La Ciudad del Malaje
- Hay algo que nunca me expliqué: cómo si la palabra "malaje"
- que viene del "mal ángel" que tiene una persona, el DRAE la
- escribe con jota, en lugar de con ge, que sería lo lógico. Ahí
- empieza el malaje. Como otra contradicción, y grande, es que a
- Sevilla la conozcamos como "La Ciudad de la Gracia", por la que
- divagó Izquierdo, cuando en plan Jano de la fuente de la Casa de
- Pilatos frente a esa ciudad, o por debajo de ella, o al lado, o
- en la otra cara, hay una "Ciudad del Malaje". Por la que, por
- ejemplo, divagan Paco Robles y Eusebio León haciendo colección de
- camareros malajes, que los hay a manojitos. Sentemos, pues, una
- tesis tan atrevida como cierta: tan sevillano como la gracia es
- el malaje. Es más, sin tanto malaje como anda por ahí, no
- tendrían mérito los pocos tíos con gracia que nos van quedando.
- Que es otra cosa que el simpático profesional, modelo Los del Río
- o Los Compadres. En Sevilla cada vez hay más simpáticos
- profesionales, simpáticos con carné, simpáticos fijos de
- plantilla. Los de la falsa gracia obligatoria, que algunos hasta
- nos dan coraje de tanta simpatía. Ya lo han dicho las autoridades
- en materia malajística hispalense: en un restaurante, mucho mejor
- que un metre simpático profesional es un camarero malaje de toda
- la vida, de los que parece que te están haciendo un favor
- sirviéndote.
- Se habla mucho del malaje con la bandeja en la mano o tras
- la barra, pero malajes los hay en todas las actividades y ámbitos
- de la ciudad. De momento Sevilla ha tenido grandes alcaldes
- malajes. Si echamos las cuentas, más que alcaldes con gracia.
- ¿Dónde me dejan el malaje de Manuel del Valle, o el de Soledad
- Becerril? Los preferí siempre a la simpatía impostada de
- Monteseirín. Concejales malajes ha habido y habrá tela. Y que no
- falten. Y funcionarios malajes, ni te cuento. Es más, yo creo que
- en las oposiciones a funcionarios de las Administraciones hay
- unas pruebas de malaje, de forma que por muy bien que haga el
- resto de los ejercicios pierde la plaza quien dé negativo de
- malaje. ¿Y en las bancos? ¿Habrá algo más malaje que un
- ventanillero de banco? Con las fusiones bancarias, las
- jubilaciones anticipadas y la reducción y cierre de sucursales,
- los bancos se han quedado como las últimas grandes reservas de
- malajes en puestos de atención al público. Como cada vez mandan
- menos personal a las sucursales, los dos o tres amargados que
- quedan en cada oficina dan un recital continuo de malajidad. Un
- lector nos cuenta: "En la oficina donde tengo los ahorros y los
- recibos domiciliados hay una señorita que es lo máximo en
- malajura. Te echa patrás con la mirada. Te mira de arriba abajo
- como perdonándote la vida y mira otra vez para el ordenata
- haciendo sus cosas. Cuando le da la gana te vuelve a mirar y te
- dice: «¿Qué quería usted?» Y servidor, hasta las trancas, le dice
- con voz bajita, susurrante: «¡Hacer un ingreso!». Respuesta:
- «Para ingresos tiene usted la máquina, vamos, el cajero». «Es que
- yo no entiendo la máquina, señorita. ¿tendría la amabilidad de
- hacerme el ingresito, por favor, como cliente que soy, mire
- usted, de toda la vida». Se lo piensa y suelta: «Por esta vez le
- cojo el dinero, pero ya sabe usted que para la próxima, al
- cajero». Le faltó decir "so mamón"."
- ¿Y los dependientes malajes? Al margen de la Ley de
- Arrendamientos, de las franquicias y del cambio de costumbres, a
- muchos comercios tradicionales se los han cargado lo malajes que
- eran sus dependientes de toda la vida. Malajes de toda la vida.
- Sevillanísimos, eso sí. Como nuestro máximo poeta, Luis Cernuda,
- es quizá el mejor ejemplo del malaje sevillano. Era esquinaete y
- tirando a sieso el hombre. Su mala sombra fue la que le dio tan
- gran luz a sus poemas. En Sevilla hay personajes malajes, calles
- malajes, taxistas malajes, cocheros malajes, artistas malajes,
- catedráticos malajes, médicos malajes, abogados malajes, casetas
- de feria malajes. ¿Cuántos malajes salen en el Corpus? Así que
- menos hablar de la Ciudad de la Gracia y más de la Ciudad del
- Malaje. Que como la Religión Católica, es la verdadera.
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