Sevilla tiene tanta memoria de lo que fue como poca conciencia de cuanto representa y está tirando por la borda a marchas forzadas en la ciudad de los veladores, convertida en un Parque Temático al servicio de la llamada "primera industria". Que no es tal industria, porque es del sector servicios: el turismo. Sevilla guarda memoria de las derribadas puertas de su recinto amurallado. Quedan en el callejero de la memoria. Seguimos yendo a la Puerta Osario, a la Puerta Real, a la Puerta Jerez. ¿Es Sevilla ciudad tan cerrada y difícil como dicen, tan ensimismada y contemplativa de su ombligo? ¿Derribaron por eso las puertas, para hacerla, como el título de la película de Roberto Rosselini, "Siviglia, città aperta"? Cada vez más abierta. Demasiado. En exceso entregada a los que se nos entran por las puertas y resulta que tanto dinero no nos dejan. A mí me da vergüenza cada vez que paso por la Avenida comprobar que junta gente un presunto grupo flamenco formado por un japonés que toca la guitarra, ¡toma ya!, uno que dice él que canta y dos chavalas vestidas de flamenca que zapatean como las locas sobre un tablero de Leroy Merlin. ¿Esa es la imagen de Sevilla que se llevan? A la vista está que es la que buscan y deja dinero.
Ante el turismo, todo vale. Vale que en plena Feria y en horas de máxima circulación de autos y coches de caballos, abran el Puente de las Delicias para que pase un crucero donde vienen unos turistas...que van a coger un autobús para ir a visitar las bodegas de Jerez. Ese "todo vale" tiene su apoteosis en los dos días finales de la Feria, cuando los cabales se van a la playa o se quedan en su casa y Sevilla abre su puerta de fiesta, que es la Portada de Feria, a todo el que viene. La presunta ciudad abierta se retira de la Feria como los moros se fueron cuando entró San Fernando y dejamos lo que los madrileños llaman "el Real" de "los faralaes" y "las calesas" para los de fuera. La Portada de la Feria da en estos dos días directamente a la Puerta de Atocha. Los sevillanos nos vamos, adiós, muy buenas, y dejamos para los de fuera el gran embuste hispalense, el gran "Discurso de la Mentira" que es la Feria, donde los sevillanos tiesos nos disfrazamos de señoritos andaluces y ejercemos según los tópicos del vino, el caballo, y los toros... que casi todos nos los manda Jerez, por cierto.
Y la Puerta de los Toros. Saliendo de la plaza la tarde de "Cobradiezmos" pasé por allí camino de la parada del 37 y escuché ante la mismísima Puerta del Príncipe a unos turistas nacionales:
-- Por aquí es por donde entran los famosos, por eso están ahora las cámaras de televisión, para verlos salir.
No por donde salió Manolete en triunfo con un rabo; o por donde tantas veces salieron a hombros Espartaco o Curro, no: por donde entran los famosos. Roneo de Sevilla puro. ¡Qué nos gusta una Puerta del Príncipe...para salir retratados en el periódico! Hay quien lleva localidad del tendido 9, de sol y sombra, pero entra por la Puerta del Príncipe...para que lo retraten y al verlo en el periódico se crean que va a barrera, como los hidalgos arruinados del Siglo de Oro se echaban migas de pan en la barba para que creyeran que se habían hartado, cuando estaban caninos. La Sevilla de las derribadas puertas; la de la Portada de Feria; la de las portadas del Corpus; la del Arco de la Macarena con la Esperanza atravesándolo o la del Arco del Postigo con el Gran Poder pasando en la Madrugada, muere en estos días con la Puerta del Príncipe. Unos para entrar por ella y presumir, y otros para salir por allí con público de sábado y creer que son Pepe Hillo redivivo. Matizo en este punto y amplío lo que Ignacio Sánchez-Mejías con tanta elegancia apuntaba ayer "Desde el Tendido 2" sobre las jornadas finales de puertas abiertas en la Feria y en la plaza de los toros, que parece talmente una portátil de pueblo: desmiento que la Plaza del Baratillo se llame así por lo barato que un tal Fernández Figueroa ha puesto salir por la Puerta del Príncipe. ¿No había rebajas de julio? Ahora las han adelantado a abril.
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