Una hermandad de penitencia de estas nuevas, de las que ni siquiera llegan a La Campana y se tienen que conformar con darse una vueltecita por el barrio como el que se da un paseíto por la muralla real, como quiere llamar la atención a cualquier precio, está celebrando su anual quinario en honor de su Santo Titular. ¿Y saben ustedes a quién se le ha ocurrido traer para predicar ese quinario, que no tiene además el menor arraigo, y que no significa absolutamente nada en el almanaque litúrgico de Sevilla, ni en la amorosa cuenta atrás para la Semana Santa? Pues con la cantidad de obispos que hay en España, y con la cantidad de canónigos con un pico de oro y un conocimiento de las Escrituras como el de los curas que salían sabiendo latín de los antiguos seminarios... Pues con la cantidad de oradores sagrados que hay en Sevilla, con tirón y gancho, de los que arrancan dentro de los templos ovaciones como de plaza de los toros cuando se relían en la sotana de la lírica como si fuera una media verónica, y me estoy acordando ahora de mi admirado cura don Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, que borda lo mismo la oración fúnebre en un entierro que el fervorín de una primera comunión, la homilía de una boda que la predicación en la misa de su Parroquia de Santa María de las Flores...

Pues habiendo todos estos oradores sagrados en la Viña del Señor, como resuelta que todo esto de Sevilla está sacado de quicio y más por parte de estas hermandades nuevas que se van a cargar la Semana Santa con su afán de protagonismo y de cambiar lo que siempre ha sido como toda la vida de Dios, ¿saben ustedes a quién se le ha ocurrido traer a la cofradía a que me refiero para predicarles ese quinario que no tiene significación alguna en la ciudad? Pues como está de moda en el mundo de las cofradías, a un obispo. Hay, como saben, una especie de concurso entre las hispalenses hermandades, a ver quién trae mejor obispo para predicar sus cultos; y si es un arzobispo, es que ni te cuento. ¡Hasta al Arzobispo Castrense han traído algunas, creyendo quizá que así la Banda del antiguo Regimiento Soria 9 les iba a tocar de balde detrás del palio!

Y con la cantidad de obispos que hay en España, ni imaginarse pueden a quién se ha traído esta hermandad novata para su quinario: ¡a un obispo separatista catalán! ¿Habrá obispos en Cataluña que sean como Dios manda, no separatistas, y que crean en la unidad de España, y que tengan como misión principal de su pastoral trabajo no dar pábulo a los que quieren romper la Patria, que no creen en Dios, pero que se valen de sus pastores para abonar sus tesis independentistas? Bueno, pues con tantos obispos como hay, esta hermandad nueva, como es tan inexperta y no sabe lo que se trae entre manos, ni nada representa en Sevilla, ¡se ha traído a predicar el quinario de su Señor nada menos que a un obispo separatista catalán! Dicen que al más independentista de todos. Sí, a uno de los que firman los manifiestos por la independencia de ese trozo irrenunciable de España, y que en sus cartas pastorales arrea candela exigiendo el derecho a decidir de su pueblo... Todos los tópicos que usted pensar pueda en separatista materia, los ha dicho en sus documentos pastorales este mitrado que predica el quinario de marras y que, si se pone, hasta es capaz de que reciban como hermano al "president" de la fregona en la cabeza. O sea, y en corto y por derecho: que estamos pasando el quinario con ese quinario.

Ahora, que como Dios es grande en el Sinaí, me pongo lo que quieran a que ese obispo separatista catalán, cuando vea la fe de Sevilla ante el Señor cuyo poder predica, seguro que se le escapan del alma dos palabras, dos solas palabras, y dice: "¡Viva España!". No me extrañaría nada. Sevilla y su Señor hacen estos milagros.

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