ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 14 de febrero de 2017
                               
 

El rodeo sevillano

Muchas ciudades y regiones tienen sus deportes populares. Por ejemplo, esos vascos de los que decía El Pali que tenían unos morrillos que se podía escribir en ellos El Quijote con la maja del gazpacho, arrastran piedras o cortan troncos en plan Zoido con la calle Almirante Lobo o Monteseirín con la Avenida, nuestros dos grandes alcaldes aizcolaris. En Santander y sus cántabros valles el deporte popular son los bolos montañeses. Y así todas las regiones, cada cual con su deporte popular. Aquí en Sevilla, más que deportes populares había juegos tradicionales que han desparecido prácticamente cuando los niños han dejado de divertirse en la calle, con tanta pley-esteichon y tantas horas delante de una pantalla: del televisor, del teléfono móvil, del ordenador, de la tableta, de la consola. En Sevilla, como los montañeses a los bolos, jugábamos a la billarda, y a la tángana, y a piola, palabra nuestra que el DRAE, como tantos tesoros lingüísticos sevillanos, desprecia e ignora. Pues peor para ellos: a la piola le dicen "pídola", que para nosotros es alguien que pide algo con pronombre femenino enclítico.

Aunque todos esos juegos a modo de deportes populares hayan desaparecido, salvo la cucaña de la Velá, acabo de descubrir que en los últimos años hemos inventado otro, sevillanísimo: el rodeo. Pero no el rodeo americano, eso que unos combois se montan en unos potros salvajes sin montura ni estribos y los agarran por las crines hasta que, naturalmente, se pegan el vejigazo. Ni tampoco consiste nuestro rodeo en montar a pelo vacas de media sangre, que salen escopetadas de un chiquero y sobre la que el comboi que está predestinado al costalazo del siglo trata de cabalgar al menos unos metros. Nuestro rodeo a la sevillana no es ni con caballos por desbravar ni con vacas que sepan latín, sino con coche. Eso de que la recta es el camino más corto entre dos puntos es el principio geométrico en cuyo quebranto consiste la esencia del rodeo a la sevillana. ¡La de rodeos que tienes que dar con el coche para ir de un lado a otro, cercanísimos, del casco antiguo, partido en dos como por un muro de Berlín! Si, por ejemplo, quieres ir desde la parada de taxis de la Punta del Diamante a la Puerta de la Carne, el conductor no puede darse la vuelta y tirar por Virgen de los Reyes, Mateos Gago y Fabiola a Santa María la Blanca, allí al lado, sino que se tiene que ir por García de Vinuesa al Paseo Colón, Las Delicias, la calle Rábida, el Foso, el Caballo, la Pasarela y ya por la Ronda llegar a la Puerta de la Carne. Y así todos esos itinerarios que usted padece. No hay camino más largo que ir en coche desde La Magdalena a Martín Villa, porque la calle O´Donnell peatonal y vedada a la circulación es el muro de Berlín del tráfico en Sevilla.

Por si faltaran rodeos a la sevillana, acabamos de inaugurar uno que es tan absurdo como incomprensible. Como toda Sevilla pedía que peatonalizaran el tramo final de Baños (¡tararí!), lo cortaron. Y para llegar al aparcamiento subterráneo de La Gavidia, vulgo Cortinglés, desde la calle Torneo, tienes que hacer un camino que, vamos, ni la Hermandad de Bruselas para el Rocío. Entras por el desfiladero de la calle Baños, con semáforos además para que se produzcan más tapones. Y al llegar a la última esquina, te mandan por la calle San Vicente. Y pasas ante la iglesia de San Vicente y cuando ya te crees que puedes enfilar para el aparcamiento antes que pongan el cartel rojo de "Completo", resulta que no, que es dirección prohibida. Tienes que tirar entonces por detrás de la cerrada Jefatura Superior de Policía que se está hundiendo, y salir...¡a la Gavidia, joé, de la que has estado antes a 20 metros en la calle Baños! Y de La Gavidia, ya por el "itinerario tradicional", al aparcamiento. Y para salir luego, ni te cuento: por la calle Santa Vicenta María te tiran a Alfonso XII. Los GPS tienen que estar locos. Tan locos como quienes fomentan este rodeo a la sevillana por culpa del cual, aunque predican la sostenibilidad de la movilidad...¡venga a gastar gasolina inútilmente con tanto desvío!

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