, el foso del Teatro San Fernando, las capillas musicales que improvisaba Pantión para las funciones principales. Por eso suena tan clásica Tejera. Por este saxofón veterano al que, como homenaje, le pido a Tejera el viejo, que lo llegó a dirigir, a Manuel Pérez Tejera, al tío de Pepìn Tristán: "Música, maestro, para ese saxo". Lo que no sé es si, para que se luzca con su saxofón, Tejera va tocarle un pasodoble a un torero de Triana o una marcha a una Virgen de Sevilla.

 

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