Un dicho popular sevillano asevera:
-- ¡Anda, que te gusta más que a un tonto una tiza¡
Pues aquí tienen, para lo que gusten mandar, al Tonto de la Tiza. Al Tonto de los Artículos sobre la Tiza en los mostradores de las tabernas clásicas. Me gusta más que al tonto de referencia una tiza apuntando la cuenta de la convidá sobre un mostrador. Sanidad nos quitó el serrín de las tabernas, porque decía que era antihigiénico. Lo prohibió. Entonces lo higiénico, ¿qué es? ¿Levantar polvo al barrer, sin haber echado antes por el suelo una manita de serrín y de haberlo espolvoreado con puñaditos de agua, lo que tenía algo de echarle afrecho de pienso a las gallinas? Me alerta un lector que no insista mucho sobre la tiza tabernaria, porque seguramente Sanidad la prohíbe porque dirá que, como el serrín clásico, es un riesgo para la salud. Será contra la salud de la confiscatoria Hacienda; porque lo más bonito que tiene la tiza de las tabernas es que el dinero negro se pinta en blanco. Se pinta de blanco y se pone de punta en blanco. Si te dan el tique del ordenador-registradora que hay ahora en todas partes, los de la pantalla táctil, Hacienda sabe lo que has pagado por las cuatro cervezas y la ración de ensaladilla. ¿Pero cómo controla Montoro lo que has pagado cuando el camarero hace así con la mano, ¡zas!, y borra del mostrador lo que te ha cobrado en negro, pero apuntado en blanco? Cada cuenta en tiza me parece una rebelión maravillosa contra el control asfixiante de Montoro. ¡Vaya usted a calcular el IVA de las convidás de las cuentas pagadas con un borrado de tiza, don Cristóbal, a ver si tiene usted lo que rima con inspecciones!
Ofrecí, según la gastronómica revista "Gurmé" de ABC, una lista de los templos del mollate hispalense donde se seguía apuntando la cuenta con tiza. Sendos lectores me envían dos añadidos a ese, digamos, cuadro de honor del blanco sobre negro (con agua, no sea usted mal pensado fiscalmente). Uno me señala que se sigue apuntando con tiza la cuenta sobre el mostrador en la bodega "La Mina", de la Plaza de la Pescadería, que regenta Agapito, un artista. Y otro me dice: "Hay una taberna en la calle Faura, en La Salle, Casa Julián (quizás, la mejor cerveza de Sevilla en vaso de tanque), donde se sigue apuntando con tiza, y uno de los hermanos, Antonio, escribe además los números de las cuentas de cara al cliente, e igualmente suma. Un espectáculo." ¡Eso sí que es un artista de la tiza!
Pero hay un tercer lector que, ay, tras la novillada nocturna del Día del Corpus, donde escuchó por la megafonía de la plaza el aviso sobre el cambio del orden de lidia por percance de Pablo Aguado, se acordó de la tiza más torera que había en Sevilla. Era la tiza de la pizarra con los avisos sobre las incidencias de la lidia, que un empleado de la plaza paseaba por el callejón para que la leyera el público, antes que pusieran discreta y camuflada megafonía. Avisos escritos de prisa y corriendo, especialmente temibles en los abrileños días de lluvia, con las cuadrillas esperando que el pisoplaza se pusiera medio practicable: "La corrida se aplaza 30 minutos". O pizarras con cambios de orden de lidia. ¿Dónde estará esa pizarra, tan clásica como el recuperado arenero del escobón en el arrastre de los toros? Si no la han tirado, yo la pondría en el Museo Taurino, porque es una pieza de museo realmente. ¿Cuántos chaparrones, cuántas incidencias ha aguantado ese cartelón, escrito con la tiza más torera que había en Sevilla? Y que no me digan que era tercermundista. En Madrid, que presume (sin serlo) de primera plaza del mundo (que es Sevilla), antes de la salida de cada toro se pone en el centro del ruedo un tío vestido como de acomodador de circo, con un cartelón con el número, peso y nombre del toro que se va a lidiar. Y nadie dice que eso sea, que lo es, tercermundista. Sobre todo por cómo va vestido el tío del cartelón de Las Ventas. Más que de "la primera plaza del mundo" parece del Circo Mundial de Miss Aurori.
SOBRE EL TEMA DE LA TIZA DE LAS TABERNAS: "LA TIZA QUE PERDIMOS"
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