ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABCde Sevilla, 7 de diciembre  de 2015                 
                             
 

Bicis por las aceras

Aviso al lector: este artículo es como una discusión sobre el sexo de los ángeles. Sabrán el origen del dicho. Cuando los turcos (al cambio, la Yihad de hoy) estaban a punto de conquistar Constantinopla, los sabios de Bizancio, en lugar de preocuparse de defenderse del enemigo, perdían el tiempo discutiendo acerca del sexo de los ángeles. O sea, lo que cantaba mi querida y admirada, así como injustamente olvidada Gracia Montes, la gran señora retirada del mundanal ruido del artisteo en su piso de la calle Asunción: "¿Será una rosa, será un clavel? /El mes de mayo te lo diré".

Mi discusión sobre el sexo de los ángeles o sobre lo que nos dirá Gracia Montes en el mes de mayo es: las bicicletas ¿son vehículos o son peatones? Si son vehículos, ¿por qué circulan por las aceras y por las calles peatonales? ¿Por qué todos los carriles-bici los han hecho fundamentalmente por las aceras, y no por las calzadas? Y si son peatones, ¿por qué gozan de los privilegios de los vehículos?

Sigo con las preguntas, que hay más: si son vehículos, ¿por qué una bicicleta te puede pillar cuando vas andando tan tranquilamente por una calle peatonal, de las nuevas o de las antiguas, ora por Puente y Pellón, ora por Francos, ora por Sierpes, ora por Sagasta, la de los millones? Y por Avenida, ni te cuento... Otrosí: ¿por qué las bicicletas han dejado de tener timbre? Toda la vida de Dios, la hispalense bicicleta tenía su timbre, y el ciclista que te podía atropellar te alertaba pegando un timbrazo. Me acuerdo de Chaves el de las Bicicletas, hermano de Manuel Chaves Nogales y mecenas de los poetas sevillanos del grupo "Aljibe", que tenía su tienda en la Avenida, junto a la puerta del Colegio San Miguel, donde vendía las Orbeas y la Velosolex de "Mi tío" de Jacques Tati. Le gustaba a Chaves anunciar en su escaparate los accesorios ciclistas con versos de su cosecha, malísimos pero con gracia. Y cuando exhibía en su escaparate un magnífico timbre de bicicleta, reluciente, magnífico, ponía un cartelito que decía: "Este chisme se aconseja/pá no pillar a las viejas".

Bueno, pues como las bicicletas ahora no llevan timbre como los que vendía el hermano de Chaves Nogales (y si lo llevan no lo usan) las viejas y las jóvenes corren el riesgo de ser pilladas por los ciclistas que sientan plaza de peatones y se meten tan panchos por la calle Cerrajería, o por Tetuán. ¡No le gusta ná a un ciclista ir por la calle Tetuán, por donde vende incienso el señor que se pone junto a la Capillita de San José, o por Velázquez, a la altura del olor a gloria bendita del adobo de Blanco Cerrillo?

Alardean los sucesivos ayuntamientos de Sevilla de hacer no sé cuántos kilómetros de carril-bici. Todos: los de derechas y los de izquierdas; el de los 20 concejales, 20 y el del Tío de la Mariscada; y el actual de quien es alcalde gracias a Podemos y a IU, porque no fue el más votado. ¿Carril-bici? Dinero tirado a la calle. Con pintar unas rayas en las calzadas, como hacen en Amsterdam, o en Zurich, o en París, hubiera bastado y sobrado. Pero es que, además, como con el cuento del envergue de la Movilidad de la Sostenibilidad o de la Sostenibilidad de la Movilidad le hemos dado tanta importancia a la bicicleta, el ciclista se ha crecido, y se cree "El Rey de la Carretera", como cantaba Juanito Valderrama: "De toda la ciudad mía/yo soy el amo y señor,/con mi bici tó los días/doy por saco al peatón". Toda Sevilla ya es un inmenso carril-bici. He hablado de las calles peatonales, pero ¿y las aceras de toda Sevilla? ¿Por qué le gusta tanto a un ciclista ir por la acera, como si fuera un peatón, y no por la calzada, como debería ir, cual vehículo que es? ¿Y por qué se lo permiten? Bueno, y si hablamos de la amenaza de los "seg ways" para turistas, los tentempiés que les llama Carlos Colón, es ya para salir corriendo. Pero con mucho cuidado, porque si vas por la acera, te puede pillar un ciclista. Y si estás listo, pegas un salto y te libras del atropello, encima va el tío y te insulta. ¡Por peatón, so joío por culo!

 

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