ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 7 de noviembre de 2015                 
                             
 

Parque con albero

Niño Robles: la tiza que vas a tener que coger hoy para anotar sobre el manchado mostrador las supremas contradicciones de los duales de Sevilla debe ser la de Blanco Cerrillo de José de Velilla esquina a la calle que se llama Velázquez, pero que le decimos Tetuán. Y ya que hablamos de Blanco Cerrillo y de su supremo y aromático adobo, a los agnósticos hispalenses (que haberlos, hay, y a manojitos) se les van las mejores. ¿No hablan ahora las "primeras comuniones por lo civil", como pide un padre de Rincón de la Victoria para su niño? Pues en Sevilla hemos inventado algo mucho más agnóstico, descreído y ateíllo: el "incienso por lo civil". Se ha inventado allí, en Blanco Cerrillo, la del imperial, glorioso, invicto, heroico e ilustre adobo de los boquerones y las conchitas (nada Piquer ni Velasco) de los artamuces, vulgo altramuces. En Blanco Cerrillo, con ese olor a gloria pura del adobo, han inventado el "incienso por lo civil" y a la sevillana. Por eso los tíos que venden incienso con humeantes pebeteros en sus mesitas de campimplaya, el de la Punta del Diamante y el de la esquina de la Capillita de San José, así como la señora de la calle Córdoba, se ponen tan lejos de Blanco Cerrillo. Porque si se colocaran al lado, ese "incienso por lo civil" de Blanco Cerrillo acababa con el cuadro de los olores sevillanos a gloria bendita.

Así que, niño Robles, coge esa tiza que nos ha dado pie a este largo exordio, y apunta que todas las plazas de toros del mundo tienen arena en el pisoplaza de su ruedo. Menos Sevilla. A pesar de que está en El Arenal, su ruedo no tiene arena, sino albero. Amarillo albero de Alcalá de los Panaderos, de los cabezos de los Alcores del Viso de mis raíces, de Mairena, de Carmona. Y ese albero, ¡por fin!, ha vuelto a los caminos del Parque. En la ciudad de tantos parques, no hay que decir qué Parque es el Parque. No va a ser el Parque Amate, joé... Como en la ciudad de tantas Vírgenes no hay que decir qué mañana es la Mañana de la Virgen. Yo no sé si es que me han hecho caso a lo que aquí, pero los caminos del Parque vuelven a tener el albero que los cubrió toda la vida, desde tiempos de los Montpensier. Han empezado por la, digamos, "milla de oro" (de oro de albero alcalareño) de la Fuente de las Ranas, del Monte Gurugú y de la avenida de Rodríguez Caso, el autor de "La Virgen sin Lágrimas" de la Quinta Angustia y promotor de la idea de la Exposición Iberoamericana de 1929. Por dejadez, que es el gran pecado del Ayuntamiento, la dejadez, la apatía, los caminos del Parque habían dejado de tener albero, y eran terrizos y duros, como los del Retiro. Una pena y una guasa. Dicen que el asunto ahora cumplido es un expediente de los que dejó sobre la mesa quien fue el más votado, pero todavía no se ha convencido de que ya no es alcalde: Zoido. Espadas dirá que nanai, que eso de que el albero vuelva a los caminos del Parque es una idea suya. ¡Pues pá tí la perra gorda, Espadas! Lo que nos interesa es que el Parque se parezca al Parque, como cada día es más difícil que Sevilla se parezca a Sevilla. Sevilla va que escarba camino de ser Albacete con veladores y con Giralda.

Y lo más contradictorio es que el albero sobre los caminos del Parque se esparce ahora, en noviembre, en el mes de los difuntos. Y no en vísperas de Semana Santa, que es cuando toda la vida de Dios se echaba, una vez pasadas las humedades y lluvias del invierno que oxidaban y descarnaban el dorado albero. Da igual. La cosa es que el albero vuelve al Parque. Y a ver si de paso levantan el horroroso asfalto de carretera de las largas avenidas por las que ya no pasan más coches que los peseteros de caballos con los turistas. Y vuelven a ponerlos de albero, como siempre estuvieron, antes que los automòviles invadieran el Parque, pues hubo un tiempo en que allí hasta iban las autoescuelas a hacer prácticas. Y si levantamos todas las "plazas duras" (tan duras como la cara de los alcaldes que las mandaron hacer) y les echamos otra vez el albero sevillano de toda la vida, pues es que ni te cuento, alcalde Espadas. ¿Será por albero?

 

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