ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC, 30 de julio de 2016               
                             
 

Los bancos que perdimos

Un lector, don José Antonio Peral, me hace ver que me olvidé de los bancos en el trozo de Sierpes que describimos con el "Aquí estaba" de los establecimientos tradicionales desaparecidos, como la Librería Sanz, Los Corales o la tienda de antigüedades de Segundo, que era una auténtica pinacoteca, como la del Plata, de pintura sevillana romántica y regionalista, donde lo que no era de García Ramos era de Rico Cejudo o de Cortés. Los bancos que echa de menos el lector no son, obviamente, los de fundición de Marvizón o Caetano, que por cierto se perdieron en las plazas y jardines, sustituidos por engendros modelo Ikea, como los de madera que ya se están pudriendo en la Puerta Jerez. No costaría tanto darles una manita de barniz de teca, antes que la intemperie acabe con ellos y haya que sustituirlos. Los bancos que dice el lector son las oficinas principales o sucursales de las entidades bancarias. En ese trozo que citamos de la calle Sierpes estaba, sin ir más lejos, el Banco de Vizcaya, que luego pasó al Coliseo España cuando vació todo el edificio, del que se conservó sólo la fachada y la famosa y legendaria "lámpara del Coliseo", que casi se tocaba con la mano desde su gallinero y fue a parar al Casino de la Exposición.

¿Cuántos bancos han desaparecido con la reforma financiera y las fusiones? ¿Cuántas que eran oficinas principales se han quedado en simples sucursales..o en locales de franquicias? Hablando del Vizcaya, me acuerdo ahora del fusionado Bilbao, de su oficina principal de la calle Granada esquina a Tetuán, con su patio de operaciones. Que cómo sería de amplio y concurrido ese patio de la oficina principal del Bilbao que dirigía mi recordado José Ramón Fernández Suárez, que por allí aparecía todos los días vendiendo la suerte un distinguidísimo lotero. Ese lotero como fijo de plantilla del Bilbao no era otro que Ricardo Gordillo, "El Balilla" en el mundo del costal. Nada menos que el creador del "¡Al cielo con Ella!" aquel amanecer de un lejano Viernes Santo frente a los antiguos Juzgados de la calle Almirante Apodaca, cuando El Gordo Penitente, o sea, el Salvador del Cachorro, ordenó una levantá "hasta los cables" del tranvía con la gitana Virgen de las Angustias y Ricardo contestó lo de "¡Al Cielo!". Te tocara o no te tocara, que en el Banco de Bilbao te vendiera El Balilla en persona un décimo de lotería ya era una forma segura de que te diera el gordo de la sevillanidad.

¿Y el patio de operaciones del Banco Hispano Americano en la calle Sierpes, tan ligado a la Hermandad del Dulce Nombre, con su azulejo en la fachada reproduciendo el cuadro de Gonzalo Bilbao para recordar que allí estuvo la Cárcel Real donde Cervantes anduvo preso y diz que se le ocurrió escribir "El Quijote"? Aquel patio de operaciones ahora destruido y "laredizado", que tenía al fondo un impresionante retablo cerámico con una vista de Sevilla, me parece que de Santiago del Campo o de Emilio García Ortiz. Aquellos patios de operaciones con escritorios para rellenar en ellos los impresos de ingresos, con "pluma, tintero y papel", como en la letra del cante del llanto de Manuel que describía Juanito Valderrama por lo que se le había caído al agua al hombre. Patios de operaciones con ventanillas con barrotes como de bancos de las películas del Oeste asaltados por los malos. Y con asientos sin respaldo para esperar llenos de nervios y de preocupación hasta que te avisaban si el cheque que llevabas a cobrar tenía fondos o no, como en el inolvidable pasillo de comedias de la vida sevillana que hizo Pepe da Rosa.

Las fusiones bancarias acabaron con todo aquello. Como la hecatombe de las cajas de ahorros terminó con aquel Wall Street de Los Remedios que era la calle Virgen de Luján, donde encontrabas desde la sucursal de la Caja de Ahorros de Soria a la de Ronda, todas las cajas y bancos. Y lo que te rondaré, morena. Porque el mundo bancario y de las cajas sí que es un Valle de los Caídos y no el que quieren dinamitar; "Aquí estaba El Monte, aquí estaba la Caja San Fernando, aquí estaba el Central, aquí estaba el Banco de Andalucía..."

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