ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC, 22 de febrero de 2017
                               
 

El Águila comía gatos

Yo sabía que las águilas imperiales, heráldica voladora en los campos de azur de los cielos coronados por el Astro Rey, comían conejos y pájaros, y comían perdices, por eso son tan felices. Pero desconocía que las legendarias Águilas de Toledo comiesen gatos. Hablo de un Águila de Toledo en particular: de don Federico Martín Bahamontes, quien escalando el Ausbique o el Tourmalet y ganando todos los premios de la montaña del Tour de Francia, nos hizo de muchachos sentir "la gloria infinita de ser español". Ya antes Jesús Loroño nos había encendido el sentimiento patrio sobre dos ruedas que Bahamontes llevó, y nunca mejor dicho, a lo más alto. Con nuestras bicicletas de regalo por haber aprobado la Reválida de Cuarto, todos queríamos ser Bahamontes, héroe de las cuestas más fatigosas, y cualquier cerrillo de las carreteras de nuestros veraneos era para nosotros el Tourmalet.

Quiero con ello decir que todo honor y toda gloria a cuanto don Federico Martín Bahamontes representó para el ciclismo, para España y para toda una generación que tenía que conformarse con leer en el ABC la crónica, la clasificación general y la del premio de la Montaña del Tour, porque no había televisión que retransmitiese cómo el fibroso, el animoso Federico le ganaba al mismísimo Luison Bobet en las cuestas arriba. Eso, cuesta arriba. Cuesta arriba se me hace tener que decir la pena que me ha dado Bahamontes, quien desde lo alto del Tourmalet de sus 88 años podía haber contemplado otras pirámides de gloria y no la triste España en blanco y negro que comía gatos para quitarse el hambre. Igual que existe la Leyenda Negra de la presencia colonizadora de España en América, que llevó la civilización a las barbaries precolombinas de los sacrificios humanos, nos estamos inventando en nuestro tiempo la muy socorrida y políticamente correcta Leyenda en Blanco y Negro, sin matices, de la España de postguerra. Bahamontes, en el reportaje de José Carlos Carabias, le ha añadido unos chafarrinones importantes a esta leyenda de "la España en blanco y negro". En vez de hablar de sus triunfos, se regodea en las miserias de los "años del hambre". ¡Más madera para la Leyenda en Blanco y Negro de España, que esto es la guerra, en la que hasta que los rojos ganen la batalla del Ebro no van a parar!

Y encima, en vísperas del Día Internacional del Gato, va nuestra querida, legendaria y heroica Águila de Toledo, como si fuera una película de Fernando Trueba o de los subvencionados millonarios de los Goyas, y larga: «La carne que comíamos eran los gatos que yo cazaba por las noches con un tirachinas o con palos. Comíamos gatos, pasábamos mucha hambre». ¡Qué horror, qué pena de gatunos! Lo que faltaba. Escribo este artículo, como podrán comprender, cumpliendo órdenes de mis gatos Remo, Rómulo y Romano, que son quienes mandan en esta casa. ¿No podía haberse callado nuestro héroe eso tan desagradable de sus años matagatos? Y ya que lo ha dicho, ¿dónde están las protestas de los animalistas profesionales, los que insultan a quienes entran en las plazas de toros? Ay, si en vez de decir que comía gatos Bahamontes llega a decir que comía linces, la que se lía... Lo siento, pero mi héroe de la juventud se me ha derrumbado ante la mirada triste de mi gato Remo. Nos ha dado gato por liebre. Nos ha ofrecido un testimonio de esta España Matagatos que aún existe, que maltrata de las más hermosas criaturas de Dios sin que nada ocurra; que los mata en los hitlerianos campos de exterminio que son muchos zoosanitarios municipales. Me ha recordado lo de aquella antigua vecina del Corral del Trompero, que cuando Isabel recogió a Remo de la calle, me dijo: "En mi corral había un vecino que le gustaban mucho los gatos". Le pregunté: "¿Los recogía también de la calle?". Me respondió: "No, ¡se los comía con papas!". O sea, como Bahamontes, pero sin Premio de la Montaña y sin Leyenda en Blanco y Negro de España.

REPORTAJE CITADO: Bahamontes: «Pasé hambre y comí gatos, por eso fui ciclista»

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