Yo ahora, Manolotoro, como acabo de llegar del colegio y sé que estamos ya haciendo pie en la Cuaresma, porque Don Antonio Pantión esta mañana nos ha tocado en el armónium de la misa diaria de Portaceli "Amargura", "Valle" y "Penas". Y sé que tengo que ir a mi cuarto y poner corriendo el transistor Grundig que mi padre me ha traído de Tánger, para escucharte a ti, y a Carlos Schlatter, y a Chano Amador, y a José Manuel del Castillo. En Radio Vida va a empezar "Saeta". Y en la soledad del cuarto donde tengo que repasar el libro de Lengua de Guillermo Díaz-Plaja, porque mañana tenemos composiciones trimestrales, suena el transistor:

"Radio Vida presenta..."

Y se escucha ahora el rasgueo como de cuerda de guitarra de la aguja del gramófono de Casa Damas pasando sobre la vieja placa de pizarra: la sintonía de la histórica saeta de Manuel Centeno a la Cruz de Jerusalén de los primitivos nazarenos de Sevilla: "Silencio, pueblo cristiano..." Y es como si oliese ya a naranjos en flor en la esquina de tu calle Alfonso XII de los triunfales regresos de tu cofradía del Museo, querido Manolotoro, cuando arranca, ritual, solemne, sentido, tan nuestro, vuestro programa en la emisora que la Compañía de Jesús, con el Padre Linares, ha puesto en los altos de Los Luises de la calle Trajano:

«"Saeta", revista hablada dedicada a la Semana Santa de Sevilla. Ya está en el aire nuestra Saeta radiofónica y, como de ella nos dijera Muñoz y Pabón, nuestra emisión será fiel reflejo de la interpretación que el pueblo de Sevilla hace de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Breve, sentida, popular y sonora como la saeta misma es esta revista que llega a tus oídos, como una ofrenda al Redentor y a Su Madre Santísima y un tributo a Sevilla, la ciudad que amando y llorando supo crear eso tan indefinible que es la cofradía. Pero escuchemos, que pronto la primera estará en La Campana..."

Y allí estáis, jóvenes, llenos de ilusión y de sevillanía cofradiera, clásicos y rompedores a un tiempo, los cuatro manigueteros que ponéis en la calle este paso sonoro que alimenta nuestras impaciencias cuaresmales: Carlos Schlatter, Chano Amador, José Manuel del Castillo y tú. Los cuatro, ay, Manolotoro, estáis ya viendo cara a cara al Cristo y a la Virgen de vuestra cofradía. Tú, Manolotoro, el último de "Saeta" que nos quedaba en esta Vida de la Radio, has visto ya cara a cara a tu Cristo, que acaba de expirar como tú; y la sobriedad del tocado de tu Virgen de las Aguas que, para recibirte, en tu honor se ha puesto otra vez en el terciopelo de su manto el trampantojo de bordado con las joyas de la Duquesa de Osuna.

Pero yo, Manolotoro, sigo escuchando en la memoria del corazón vuestro programa. Y ahora llega la sección que más te divertía, en la que vertías toda tu inquieta personalidad. En la voz de Juan Manuel del Castillo suenan los cuchicheos del "Se dice", tras los que veo tu pluma socarrona, la que se abrió de capa en el Pregón ante todos los micrófonos, que yo ahora resumo en uno solo: el de "Saeta" de Radio Vida. Así que, Manolotoro, "Se dice" que te has ido para siempre con tu Cristo de la Expiración y con tu Virgen de las Aguas. Y "Se dice" que en mi memoria suena "Aguas" tras el palio en el que vas de diputado de música. Que la viene tocando la Banda de Soria con don Pedro Gámez Laserna por la esquina del Bar Flor en la vuelta de vuestra cofradía, cuyo palio nos ha enseñado a toda una generación a "cangrejear". Y "Se dice" que "Amargura" ha sonado hasta tres veces en el lento paso del Andén, de una sola chicotá. La misma única chicotá cristiana de tu vida, de tu bondad, de tu entrega a a la Hermandad del Museo, de la amistad que me prodigabas. "Se dice" que Manolotoro ha muerto. Pero en mi transistor, donde sigue sonando "Saeta", "Se dice" que en nuestra memoria y junto a su Virgen del Museo, Manolotoro sigue vivo: "Omnes sitentes venite ad Aquas".

Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico  Correo  

Tweet           Seguir a @AbeInfanzon