ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC,  7 de noviembre de 2016
                             
 

Ministerio de Sevilla

 Y digo yo: si Rajoy, en el nuevo Gobierno, le ha encargado los asuntos de Cataluña, o sea, la amenaza separatista de Cataluña, la papa caliente de Cataluña, a Soraya Sáenz de Santamaría, ¿por qué Sevilla anda siempre huérfana de ministros, que los que son elegidos diputados por esta circunscripción, como Montoro, no sólo se olvidan de sus votantes sevillanos, sino que les mandan a los inspectores de Hacienda para ver si en sus casetas de Feria, cosa que fizo, habían pagado el IVA del fontanero que puso el cuarto de baño o no lo habían pagado?

Pensando estaba en cosas mientras esperaba que el Señor de Sevilla saliera por la Puerta de San Miguel y el farol de Cruz de Guía que llevaba mi alfayate apareciera frente a donde estuvo su taller. Me he hecho estas consideraciones esperando a un Señor sobre El que he llegado al convencimiento de que lo suyo es la sombra de la Madrugada más que el sol de la mañana. Aunque se haga la Luz de la Madrugada de la Fe sobre todo cuanto es alcanzado por su Potestas et Imperium. El Señor está mejor en la sombra de Tendido 1 de la noche, donde hay paladar para saborear la Gracia de su Zancada, que en la solanera mañanera del Tendido 12 de la Plaza de los Carros. Y es natural: si en los toros los señores están en la sombra y no en el sol, ¿dónde va a estar mejor el Supremo Señor de la ciudad?

Y pensaba en lo de la orfandad ministerial de Sevilla tras haber leído la entrevista que Alberto García Reyes le hacía a Juan Ignacio Zoido en ABC. En este caso, ayer el ABC era el Boletín Oficial del Estado donde Juan Ignacio Zoido se ha proclamado Ministro de Sevilla. Lo suyo de Interior es importante, e igual que ayer le pedía aumento de sueldo para los policías nacionales, hoy también le ruego que él, que es tanto de la Guardia Civil, sea quien ponga los sueldos de las jornadas sin horas de la Benemérita por lo menos a la misma altura que los guardias municipales, y si es con horas extras además, mejor. Pero me llamó la atención la preocupación de Zoido por el Metro; por la Ese Cuarenta (como se pronuncia lo que se escribe S-40); por el Museo Arqueológico; por el Museo de Sevilla por antonomasia, que es el de Bellas Artes, donde "iba a diario Juan Miguel/ a copiar las maravillas/ de Murillo y Rafael"... El pensamiento de Zoido sobre los problemas que sigue teniendo la ciudad del alcalde que tanto critiqué con sus 20 concejales, 20, me hace pensar que si París bien vale una misa, Sevilla se merece un Ministerio para ella solita, por su lealtad de NO8DO a España en las más atribuladas horas.

Ya hubo un Ministro de Sevilla, que conste. Lo recuerdo en mi habitual natación contra corriente y herejía ante los dogmas de lo políticamente correcto, disparando mi fuego de contrabatería contra el bombardeo de los embustes de la mal llamada Memoria Histórica. Sevilla ya tuvo un miembro del Gobierno nombrado como tal "Ministro de Sevilla". Lo puso el general Franco con el encargo de paliar los efectos de la riada del Tamarguillo de 1961, la que ahora sería llamada "catástrofe humanitaria". Aquel ministro de Sevilla se llamaba don Pedro Gula Villalbí y era catalan. Y la verdad es que hizo bastante poco por Sevilla, hasta nos dejó sin Canal Sevilla-Bonanza. De modo y manera que confío que Zoido, sin haber sido nombrado como tal titular del Ministerio de Sevilla, sí lo sea de modo efectivo. Estampillado por nosotros como "ministro de Sevilla". Y si así fuere, que se lo premie El que salió ayer de la Catedral y es tan Señor que dejó su abono y se fue con el pueblo a la solanera del Tendido 12 de la mañana. Y si no, que se lo demande. Sevilla se merece un Ministerio real y efectivo. Y por nuestra lealtad a la Patria, por lo menos la misma atención que los catalanes separatistas. Así que a pedir por esa boca en nombre de Sevilla, señor Zoido, que todo no va a ser Soraya de Reina Maga espurreando millones para taparles la boca a los trincones separatistas catalanes, que ante la pela arrían la estelada y lo que haga falta arriar. Hasta los cuatro zancos de la independencia por parejo.

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