ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC, 11 de marzo  de 2016               
                             
 

Elogio del Cangrejeo

Una de las más acreditadas marcas de papel mojado que se conocen son las normas del Ayuntamiento de Sevilla sobre la Semana Santa. En los duales famosos, son la otra cara de la Feria. Por la Feria, el Ayuntamiento dice que el alumbrado público se apaga, un poner, a las 3 de la mañana, y a esa hora no hay un solo farolillo encendido en eso que los que llaman "faralaes" a los trajes de flamenca le dicen "el Real". Por la Feria, el Ayuntamiento dice que las 8 de la tarde se acabó el paseo de carruajes, antiguo de caballistas, y a esa hora no queda un equino, pero, vamos, ¡ni en lo boxes de Pineda!

En Semana Santa, por contrario, el Ayuntamiento se harta de dar normas y normas que luego no tiene ni medios ni ganas de hacer cumplir. Cuantas más normas da contra las puñeteras sillitas plegables de los chinos, más sillitas hay. Y más niñatos, tías catorce y tíos mal encarados plantificados en ellas con un poderío y una autoridad que, vamos, ni el Rey Sol en su trono. ¡Cualquiera les tose cuando están apalancados en una esquina e intenta uno pasar! Mira que ha dado el Ayuntamiento normas sobre las "vías de evacuación rápida" en Semana Santa... Bueno, pues las únicas vías de evacuación rápida que conozco son las de los niñatos que se mean en los portales y en los rincones tipo Siete Revueltas de las calles. ¡Eso sí que es evacuación rápida! ¡Rapidísima!

Y ahora, las normas contra los cangrejeros. Que se van a cumplir antier por la mañana. Estas normas nuevas de cada año me hacen mucha gracia. Parece que la Semana Santa ha sido creada ayer por la mañana y que, por tanto, cada Ayuntamiento, en cuantito florecen los naranjos, ha de partir de cero y llenarla de normas. ¿Pero estos señores no tienen una Hemeroteca Municipal de su propiedad, para que miren fotos antiguas del Archivo Serrano, o del Archivo Gelán, o del Archivo Sánchez del Pando? Ni los grises de la Policía Nacional del Teniente Coronel Hita pudieron acabar con el cangrejeo. Cangrejeros los hubo toda la vida de Dios: gente que iba delante de los pasos, especialmente los de palio, andando para atrás, del brazo de la novia fundamentalmente, para no perderse un detalle y degustar cada andar de la cuadrilla que, en palabras del Maestro Rafael Franco, escupía bambalinas. Mi alfayate me contaba cómo todos los chavales del barrio de la Feria cangrejeaban delante de los palios, calles y más calles, el año que Font de Anta estrenó "Soleá, dame la mano". A la juventud de Mayo del 68, por muy agnóstica que fuera (¿verdad, Amparo Rubiales?) no había cosa que más le gustara que cangrejear delante de la Virgen de las Aguas, con la Banda de Soria de Gámez Laserna detrás, calle Alfonso XII adelante, camino del Museo.

Cangrejear se ha cangrejeado en Sevilla toda la vida de Dios para ver bien los palios. Para saborearlos. ¡Vamos a echarle paladar! ¿Habrá mejor premio, ni Medalla de la Ciudad ni leches, que la Hermandad de la Macarena te entregue un palermo verde para que puedas ir de nazareno de merino y terciopelo a tus anchas delante del paso de la Esperanza, viéndoLa de frente y de perfil, hartándonte de mirarLa? ¿Y creen que van a acabar con esto de un decretazo? ¡Te quí í ya, Juan Espadas? No hay Legión en Ceuta ni Regulares en Melilla suficientes como para acabar con los cangrejeros en Sevilla. Es más, es tan sevillano el cangrejeo, que yo lo declaraba especie digna de protección, por los empujones que sufren las criaturas, entre ciriales, antepresidencia, presidencia y maniguieteros. ¿No han protegido el cangrejo moro en las pieras de La Caleta y en los corrales de Rota y Chipiona? Pues igual habrá que proteger al "Cangrejus Cofradierus Jartibilis Hispalensis", en vez de echarle a los depredadores del CECOP. ¿Y saben una cosa? Que ni cangrejeo, ni andar para atrás, ni ná de ná. Que como se saborea un palio bien es viéndolo pasar, dejarlo que se vaya con la banda detrás, quedarse allí quieto, y verlo alejarse hasta que esa interrogación sobre el futuro de nuestra vida que es el último candelabro de cola se pierde en una esquina. Ante eso, que se quite el cangrejeo. Aunque sean cangrejos rusos Chatka, de los que una lata cuesta casi como una fanega de regadío...

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