ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC, 13 de abril  de 2016               
                             
 

El paquete

Como sostuvo un filósofo de la escuela de pensamiento de don José Luis Luis Vázquez Garcés y don Francisco Romero López, "hay gente pá tó". Hay quienes largaron el sábado y siguen largando porque Don Juan Carlos I presidiera los toros en la plaza de la Real Maestranza de la que hasta su abdicación fue hermano mayor. Y que, no conforme con eso, dejando a un lado los lujeríos del Hotel Alfonso XIII o las históricas estancias del Cuarto Real del Alcázar de Sevilla, se fuera a dormir a una austera finca del campo andaluz. Junto al esqueleto de la cabeza de un toro con los dos pitacos como la leyenda de "Islero" y de "Perdigón", a la entrada de Zahariche, el cortijo de la Casa Miura, habrán de poner cadenas. Porque allí, después de los toros, se fue a dormir Don Juan Carlos, en una sencilla cama de 90 sin más dosel que la cal de las paredes, para amanecer en casa de los hijos de Don Eduardo, en la centenaria ganadería del hierro de la A con asas y de la divisa verde y roja. Que una amiga muy versada en modas, cuando un domingo de Feria vio salir aquel cárdeno, en endiquelando los colores de las sedas que sobre el lomo traía, me dijo:

-- ¡Ay, no sabía yo que hubiera también toros de Gucci!

¿De Gucci, por el verde y rojo de la divisa? ¡De 1849 de antigüedad! Y conservando en toda su pureza de los ritos camperos, que eran los que quería conocer Don Juan Carlos. Que amaneció en el silencio tartésico de Zahariche y tras un desayuno me imagino que con manteca colorá, contempló las faenas camperas de una tienta de machos a campo abierto. Fernando Villalón puro. Romance del Ochocientos. Por lo que, como decía al comienzo, la gente ha largado contra Don Juan Carlos: que si deja en evidencia a Don Felipe; que si no están los tiempos para señalarse como taurino; que si la juventud odia a los toros y acercarse a ellos es alejarla de la Corona... ¿Saben lo que les digo? Que S.M. hizo divinamente. De casta, de la currista y bética Doña María, le viene en la sangre la afición a los toros. Y como todo buen aficionado, Don Juan Carlos da la cara por una Fiesta que se quieren cargar como símbolo de la Patria España que es. Yendo a los toros y echando el día en casa de los Miura, Don Juan Carlos no le hizo ninguna jangá a su augusto hijo, a nuestro Rey Don Felipe VI (q.D.g.), sino todo lo contrario. Defendiendo a la Fiesta Nacional está defendiendo a la Corona y a todo el paquete de la España que se quieren cargar los que en nombre de "la gente" (de la gentuza, más bien) quieren hacer desaparecer y disfrazárnosla de Venezuela o de Cuba.

El paquete, sí. Con nombre de casa de don Álvaro Domecq y Díez. El Toreo y la Corona están en ese paquete de la España que no solamente no aman, sino que odia a muerte esta gentuza. Quieren que este paquete esté en oferta, que los elementos que lo componen se queden tan vacíos como las estanterías de los supermercados de Caracas o de las tiendas de racionamiento de La Habana. Porque en ese paquete de la España que odian y quieren destruir bajo el disfraz del "gobierno de progreso" está la Corona. Y está la propia Constitución que la establece como forma de Estado. Y está la Iglesia y cualquier sentimiento católico: por eso don Francisco Javier López Álvarez, vulgo Pachi López, se apresura a quitar de su despacho del Congreso el Crucifijo de Don Julián Besteiro, que no creo yo que fuera un beatón del Opus. Y en ese paquete está la Unidad de la Patria. Y están las Fuerzas Armadas que juraron defenderla. Y está la Bandera rojigualda que besaron al sellar ese juramento. Y está la Marcha Real que silban impunemente en el fútbol. Y está la Guardia Civil. Y está la Policía Nacional. Y están por descontado los toros. ¿Por qué se cree usted que los separatistas y radicales prohiben los toros? Porque aspiran a destruir todo el paquete del que forman parte, junto con la Monarquía, la Iglesia y la Constitución de la concordia. Y que Don Juan Carlos hizo divinamente yéndose a Sevilla a defenderlos.

 

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